Brayden Lowry, Kendell Cummings, August Harrison y Orrin Jackson son compañeros de la Northwest College de Wyoming, Estados Unidos, y también comparten la pasión por la lucha grecorromana.
Sin embargo, a ninguno de los cuatro se les pasó por la cabeza que tendrían que, literalmente, pelear a vida o muerte contra un oso.
De acuerdo a Marca, los cuatro compañeros estaban en una excursión en el bosque nacional Shoshone cuando, de un momento a otro, un úrsido se abalanzó sobre Lowry.
Cummings, al ver lo anterior, no lo dudó y empezó a ayudar a su amigo gritándole y golpeando al oso para que lo soltara.
“No quería perder a mi amigo. Había un gran oso sobre él. Podía haber huido y posiblemente haber perdido a un amigo, o haberlo liberado y salvado”, comentó el segundo atleta.
“Me tiró al suelo y luego me empujó con la cabeza en el piso y contra los árboles. Allí me atacó. Inmediatamente, le puse las manos en la boca para que no pudiera ir a por mi cuello”, agregó Cummings.
Según el relato de los estudiantes y luchadores, pensaron que el oso se marchaba del lugar luego de dejarlos a maltraer, pero regresó al escuchar sus gritos de auxilio.
“Escuché al oso gruñendo detrás de mí y lo escuché caminar. Luego lo volví a ver y vino y me atacó de nuevo”, detalló Cummings.
Fue con la llegada del resto de sus compañeros que el úrsido se marchó definitivamente. Los dos jóvenes luchadores fueron asistidos por el resto de excursionistas y, finalmente, fueron retirados del bosque en un helicóptero ambulancia.
Con un sinfín de lesiones, pero con vida, tanto Brayden Lowry como Kendell Cummings debieron ser operados con un resultado de 60 grapas en la cabeza, seis tornillos y tres huesos rotos. Al menos, vivieron para contarlo.