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La Unión Soviética se ausentó en el Estadio Nacional en 1973 en protesta por el Golpe de Estado en Chile, permitiendo que 'La Roja' se clasificara al Mundial de Alemania 1974 sin jugar un partido, conocido como el 'partido fantasma'. Las autoridades soviéticas no se presentaron en la revancha debido a la dictadura de Pinochet y el Estadio Nacional como centro de tortura, lo que llevó a un encuentro surrealista de Chile enfrentándose solo, ganando 2-0 y clasificando. A pesar de la polémica, Chile no tuvo un buen desempeño en el mundial, destacando la expulsión de Caszely.

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Días después del Golpe de Estado que vivió Chile en 1973, la Unión Soviética no se presentó en el Estadio Nacional para disputar el repechaje para el Mundial de Alemania 1974, en protesta contra la dictadura de Augusto Pinochet, y ‘La Roja’ ganó un encuentro sin rival, lo que le permitió sellar su clasificación a la cita planetaria.

Uno de los episodios más bochornosos del fútbol internacional y que se le conoce como el ‘partido fantasma’, donde las consecuencias del régimen militar impidieron que se llevara a cabo un espectáculo de la deportividad y la FIFA no hizo nada para impedirlo.

La odisea de la Selección Chilena en Moscú

De cara al Mundial de Alemania de 1974, Sudamérica sólo contaba con tres cupos y media para la cita planetaria. Es decir, tres selecciones accedían de manera directa y una debía disputar un repechaje frente a un combinado europeo. Luego de que Brasil, Argentina y Uruguay consiguieran sus boletos para el certamen internacional, Chile debía jugarse su clasificación contra la Unión Soviética.

Con Francisco ‘Chamaco’ Valdés, Elías Figueroa y Carlos Caszely como grandes figuras, el ‘Equipo de Todos’ tenía la opción de volver a decir presente en una Copa del Mundo tras una impecable fase final en las Eliminatorias Sudamericanas, la que se disputó en abril y mayo de 1973. Sin embargo, para la repesca ante la URSS -programada para septiembre y noviembre del mismo año- todo había cambiado en el país y no en lo futbolístico.

El 11 de septiembre de 1973, las fuerzas armadas atentaron contra La Moneda y contra el gobierno de Salvador Allende, dando muerte al expresidente chileno e instaurando el régimen militar comandado por Augusto Pinochet. El fútbol no había pasado a segundo plano, sino que a tercer plano, y con el repechaje en juego, los futbolistas nacionales vivían una doble incertidumbre; qué iba a pasar con el país y qué iba a suceder con la selección.

Salvador Allende y Carlos Caszely
Foto | Historia Política BCN

La ida frente a la Unión Soviética se programó para el 26 de septiembre en Moscú. Un encuentro que fue toda una odisea para el combinado chileno, quienes no sólo contaban con jugadores con familiares detenidos o desaparecidos, sino que también debió salir del país en condiciones bastante precarias y en el primer avión comercial que salió de Chile luego del Golpe de Estado.

Con amenazas de por medio e instrucciones de los militares que abogaban por la censura, los futbolistas arribaron a tierras rusas para disputar un partido que no iba a ser televisado por orden de las autoridades soviéticas y ante una poderosa selección que, en 1972, había sido la subcampeona de la Eurocopa. ¿El resultado? Un 0-0 que ya daba cuenta de la desolación de la URSS de cara al compromiso de vuelta.

“Nos dijeron que no hablásemos de la situación del país y que nos centrásemos en nuestra misión; jugar al fútbol”, reveló, años después, uno de los jugadores chilenos que viajó a Moscú, Leonardo ‘Pollo’ Véliz.

11 vs. nadie

La decisión de las autoridades soviéticas de no televisar ni transmitir el partido de ida tenía una razón y se pudo dilucidar dos días antes del encuentro de vuelta en el Estadio Nacional, pactada para el 21 de noviembre de 1973. El equipo de la URSS avisó a sus rivales y a la FIFA que no se iba a presentar en forma de protesta. ¿El motivo? Su aversión a la dictadura de Pinochet y por respeto a las personas asesinadas en el recinto de Ñuñoa, que era utilizado como centro de tortura.

“Por consideraciones morales, los deportistas soviéticos no pueden, en este momento, jugar en el Estadio Nacional de Santiago, salpicado con la sangre de los patriotas chilenos”, fue parte del comunicado que dio a conocer la Federación de Fútbol de la URSS previo al compromiso de vuelta.

Estadio Nacional como centro de tortura en 1973
Foto | Archivo Copesa

Pese al reclamo de la selección europea, el secretario general de la FIFA, Helmut Käser, en compañía del dirigente sudamericano, Abilio D’Almeida, actuaron como comitiva del partido y deciden que el encuentro se puede jugar sin problemas, aunque sean once vs. nadie. Y así fue.

Aunque no había rival, la previa del cotejo no fue fácil para algunos de los seleccionados nacionales, quienes se sentía identificados y estaban vinculados al gobierno de Allende, ni tampoco para los hinchas, ya que no sólo asistieron apenas 12.000 espectadores en un estadio que tenía una capacidad cercana a los 80.000, sino que muchos de los aficionados no lo eran realmente y sólo habían pagado su entrada para intentar rescatar pistas de dónde estaban sus familiares.

A la hora pactada, ‘La Roja’ saltó sola a la cancha del Nacional. Sin rival, sin ánimos y sin esperanza. A los segundos de que el árbitro Rafael Hormazábal pitara el inicio del partido, el capitán chileno, ‘Chamaco’ Valdés, fue el encargado de anotar un gol en una guardameta vacía, donde sólo habían fotógrafos detrás de ella inmortalizando este surrealista momento.

El compromiso finaliza con una victoria oficial de Chile por 2-0, según los registros de la FIFA, por lo que los dirigidos por Luis Álamos clasificaban a Alemania 1974. Cabe consignar que, a modo de compensar al público nacional que presenció este ‘partido fantasma’, en la misma jornada el ‘Equipo de Todos’ se enfrentó al Santos de Brasil, cayendo goleado por 5-0. “Fue el teatro de lo absurdo”, expresó Caszely tiempo después.

Las repercusiones del ‘partido fantasma’

Sin rival y hasta con árbitro chileno, la Selección Chilena logró sus boletos para Alemania y así, pudo decir presente en la Copa del Mundo de 1974. Una participación que no fue especialmente destacada, salvo por el récord conseguido por Caszely; ser el primer futbolista expulsado en un Mundial.

‘La Roja’ no tuvo buena suerte y compartió grupo con Alemania Democrática, Alemania Federal y Australia, finalizando su periplo con dos puntos, luego de dos empates y una derrota. El único gol del equipo nacional en la cita planetaria fue obra de Sergio Ahumada, quien militaba en Unión Española en ese entonces.

Formación de Chile en el Mundial de Alemania 1974
Foto | La Roja
Alemania Federal vs. Chile (1974)
Foto | La Roja

A pesar de la eliminación y la bochornosa manera de clasificar al certamen mundialista, Caszely tenía esperanzas que el nivel futbolístico de Chile estuviera creciendo. “La historia del fútbol se escribe partido a partido. Renglón a renglón. Ese fue parte de nuestro aporte a la gran historia que se está viviendo en el fútbol de Chile ahora”, reflexionó varios años más tarde.

No obstante, el vergonzoso espectáculo en el Estadio Nacional quedó para la historia. El combinado chileno partiendo sin rival desde el círculo central de la cancha en dirección a una portería vacía es una de las imágenes antideportivas más recordadas por los fanáticos del fútbol a nivel mundial. “Fue una charada. Una falsedad absoluta y que fue en contra de toda filosofía deportiva y la esencia del deporte. Nunca he entendido por qué la FIFA tomó esa determinación. Estábamos compungidos, había pesadumbre, angustia. Pero no podíamos hacer otra cosa que defender a nuestro país”, declaró ‘Pollo’ Véliz al Diario Marca en 2013.