Bajito, callado, pero con mucha personalidad, el joven Harol Salgado empezó a forjar su camino en las canchas de tierra del Juventud Porteña de Talcahuano. Sin ni siquiera haber pasado por un proceso formativo, el atacante llamó la atención rápidamente en el Biobío. Algo especial tenía.
Así mismo lo recuerda él, quien a sus 24 años está al borde de concretar un sueño: volver jugar en Primera División, esta vez, con el recién ascendido Deportes Limache.
“Desde chico jugué en el barrio. Primero estuve en el (Juventud) Letelier y mis amistades de la Población Libertad me invitaron al (Juventud) Porteña y me vine. Jugué copas comunales, fuimos campeones y así nos fuimos haciendo conocidos. Pasé por seis meses de prueba en Unión Española, después fui a Naval, pero no se dio por problemas dirigenciales. Fue ahí que me conoció Patricio Almendra”, recuerda el futbolista en diálogo con BBCL.
Quien también se acordó de él fue el mencionado Patricio Almendra.
“Cuando lo vi en (estadio) El Morro, lo sentí como un muchacho con mucha humildad y hambre de lograr cosas. No pude llevarlo a Naval, jugamos amistosos y él, fue un hallazgo. Después me lo llevé a Vial y lo hicimos debutar. No había mucha confianza de los dirigentes, era desconocido, pero lo metimos en el Clásico y cambió el partido con su gol. Después, no paró”, dijo el exfutbolista e ícono de Deportes Concepción.
Del barrio al debut profesional: el principio del camino
El propio Harol insiste, al ser consultado por sus comienzos, que “no es común saltar del barrio al profesionalismo y eso, te da algo que no se pierde: la viveza y la humildad”.
“Eso fue lo que fui aprendiendo en el Vial, además de lo táctico. No tuve un proceso de formación, pero fui aprendiendo de los consejos de Arturo Sanhueza, por ejemplo, para ir trabajando”, dice al referirse a su llegada al ‘Inmortal’ desde Comunal Cabrero, club de la Tercera B (quinta división del fútbol chileno).
En el Clásico Penquista de la ciudad de Concepción (2020), el representado de FullSoccer puso el agónico 2-1 y a sus 19 años, ya daba que hablar en Segunda División. Pieza importante en el Vial campeón que dirigía aquel entonces Claudio Rojas, al año siguiente el delantero chorero fue fichado por Coquimbo Unido.
Con 21 años, se fue al norte para levantar otro título: el de Primera B, anotando cinco goles y además, compartiendo plantel junto a ilustres como Jean Beausejour, Esteban Paredes y Carlos Carmona.
“Fui a un Coquimbo lleno de figuras y tuve buenos referentes. Ellos (Beausejour, Paredes, Carmona) se acercaban a darte consejos. Los veía por la tele y recuerdo que cuando los vi en persona, por primera vez, fue una emoción muy grande. Claro, ya después pasan a ser tus compañeros y fue grato, porque son humildes y un ejemplo por su carrera. Yo creo que ahí tampoco perdí la humildad y me sirvió tener los pies en la tierra”, asegura.
Ese sentido, el entrevistado complementó: “Nunca me miraron en menos ni a mí ni a los juveniles. Eso me ayudó y me hizo concentrarme, además del apoyo de mis hijos y familia”.
En 2022, alternó algunos partidos en Primera División, registrando 262 minutos a su haber para luego volver, en calidad de préstamo, a Fernández Vial. Tras jugar con el Almirante, que descendió a fin de temporada, pasó a Santiago Morning.
“No fue mi año”, señala sobre su paso en 2023 por los ‘microbuseros’. Harol tenía sed de revancha y la encontró en Barnechea.
Harol Salgado: figura de Barnechea y otro boleto a Primera
“Siempre hubo comentarios de que yo soy muy flaco, pero mi contextura es así. Estuve con nutricionista y me hice exámenes, he trabajado mucho el tema. En Coquimbo trabajé en gimnasio, con tres entrenamientos al día. Siento que en eso maduré mucho y que avancé en mi proceso, ya que no hice inferiores. Me sirvió”, rememora.
Como muestra de ese proceso de madurez, en los ‘huaicocheros’ el atacante se destapó y vivió, hasta ahora, su mejor temporada en el profesionalismo con 26 partidos y 11 goles en la categoría de plata del balompié criollo.
“Me propuse metas: hacer goles y poner mi granito de arena”, comentó. Pese a su buen nivel, el elenco de Barnechea fue castigado por la ANFP, al no poder disputar tres duelos por la suspensión de su licencia de clubes. El mazazo fue muy duro: 1.500 UF y además, 45 puntos menos que lo condenaron, administrativamente, a descender a Segunda División.
Al momento de la sanción, Barnechea era tercero en el Ascenso. “Fue difícil, pero nos mantuvimos fuertes por nosotros y nuestras familias, nos apoyamos mutuamente y pese a todo, seguimos entrenando”, relató.
Sus números, otra vez, despertaron interés. San Marcos de Arica, Universidad de Concepción y Deportes Limache entraron en disputa por su carta, siendo el cuadro ‘tomatero’, que debutará en Primera División, el que se quedó con sus servicios.
¿Los detalles? Vínculo por un año y además, respaldado al ser su fichaje expreso pedido del estratega Víctor Rivero.
“Estar en Primera siempre es bueno. He estado en Tercera División, en Segunda y en Primera B, me tocó jugar poco con Coquimbo en Primera, pero ahora estoy ansioso por estar en Limache, también trabajando para eso. Todo lo que pasé, me ayudó bastante a valorar lo que voy logrando”, asegura Harol.
De un arduo recorrido a ser “embajador” de la Población Libertad
Desde su lectura, además, hay espacio para la reflexión. Tanto como él, hay ejemplos como los de Yonathan Andía (ex Chimbarongo) y Gonzalo Tapia (ex Rodelindo Román) que dieron el salto a Primera desde categorías aún más bajas.
En ese contexto, asegura que el trance de su carrera es poco común. “A jugadores como nosotros, quizá los condiciona la falta de oportunidad y también, la mentalidad. Siento que el futbolista chileno es muy bajo psicológicamente y creo yo, que eso es lo que pasa”.
Sostiene además Salgado, como exjugador de Segunda División, que al torneo “se le da poca importancia desde la ANFP, los clubes tienen muy poco apoyo y hacer la regla, de jugar solo sub 23, está mal”.
“Muchos jugadores quedan libres, que tienen familia y pierden su trabajo, no hay un respaldo y los clubes no tienen de donde financiarse. No me gustaría que lo hicieran, sobre todo por mis compañeros de trabajo”, dice Harol, dejando en claro que, para él, hay algo más de fondo.
“El hecho de que quieran recortar el fútbol formativo es un problema. Lo primero, en otros países, es invertir en la proyección y por eso les va como les va. En el barrio hay harto futbolista bueno, pero si no se enfocan en el fondo, cuesta mucho más llegar lejos”.
No todo es color de rosa y bien lo sabe el deportista de 24 años, a quien le tocó vivir la muerte de su hermano Kevin y su padre, Manuel Salgado, episodios que definió como lo más difícil que le ha tocado vivir. Sin embargo, su sueño sigue en pie y nostálgico, recuerda como todo comenzó.
“Fue un cambio radical. En el barrio yo solo llegaba a jugar. Acá en la población (Libertad) es medio complicado y por eso, decidí salir para vivir el desafío de irme y poder ser profesional. Fue una decisión acertada. Me considero también un embajador, más que nada, porque los niños me ven como un ejemplo y un referente. Cuando estoy de vacaciones, siempre vengo para acá”, concluye.