Primero: soy periodista. Sin embargo, también hincha. Como profesional, no puedo criticar la decisión laboral de otra persona. Si quiere irse a trabajar a otro lugar, por favor, bienvenido sea, pero con Juan Antonio Pizzi siento algo diferente, hay algo que no puedo dejar pasar.
En el mundo laboral el dicho ‘pega es pega’ se da, pero en la esfera del deporte, específicamente en el fútbol, esa tan sencilla frase pesa, y bastante.
Tíldenme de idealista o poco profesional, pero en estas palabras apelaré a la emoción, a los sentimientos, al compromiso. Fuera esos tecnicismos, datos, porcentajes, cláusulas y rendimientos. Siento que Pizzi hizo mal, y digan lo que digan no sacaran esa idea de mi cabeza.
¿Por qué? porque siento que una persona se define por sus valores, por sus principios. A Pizzi siempre lo vi como un caballero, de discurso férreo dentro y fuera de la cancha. Quizás el traje a la moda me encandiló, pero era lindo ver a un entrenador de buena facha dirigiendo a La Roja.
Algunos me dijeron: “no creo que Pizzi sea antivalórico por firmar en Arabia Saudita”, pero ‘puta’ que se ve feo…
Mi intención no es retroceder y repasar todo el desempeño de ‘macanudo’ en la selección. Me remito a esa firma y ese apretón de manos, a más de 13 mil kilómetros de distancia, que me sorprendió al despertar.
Porque sí, me sorprendió y a la vez me dolió.
El exentrenador de La Roja cumplió con su contrato. Dirigió a Chile de manera honesta, no lo ‘cazaron’ negociando con otros equipos ni llegó borracho a los entrenamientos, pero si algo se, es que si te mandas un ‘condoro’ al final puedes embarrar todo lo bueno que hiciste durante años.
“¿Qué pretendes, qué Pizzi se quede llorando en su casa?”, me refutaron en la cara.
Por un momento me quedé en silencio y respondí ofuscado: “Si, que se quede llorando con los 17 millones de chilenos que no podrán ver a su selección en Rusia. Sería mucho mejor que ir con otro equipo al Mundial. Muere con tu tripulación, en tu propio barco”.
Pero al final de cuentas y pese a todas las ‘puteadas’, Juan Antonio Pizzi dirigirá a Arabia Saudita en la Copa del Mundo.
Como premio de consuelo, me quedo con el sentimiento de que alguien, aparte de mi, sabrá que al entrenador le faltó sentir la camiseta de Chile.