Años de venganza reprimida cobrados en una semana. En cuestión de días, el Liverpool ha saldado sus cuentas pendientes con el Real Madrid, al que dinamitó en la Champions League (2-0), y con el Manchester City, al que deshilachó para meterle once puntos de ventaja en la Premier League con un triunfo también por 2-0.
Los ‘Reds’, tras acabar entre semana con su bestia negra en Europa, se vengaron del equipo que les ganó dos ligas por un punto, agravando la crisis de un Pep Guardiola que no conoce la victoria en los últimos siete encuentros (seis derrotas y un empate) y que salió a Anfield con un equipo asustado.
El Liverpool olía a sangre. Sabía que el Manchester City está dolorido, tocado, sobrepasado por una situación inédita para el equipo de Guardiola. Salió a arrollarlo, a comérselo, a presionar cada pelota que ponía en el piso Stefan Ortega y a atosigar a los centrales para que no tuvieran tiempo para hilvanar pases.
Virgil Van Dijk se topó con un palo en un cabezazo y otro, minutos después, se marchó rozando un poste. Entre sus dos testarazos apareció Salah para dar la razón a los que piden su renovación.
El egipcio, “más dentro que fuera”, según sus palabras, encaró a su par y puso un centro-chut al segundo palo para que Gakpo se lanzara y rematara la jugada.
El tanto no despertó al City, pocas veces tan perdido como este domingo, y Trent Alexander-Arnold, que volvía tras tres semanas fuera por lesión, tocó también un palo en un disparo desde fuera del área.
Con un poco más de puntería, el Liverpool debería haber dejado este encuentro muerto al descanso. Era su oportunidad para vengar todas las ligas que el City le arrebató por una diferencia mínima.
En la segunda parte, el equipo de Arne Slot siguió perdonando. Salah tuvo dos ocasiones para el doblete, incluyendo un mano a mano ante Stefan Ortega que de forma incomprensible mandó por encima del larguero, mientras que a Alexander-Arnold le taponaron el 2-0 a bocajarro.
Tampoco pudo Cody Gakpo, sentando a Kyle Walker y disparando a las manos del arquero alemán, en la que fue su última ocasión antes de ser sustituido por Darwin Núñez.
Luego robó una pelota Luis Díaz en la presión, encaró a Ortega y fue derribado por el alemán. Penal claro y Salah, desde el punto de los once metros, lo dijo bien claro: “Tienen que renovarme”.
Con esta victoria, el Liverpool tiene 11 puntos sobre los de Guardiola en la Premier League, 9 sobre Chelsea y Arsenal, que en estos momentos son sus perseguidores directos.