Cuando el brasileño Breno Borges arribó al Bayer Múnich de Alemania, con solo 19 años, se perfilaba como uno de los mejores defensas del mundo.
El futbolista formado en Sao Paulo ya tenía en su palmarés un título del Brasileirao, poco después ganaría una medalla de bronce olímpica y equipos como Real Madrid, AC Milan y Juventus se habían peleado por su fichaje.
Pero los sueños del zaguero se incendiaron cuando, sumido en la depresión, prendió fuego a su casa a intentó suicidarse. Borges pasó años en prisión y, cuando intentó rehacer su vida, las lesiones lapidaron su carrera.
Breno, el futuro del fútbol
Fuerza, habilidad con el balón, estatura velocidad. Las condiciones de Breno Borges lo llevaron a ser catalogado como una de las grandes promesas del fútbol brasileño.
De hecho, la revista World Soccer lo situó como el noveno mejor futbolista juvenil de 2007, superando a cracks como Ángel Di María, Toni Kroos o Karim Benzema.
A fines de ese año, Breno firmó con el Bayern Múnich por 12 millones de dólares. Le dijo “no” al Real Madrid, que cuando inició contactos con él puso en duda su edad.
“Si sospechan que he falsificado mi edad, ¿Por qué no van por otro jugador? Tengo 18 años”, se defendió el brasileño por entonces, poco antes de mudarse a Alemania.
En sus primeras semanas con el Bayern el defensa paulista estuvo a la sombra de Lucio, Martín Demichelis y Daniel Van Buyten, los pilares de la zaga bávara desde el inicio de la temporada.
Para mediados de 2008, tras sentar a Thiago Silva y ganar el bronce olímpico en Pekín 2008 con Brasil, Breno se ganó el puesto de titular en el gigante de Múnich y conquistó la Bundesliga y la Pokal.
Pero cuando el sudamericano parecía afianzarse en el Bayern, una grave lesión de ligamentos lo alejó de las canchas en 2010. En medio de su recuperación, Borges fue cedido al Nuremberg donde, otra vez por dolencias, sumó escasos minutos. Fue el puntapié a su locura.
Borges, el crack deprimido
Breno no era feliz en Alemania. Tras lesionarse de meniscos durante su préstamo en el Nuremberg fue diagnosticado con depresión y se refugió en el alcohol y los fármacos.
“No estaba jugando. Estaba todo el tiempo lesionado. No hablaba el idioma. No me sentía integrado en el país. Sentía que no valía para nada”, admitió el paulista años después, según recuerda Marca.
Los problemas personales calaron hondo en la cabeza de Borges, quien solo encontró consuelo en su esposa, hijos y agente. Pero la noche del 20 de septiembre de 2011, no hubo manera de detener su locura.
Breno llegó borracho a casa en el exclusivo barrio de Grünewald, destruyó muebles y se arrojó por la ventana del segundo piso con la intención de suicidarse. Pero cuatro metros de altura no fueron suficientes para dañarlo.
Entonces, le pidió a su esposa llevarse a los niños. Llamó a su agente para pedirle que los cuidara. Se encerró en el hogar y le prendió fuego. La llegada rápida de bomberos y la policía evitó que Borges acabara con su vida.
“Estaba poseído. Estaba fuera de sí. Tenía dentro a Satanás”, contó su pareja, Renata Borges.
Breno Borges, tras las rejas
Cuatro días después del incidente la Policía de Múnich detuvo al futbolista brasileño, acusándolo de provocar intencionalmente el incendio que destruyó la casa que arrendaba, provocando daños superiores a 1,5 millones de euros.
La Justicia alemana no tuvo piedad con el jugador sudamericano y, en 2012, lo condenó a tres años y nueve meses de prisión y a ser deportado a su país cuando cumpliera la condena.
“No sé lo que hice. Había bebido mucho. No sé lo que pasó. No recuerdo casi nada”, relató el defensa durante el juicio.
“Lo único que sé es que estaba muy triste porque me acababan de decir que me tenía que operar por tercera vez en poco tiempo de la rodilla”, relató también, según detalla ABC.
13 meses después de ingresar a la cárcel, el Bayern Múnich le ofreció a su jugador entrenar a la Sub 23 para modificar su condena a arresto nocturno: trabajaba cinco horas junto al equipo bávaro y volvía a prisión por las noches.
“Breno es un miembro de la gran familia del Bayern que una vez tuvo problemas. Ahora hay un rayo de esperanza y queremos darle la oportunidad”, dijo entonces Uli Hoeness, presidente del club bávaro.
El crack devastado por las lesiones
Otro club que le reabrió las puertas a Breno fue el Sao Paulo, que le ofreció un contrato cuando cumplió su condena en Alemania.
Ya en 2015, con 25 años y a casi cuatro de su último partido con el Bayern, Borges recaló en el ‘Tricolor’ paulista. Pasaron apenas unas semanas cuando, nuevamente, se destrozó la rodilla.
Otro extenso tiempo de recuperación. Otro préstamo -ahora al Vasco da Gama- para intentar retomar su nivel. Pero nada funcionó. La depresión otra vez hundió al crack brasileño y sus sueños de ser uno de los mejores futbolistas del mundo.
Oficialmente, Breno no se ha retirado del fútbol. Su último partido con Vasco fue en 2020 y, desde entonces, no ha tenido apariciones públicas.