El luchador de 13 años comienza su jornada a las 8 de la mañana. Un rápido desayuno antes de unirse a una decena de jóvenes que se enfrentarán cuerpo a cuerpo en un gimnasio de Chengdu, en el sudoeste de China.
Abieamu, procedente de la meseta tibetana, fue ‘adoptado’ por el Enbo Fight Club, como muchos otros niños pobres llegados de esta zona para practicar las Artes Marciales Mixtas (MMA), un deporte de combate prohibido en varios países, como por ejemplo Francia.
A fuerza de puñetazos y patadas, los jóvenes adolescentes con el torso al descubierto se golpean hasta que uno de los dos contendientes se va al suelo.
Muchos de ellos son huérfanos originarios de minorías étnicas. Llegaron al club a través de la oficina local de asuntos sociales.
Las actividades de la entidad están aprobadas de manera global por las autoridades, a pesar de que la policía local acaba de abrir una investigación tras la difusión de un vídeo que ha alcanzado gran notoriedad en China.
En la grabación dos chicos de 14 años se enfrentan en un octógono, el ring que se utiliza en las competiciones de MMA, rodeados por una multitud exaltada.
Dinero de bolsillo
Uno de ellos hace caer a su adversario y comienza a golpearlo en la cabeza, mientras el segundo intenta cubrirse en el suelo.
Modelos en bikini animan los combates mientras que un animador grita a los aficionados que los luchadores “pelean por su vida”.
“¡Estos chicos son más fuertes que los suyos! Su historia es más conmovedora que la de sus hijos”, grita.
Las imágenes han provocado un profundo debate en la red social Weibo, el ‘Twitter chino’.
“Incitar a los menores a participar en espectáculos comerciales violentos, además sin pagarles, es ilegal”, denuncia Chen Ming, un internauta.
Otros subrayan que sin la ayuda del club los niños estarían en las calles, expuestos a las mafias.
El propietario del club asegura que los chicos reciben alojamiento, comida y ropa. Además ganan dinero de bolsillo si se imponen en los combates.
“Hay un equipo que se ocupa de su salud y de su seguridad, además de profesores que aseguran su escolaridad”, añade este tibetano, antiguo militar que ha pasado los últimos 18 años organizando combates de MMA entre aficionados.
‘Sin miedo’
Su ‘Enbo Fight Club’ cuenta con alrededor de 200 miembros y los niños solo forman una pequeña parte. La mayoría ha regresado a sus regiones, donde continúan su formación deportiva, asegura a la AFP un entrenador del club en respuesta al revuelo levantado por el vídeo.
Las autoridades de Chengdu no estaban disponibles para hacer una valoración sobre el debate social abierto.
Los gritos de los espectadores, las luces de neón y las modelos en bikini no molestan a Jihushuojie, un niño de 12 años que se unió al club hace un año y medio.
“No tengo miedo de que me lesionen”, asegura a la AFP. “Antes de los combates estoy relajado y lleno de energía”, añade.
China cuenta con cerca de medio millón de huérfanos, según cifras de 2015. Menos de una quinta parte de ellos son criados por el Estado y el 5% es adoptado. La suerte de los otros se desconoce.