¿Qué lleva a que una una psicóloga de profesión cambie todo por sumergirse en aguas que bordean el congelamiento? y ¿Qué motiva a una persona a nadar bajo la incesante nieve, la lluvia intensa y escombros de hielo flotando a su al rededor?.
De seguro estas preguntas en más de una ocasión se las hicieron a Bárbara Hernández, la nadadora chilena que desafía las bajas temperaturas y se adentra en las aguas de los parajes más fríos del mundo.
La “Sirena del Hielo”, como la conocen dentro del deporte de alto rendimiento, es la única representante nacional de esta disciplina y el cargo no le quedó grande. Es más, hace cinco días brilló en Bielorrusia y se colgó cinco medallas en la tercera fecha del circuito mundial de nado en aguas gélidas que se celebró en ese país. Hernández conversó con BioBioChile sobre sus inicios, su presente, lo que se le viene a futuro y algunas cosas que todavía faltan.
“Fue una etapa muy difícil, muy competitiva porque cada año participan más y más nadadores”, comentó la chilena.
Pero ¿en qué consiste la natación en aguas gélidas? En palabras de ella misma, en nadar en espacios abiertos como lagos, ríos o mar, en temperaturas muy extremas que parten desde los -5°C.
Si, extremo por donde se le vea. Pese a esto, Hernández no se ha asustado ni angustiado y ha logrado entre otras cosas, posicionar a Chile en lo alto del deporte mundial, luego de convertirse en campeona planetaria de la especialidad.
Los inicios de la ‘Sirena’
“Empecé en natación clásica desde muy chiquitita, como a los 6 o 7 años, después de eso nunca dejé de nadar. Luego vino el tema de las aguas abiertas. Dentro de estas pude ser seleccionada nacional y competir por Chile”, partió recordando.
Agregando que “un día me llegó una invitación para nadar en Argentina, en el glaciar Perito Moreno. Allí tuve la oportunidad de conocer a muchos deportistas de esta especialidad y de darme cuenta lo entretenido que era este mundo”.
Tras esto, los contactos quedaron hechos y un día por fin llegó el llamado para representar a nuestro país en algo grande: el Mundial de Rusia, su primer mundial.
“En algún minuto se veía como algo súper lejano poder llegar a competir por Chile e impensado llegar a ser campeona del mundo en el primer torneo en el que participaba pero así fue”, añadió la deportista.
Y ojo que esto fue solo la antesala de lo que estaría por venir. Y es que en cada torneo en el que se presentó, su nombre era candidato seguro al podio. Prueba de ello es que solo en el año 2017 sumó más de 30 medallas, entre oros, platas y bronces, las que se las adjudicó en cada cita en la que dijo presente.
“Fue un tremendo año. Estoy muy contenta de haber podido competir en tres etapas de la Copa del Mundo. De esta regresé con 24 medallas pero lo que me dejó más contenta es que quedé posicionada en el segundo lugar del ranking mundial”, señaló.
Comienzo soñado y dorado
El 2018 comenzó con el pie derecho para la oriunda de Recoleta, puesto que en su primer día de competencias en Minsk se impuso ante sus rivales colgándose dos oros en los 200 y 450 metros libres.
Al día siguiente en tanto, la nacional volvió a demostrar su talento y sumó a su currículum dos preseas de plata en 100 metros pecho y 50s metro mariposa, además de un bronce en los 100 metros libres.
Tras esto, la mente de la nadadora ya se enfoca en lo que se le viene para el resto del año: una etapa en Suiza y el Mundial de Nado en Aguas Gélidas que se celebrará en Eslovenia. En este último el objetivo es claro: revalidar el título que poseen en los 200 y 450 metros libres.
Si bien en la cita mundial no podrá competir en los 450m puesto que desde la organización decidieron sacar la prueba por los riesgos que conlleva, Hernández ya sabe lo que quiere e irá por ello.
“Nos comenzaremos a preparar para la prueba de 200 metros para ver si por ahí nos podemos meter y revalidar el título dos años más”.
Luego de eso, la santiaguina enfocará todas sus fuerzas en la fecha que se disputará en el Estrecho de Gibraltar en agosto de año. ¿La meta? Concluir los 22 kilómetros de nado en aguas abiertas y dejar sellado su nombre como el de la primera mujer chilena que nadó sin un traje de neoprén en aguas que bordean los 17°C.
“Después del mundial comienzo de lleno con eso. Lo más probable es que tenga que entrenar doble, conjugando el trabajo con el nado como lo he hecho hasta ahora y ordenarnos los mejor posible”, enfatizó.
Complementando con que “el objetivo siempre es representar a Chile de la mejor manera. Nunca prometo medallas, pero siempre nado a concho, con toda la concentración y entrega que se debe tener. Es un orgullo poder competir por el mundo por nuestro país y que otros deportistas te reconozcan y apoyen”.
Pendientes:
Bárbara no ha estado exenta de la bestia negra que aqueja a cada deportista chileno: el financiamiento. No obstante y para su felicidad, un importante empresario del país confió en su carrera y decidió prestarle todo su apoyo, el que por cierto se ha visto correspondido con cada logro obtenido por la nadadora.
“Agradezco la suerte de que Andróniko Luksic haya decidido apoyarme de forma anónima desde el año 2016 y que gracias a eso haya podido competir. Pese a esto, espero no tener que volver a sentir la angustia de saber que puedo, que es posible cumplir todos esos desafíos pero no tener los medios económicos para hacerlo. Es la peor sensación de la vida”, concluyó.
Es de esperar que Hernández pueda continuar triunfando en cada competencia en la que se presente y que nuestro país siga dando de qué en lugares inhóspitos.