Roberto 'Mano de piedra' Durán, la leyenda panameña del boxeo, fue humillado por Sugar Ray Leonard en la pelea del siglo. Una que, hasta hoy, sigue impresionando.
El pasado 25 de noviembre, se cumplieron 41 años de una de las peleas más recordadas en la historia del boxeo: la revancha entre el estadounidense Sugar Ray Leonard y el panameño Roberto ‘Mano de piedra’ Durán.
Ambos se habían enfrentado antes en junio de ese 1980, en un combate que marcó un antes y un después en la carrera de ambos.
El norteamericano, invicto hasta entonces y campeón mundial de peso wélter, dejó de lado su tradicional combate con amagues y bailes en el ring para buscar ataques más directos. Sacrificar su circense energía fue un grueso error.
Al frente tenía a un golpeador innato. Durán llegó a Montreal con solo una derrota en su registro y hambre de título. Cuando ‘Mano de Piedra’ vio que Leonard lo buscaba en el cara a cara, no dudó en conectar golpe tras golpe e imponerse por los puntos.
El panameño hacía historia. Se quedaba con el título mundial y era la nueva estrella del mundo del boxeo. El propio centroamericano reconoció que, tras su victoria, se lanzó a la vida. Las discotecas, las invitaciones por buena comida y las fiestas eran cosa de cada día.
Una mañana, mientras se recuperaba de una resaca, Durán recibió el llamado más inesperado. Era su representante, quien le contó que en 45 días volvería a pelear contra Sugar Ray.
“Estaba pesando 190 libras (casi 15 kilos más que un peso wélter). Le dije que estaba loco, no podía rebajar nada, pero me dijo que no, que firmó la pelea para un mes y medio y me dijeron que no me preocupara porque tenían los médicos para que bajara de peso”, comentó ‘Mano de Piedra’ hace unos años, a ESPN.
El combate
El 25 de noviembre de 1980, Roberto Durán y Sugar Ray Leonard se dieron cita en New Orleans. El Superdomo era la sede de la pelea más esperada de la década, esa donde dos de los “Cuatro Fantásticos” (los otros eran Thomas Hearns y Marvin Hagler) prometían revancha.
Sin embargo, rápidamente la lucha se cargó para un lado. El estadounidense aprendió bien de sus errores en el primer combate y, esta vez, retomó su estilo circense y veloz para conectar jabs y ganchos en el rostro del panameño.
‘Mano de piedra’, por su parte, parecía perdido. Descolocado, todos su golpes daban con el aire. Fuesen cara a cara, directos o jabs, cada puñetazo del centroamericano no encontraba más que el vacío y su desesperación fue en aumento.
Sugar Ray golpeaba, dominaba, bailaba, se burlaba y golpeaba una vez más. El retador bajaba sus brazos y le ofrecía el mentón a Durán, pero no había caso: ningún manotazo conectaba el rostro de Leonard.
En el octavo asalto, el estadounidense hizo girar su brazo derecho tal remolino, como si se tratara de una caricatura, y conectó con el puño izquierdo la cara de Durán. Fue un simple toque, pero dolió más que todos los puñetazos de la noche: era la burla más recordada en la historia del boxeo.
El mundo, por un segundo, se detuvo para el panameño. Trascartón, dio media vuelta y levantó su enguantado puño derecho agitándolo de izquierda derecha, en un inequívoco gesto de negación.
El árbitro no entendió y le ordenó volver a pelear, pero dos palabras en español de ‘Mano de piedra’ pusieron fin a la pelea y su estrellato: “No más”.
La caída
Aquella noche, Roberto Durán no solo perdió por segunda vez en su carrera y el título de campeón: Sugar Ray Leonard le despojó su orgullo con ese nocaut técnico.
‘Mano de piedra’ perdió sus auspiciadores, su figura se fue hasta el piso y su círculo lo dejó solo. Pasaron por lo menos tres años para que el centroamericano recuperara algo de prestigio.
El panameño reveló, años después, que su mala noche en New Orleans se debió a la rápida pérdida de peso a la que se sometió para el combate de revancha ante Sugar Ray y que, en realidad, nunca dijo “no más”.
“Fue una confusión del locutor. Yo dije ‘no sigo, no sigo, no sigo’. No podía ni caminar por los calambres estomacales”, rememoró Durán a Mundo Deportivo.
En 1989, la trilogía de Durán y Leonard tuvo su capítulo final. Se enfrentaron en Las Vegas, esta vez en el peso medio, pero la estrella panameña no era la misma: fue triunfo para el estadounidense.