Cristián Bustos Mancilla es sinónimo de deporte. Y es que el nombre del retirado triatleta evoca a los 90′, cuando el ciclismo y el atletismo pegaban con fuerza en la pauta nacional y él acaparaba los medios.
Segundo en el Mundial de Ironman 1992, ganador de certámenes en Chile, Alemania, Brasil y Canadá, el oriundo de Santiago se ganó un merecido espacio que lo ubica entre los mejores deportistas de la historia de nuestro país.
Pero, y tal como comentó Bustos en diálogo con BioBioChile, los años pasan. Y si a eso se la agrega el contexto de estallido social y una pandemia, las cosas pueden complicarse para alguien de 55 años pese a una vida llena de actividad física.
En julio de este año, un infarto al corazón tuvo al ex triatleta internado varios días en una clínica capitalina y derivó en una intervención para despejarle tres arterias.
¿Qué recuerdas de ese momento, Cristián?
Había empezado con unas molestias en el pecho hace algunos días, que se notaba mucho cuando entrenaba o hacía deporte en mi casa. Primero las sentía después de una hora pero, con los días, fue apareciendo más rápido. Hubo un momento en que no aguanté más y partimos a la clínica. Ahí la doctora en urgencias me dijo que yo venía con un infarto.
¿Cuál fue tu primera reacción?
Yo me reí y dije “¿cómo voy a venir infartado?’ Entreno, me alimento bien, no abuso de nada. Debo tener un problema en el estómago”. La doctora me respondió “si tienes algo en el estómago no te vas a morir, pero si es el corazón puedes fallecer”, así que empecé con exámenes y, a las 4 horas, me dicen que tengo un infarto que puede agravarse y me tienen que operar en un par de horas. Tenía tres arterias obstruidas pero, por suerte, el corazón no sufrió mayores daños. Aún estoy en reposo, pero volví a hacer deporte suave”.
¿Te dejó alguna lección?
Fue un golpe muy duro y que jamás me esperé. Con toda la vida que yo tengo, nunca imaginé tener este tipo de problemas. Al menos la saqué barata. Aprendí que nadie es indestructible, todos podemos tener lesiones pese a ser muy sanos así que siempre hay que cuidarse y, ojalá, hacerse los exámenes médicos.
Decíamos en “marzo se arreglará todo”
Pero antes de pasar por el quirófano, los planes de Bustos habían sido golpeados por la pandemia de la COVID-19. Para una persona en constante movimiento, estar encerrado en su casa fue un cambio brutal.
¿Qué tanto te pegó el tema de la pandemia?
Como a todo el mundo nos sorprendió mucho lo rápido que llegó a Chile. En enero lo veíamos tan lejano cuando partió en China y dos meses después se estaba propagando por nuestro país. Fue increíble, no imaginábamos que viviríamos una pandemia. Nos cayó como un balde de agua fría.
¿En qué los afectó más?
A nosotros no nos pegó tanto en cuanto a trabajo, el estallido social ya había hecho lo suyo obligando a cancelar eventos, carreras. Nosotros decíamos ‘en marzo se va arreglar todo’, pero llegó esto…
Y tú y el Team Bustos, ¿en qué estaban específicamente?
Nos estábamos preparando para eventos internacionales en Brasil, Argentina, en especial los Ironman 70,3 que son fuera de temporada. Algunas carreras en Estados Unidos había también, teníamos muchos eventos y los corredores pensaban ir a varios países para seguir corriendo.
¿Cómo fue, para una persona en constante movimiento, pasar a estar encerrado?
Lo peor es que están cerrados los clubes para poder nadar, eso se ha vuelto lo más complejo de entrenar en estos tiempos. Casi todos los atletas tienen rodillos para entrenar en casa, ocupan harta tecnología para recorrer virtualmente algunos circuitos. El trote puede hacerse en cualquier momento y hora. Por suerte algunas comunas ya están en fase 4 o 3, estamos retomando de a poco, avanzando. Ojalá no tengamos una vuelta atrás en cuanto a casos.
El salto a lo virtual
Pero la pandemia también ha provocado varios cambios en el deporte. Estadios vacíos, eventos cancelados y disciplinas virtuales han sido la tónica en los últimos meses, algo a lo que Bustos y su Team de triatletas se han debido adaptar.
¿Cómo has vivido la explosión de los deportes virtuales?
Yo soy de la vieja escuela, cuando partí no había nada de lo que hay ahora. Pero uno tiene que ir cambiando, adaptándose a los nuevos tiempos. Así que me parece fantástico, más aún con todo lo que se está viviendo por la pandemia. Nos permite mantener súper activos y con objetivos muy claros. Eso ayuda mucho también a mantener la motivación, porque en estos meses no han sido pocos los deportistas que la han perdido.
¿Pero tú prefieres más la “vieja escuela”?
Los cambios van de la mano, hay que aceptarlos. Por ejemplo la nutrición, o la tecnología aerodinámica, o lo que aporta la ciencia. Uno tiene que ir adaptándose a los cambios, en el fondo nos hace mucho más eficientes. Yo recuerdo que entrenaba muchas horas y no era tan eficientes, a lo mejor con tecnología más avanzada no habría ocupado tanto tiempo y habría rendido igual o mejor.
¿Y qué te llevó a ser triatleta?
Siempre me gustó y creo que me quedé pegado por lo entretenido que es este deporte. Y espero poder seguir haciéndolo hasta que ya no pueda, soy un apasionado del deporte, es parte de mi vida.
Y cuando comenzaste, ¿imaginaste que tendrías el éxito que cosechaste?
Cuando uno parte lo hace súper ingenuo, con muchas ganas, deseos de lograr cosas importantes. Sinceramente jamás imaginé lograr los resultados que tuve. Hoy miro hacia atrás y digo ‘cómo miercale llegué a esos resultados, a esos niveles’. Son resultados inalcanzables, han pasado 28 años de aquel Ironman de 1992 y ningún chileno ni latino ha logrado lo que yo alcancé.
Nunca rendirse
Pero a Cristián también le tocó difícil durante su carrera. Un accidente en Argentina en 1994, cuando fue atropellado por un vehículo de prensa en un competencia, lo tuvo a punto de perder la movilidad de sus extremidades superiores. Algo que, obviamente, él no aceptaría tan fácilmente.
¿Es la medalla de plata de 1992 tu mayor recuerdo?
Yo creo que hay mejores momentos, como cuando me repuse del accidente de 1994 y los médicos decían que no volvería a ponerme de pie. También recuerdo cuando en 1993 me quedé con el Ironman de Europa. Tengo muy mala memoria, pero esos instantes quedaron en mi cabeza por siempre, son momentos únicos y muy especiales.
¿Qué es lo que más recuerdas del accidente en Argentina?
Es por lejos el momento más doloroso de mi carrera. Estaba en la cúspide del atletismo mundial, era favorito a cualquier lugar donde iba y, de un día para otro, no sabes si podrás volver a moverte, mucho menos competir en triatlón. Diría que es uno de los peores momentos de mi vida.
¿Qué hizo que no te rindieras?
Fue súper importante el apoyo de mi familia y de muchos chilenos que me decían ‘Cristián tenemos confianza en ti, gracias por lo que has hecho’. Yo desde el primer minuto, ahí en la camilla, sabía que tenía que volver. Sentí un cariño incondicional de la gente y eso me encantó.
¿Crees que habrá otro Cristián Bustos en el deporte nacional?
Yo lo veo muy difícil, pero ojalá me equivoque. Ojalá tengamos varios Cristián Bustos en nivel mundial, sería súper bueno para el deporte. Pero llegar a correr al nivel en que yo lo hice no veo a nadie en un tiempo cercano.