En la voz de algunos de sus protagonistas, BBCL repasó detalles de un histórico hito de un grupo de chilenos, que se atrevieron e incluso, fueron separados por solo unos metros, de lograr una notable hazaña para el montañismo mundial.
El 29 de mayo marca un importante hito para el montañismo mundial, dado que, en aquella fecha, se celebra el primer ascenso de la historia a la cima Monte Everest, logrado por Edmund Hillary y Tenzing Norgay en 1953. Treinta años después, vale recordar que un grupo de chilenos estuvo a punto de escribir su nombre en la historia.
El collado Norte -ubicado entre Everest y el Changtse del Tíbet- fue el punto de partida para la expedición de montañistas chilenos, compuesta por Gastón Oyarzún, Claudio Lucero, Iván Vigouroux, Dagoberto Peña, Nelson Muñoz, Claudio Gálvez, Eduardo Parvex, Gino Casassa, Luis García, Juan Pardo, Nelson Rivera y el doctor Jorge Bassa.
Dos de sus protagonistas, Gastón Oyarzún y Claudio Lucero, conversaron con BBCL y abordaron sus memorias en lo que significó, hace 40 años, el primer intento chileno en el Everest, que terminó en una retirada del monte luego de que el propio Oyarzún sufriera un edema cerebral.
“Yo no lo considero un fracaso”
“Yo no lo considero un fracaso. Nos demoramos dos años en pagar lo que debíamos, estas expediciones cuestan dinero”, partió diciendo Lucero.
“Cuando uno fracasa en algo, debe preguntarse qué hizo mal”, agregó. Y es que eventos desafortunados, como el mal estado del clima o incluso, no fueron un impedimento para apagar el deseo de alcanzar lo más alto de Everest en los ‘desconocidos muchachos’.
“Me sirvió mucho leer cómo los ingleses organizaron su primera expedición al Everest. Ellos querían celebrar la coronación de la Reina Isabel y se organizaron para no fracasar. En ese sentido, creo que nosotros improvisamos mucho y en la montaña no se puede improvisar. El montañismo se estudia y se analiza“, declaró también Claudio Lucero.
La planificación y el esperado ascenso al Everest
El 18 de mayo de 1983, la expedición chilena llegó al punto más alto (8.350 metros) para alcanzar la cima del Everest. Tras instalar siete campamentos en la arista norte, Lucero, Peña, Oyarzún y Vigouroux, al fin tenían cerca un objetivo en común.
“Se formó un equipo de manera muy fría, éramos supuestamente los mejores y no nos conocíamos mucho. Ese fue uno de los varios errores que cometimos”, comentó al respecto Gastón Oyarzún.
En el monte, otra vez, el clima fue factor. La nieve se volvió polvo y por, sobre todo, un impedimento para seguir avanzando.
“Varias personas estaban enfermas, con menos energía. Nuestro equipo se fue achicando hasta llegar casi a la mitad del grupo. De todas maneras, teníamos mucho compromiso y seguimos adelante, a pesar de que habían otras personas en malas condiciones”, confesó Gastón Oyarzún.
En un instante clave, la cordada de chilenos debió retroceder en su avance. Un edema cerebral, es decir, acumulación de líquidos en el cerebro, provocado por deficiencia de oxígeno, amenazó con quitarle la vida a Gastón Oyarzún, que había permanecido en el alto campamento sin respirar correctamente.
“No quisimos llevar sherpas de apoyo, quizás por una cierta arrogancia e ignorancia nuestra. Tampoco llevamos oxígeno para escalar, solamente para ahorrar energía. Fueron errores técnicos muy importantes”, comentó al respecto el propio montañista.
Sofocados por el clima y el mal estado de salud de Oyarzún, mezclados entre los constantes llamados del campamento de base, el grupo chileno decidió hacer frente a una clave decisión: emprender marcha atrás, aun cuando solamente unos metros los separaban de lograr la gran hazaña del Everest.
El ‘pago de Chile’ y un ‘rescate’ a la cultura del montañismo
Como parte del diálogo que sostuvo con la presente redacción, entre otras cosas, Claudio Lucero aprovechó para recordar el nulo reconocimiento del hito que firmó la primera expedición nacional al Everest en 1983, por parte de las autoridades en Chile.
“Yo no le debo nada al país, al contrario, quedé endeudado. Lo más triste es que después que fuimos los primeros chilenos y latinoamericanos en intentar ascender al Everest, ni siquiera nos recibió el presidente de la República”, reveló el hombre de 90 años.
“Nosotros como grupo no esperábamos nada, porque ya la vida enseña que no esperes algo de nada ni de nadie”, añadió.
Sin embargo, en un intento por preservar la historia y cultura montañista de Chile, el documentalista Philippe Boisier realizó un largometraje titulado ‘Everest 1953-1983, La Montaña Imaginaria’.
En palabras de Boisier, el filme, que fue llevado a la luz con imágenes rescatadas desde la antigua cámara super-8 de Gastón Oyarzún, nace desde “tratar de rescatar y poner en valor una cultura de montaña que existía en Chile y que, a la vez, se conoce muy poco“.
“Para muchos, el montañismo apareció en 1992 con Rodrigo Jordán (líder de la primera expedición sudamericana en llegar a la cumbre del Everest), pero para entender su importancia, hay que saber todo lo que pasó desde el siglo 19 en adelante”, apuntó.
Por otra parte, y ya para analizar el panorama del montañismo local en la actualidad, tanto Claudio Lucero y Gastón Oyarzún coincidieron en que el libre acceso a las montañas en Chile -cuya privatización es una conocida realidad- puede ser clave para mantener a flote la mencionada disciplina en territorio nacional.
Finalmente, lo escrito por Gastón Oyarzún en su libro ‘De los Andes al Himalaya’, parece resumir, en inspiradoras líneas, la travesía chilena al Everest en 1983, aún latente en la memoria de sus protagonistas.
“Lo intentamos todo y fracasamos, pero estamos contentos de seguir viviendo. Mientras tanto, hacia el futuro, continúa el misterio de la cumbre inconclusa, y con él, un anhelo constante de alcanzarla”. (p. 132)
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