En un bochorno terminó la final vuelta de la Copa Colombia disputada este domingo en Cali entre el local América y el visitante Atlético Medellín, suspendida 5 minutos antes del final por desmanes protagonizados por hinchas locales.
Varias personas lesionadas, entre ellas tres policías, dejaron los desórdenes por hinchas que intentaron entrar al campo de juego.
“De manera preliminar hay tres policías lesionados que están siendo atendidos en un centro médico asistencial”, señaló el comandante de la Policía de Cali, coronel Carlos Oviedo.
Los desórdenes comenzaron cuando integrantes de las barras del América de Cali intentaron ingresar a la cancha del estadio Pascual Guerrero.
El árbitro José Ortiz terminó el partido en el minuto 85 cuando una horda de hinchas saltó las barreras de seguridad, e invadió la cancha.
Luego de finalizado el partido las peleas continuaron en las afueras del estadio Pascual Guerrero, lo que hizo que la Policía desplegara más efectivos para tratar de contener los disturbios.
Los desmanes también dejaron daños materiales en el estadio porque los exaltados hinchas rompieron asientos, cristales, señales de evacuación y puertas de los baños.
Atlético recibió trofeo de Copa Colombia en camarines y dejó la ciudad en tanqueta
El título de la Copa Colombia fue para Atlético Nacional luego de empatar 0-0 con América el domingo en Cali, a donde llegó con la ventaja de un triunfo en la ida por 3-1, pero debido al brote de violencia no pudo recibir la premiación de campeón.
Es más, el trofeo le fue entregado a los albiverdes en el camarín del recinto deportivo.
El alcalde de Cali, Alejandro Eder, manifestó en su cuenta de X: “Estamos trabajando con las autoridades en la identificación inmediata de quienes protagonizaron los actos violentos dentro y fuera del estadio”.
Eder dijo que lo ocurrido la noche del domingo es “inaceptable” y que no permitirá “que la violencia empañe el fútbol ni la convivencia en Cali”.
Cabe destacar que, debido a que los desmanes continuaron varios minutos después del desalojo del estadio, los jugadores de Medellín debieron dejar la ciudad a bordo de una tanqueta de la policía.
El jefe del municipio ofreció una recompensa de hasta 30 millones de pesos de pesos (unos 6.800 dólares de hoy) por información que le permita a las autoridades “identificar y judicializar a los responsables de los actos violentos en el Pascual Guerrero”.
Por su parte, la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), que organiza el fútbol profesional en Colombia, rechazó los “actos de violencia” en la final.
Igualmente dijo que no se hizo la premiación por recomendación de las autoridades “a pesar de que el recinto ya estaba vacío” y agregó que “los disturbios continuaron a las afueras del Pascual Guerrero, en donde se reportaron varios heridos”.