Yaroslava Mahuchikh, de solo 20 años, logró con un salto de 2,02 metros una emotiva victoria en la final de Altura de los Mundiales Indoor que regaló al equipo de Ucrania el consuelo de escuchar el himno nacional en el Stark Arena de Belgrado, en plena conflicto armado contra Rusia.
Su vuelta de honor, enarbolando la bandera nacional azul y amarilla, fue seguida con emoción por la delegación ucraniana desde la grada.
Mahuchikh, originaria de Dnipro, cargaba con la responsabilidad de liderar al pequeño equipo ucraniano, formado por seis mujeres (los hombres están en la guerra), en busca de la medalla de oro, y tenía credenciales bastantes para lograrlo: bronce olímpico, plata mundial y oro europeo en sala, pero había rivales dispuestas a impedírselo.
No lo tuvo fácil, porque la australiana Eleanor Patterson, que encabezaba el ranking mundial del año con una marca de 1,99, estuvo por delante cuando saltó los 2 metros justos. La ucraniana tuvo que agotar sus tres intentos para conseguirlo. Luego superó los 2,02 a la primera, dejando sentenciada la contienda. La australiana no pudo con esa altura.
La kazaja Nadezhda Dubovitskaya se alzó con la medalla de bronce con un salto de 1,98, por delante de la montenegrina Marija Vukovic (1,95) y de la segunda ucraniana, Iryna Gerashchenko (1,92).
Vale recalcar que Yaroslava Mahuchikh fue una de las primeras deportistas que huyeron de Ucrania cuando comenzó el asalto.
“Era el 24 de febrero, a las cuatro de la madrugada, cuando me desperté en mi apartamento de la ciudad de Dnipro por las explosiones, la artillería y disparos. Incluso antes de llamar a mis padres, entendí que eso era una guerra”, relató la ucraniana ya desde Belgrado.