El Lille bajó a la tierra al Real Madrid, fulminó el mejor registro sin perder de la carrera de Carlo Ancelotti, 36 partidos consecutivos, y castigó el mal partido de un equipo que tiene un problema lejos del Santiago Bernabéu y que sólo mereció el empate en los últimos minutos cuando se topó con Chevalier.
El Real Madrid no logra alejarse de la irregularidad. Lo que asomaba como mala tendencia de inicio de visitante, ya es un serio problema. Un solo triunfo en cinco salidas. Tres empates y una derrota que hace tiempo no sufría. Al mal sabor de boca de un derbi que dejó marchar en el último suspiro cuando se sentía vencedor, se le sumó la imagen de Lille. Una primera mitad sin ritmo en su juego, endeble en el balón largo tras poblar su centro del campo Carlo Ancelotti por la ausencia de inicio de Mbappé, y con una reacción tardía con más orgullo que fútbol.
Decidió ‘Carletto’ no forzar el regreso de Mbappé en el once, su referente y, a su vez, el jugador que ‘condiciona’ el sistema. El regreso al 4-4-2 ha dejado lagunas ofensivas. Un Real Madrid que pisa menos área rival y chuta menos. Ya ocurrió en el Metropolitano y se confirmó en gran parte del duelo en el Pierre Mauroy.
Ante un rival con un niño al mando. Bouaddi, el día que cumplía 17 años, asumió el reto de dirigir el juego del Lille ante el campeón de Europa. No se amilanó con balón y peleó todo sin él. Enfrente tenía gigantes. Un Real Madrid que exhibió fortaleza física al juntar por primer día a Tchouaméni y Fede Valverde con Camavinga.
Era el primer día de Lunin por lesión de Courtois y fue como si el tiempo no hubiese pasado para el portero ucraniano. Como si jugase cada semana y no hubiese sido relegado al puesto de segundo. Con una doble parada brillante evitó el gol de Jonathan David a quemarropa. A espaldas de Carvajal, con otro centro desde la zona de Mendy. Rápido de reflejos salvó la primera abajo y reaccionó a la segunda.
Ya nada pudo hacer en el lanzamiento de penal cuando moría la primera parte. La mano de Camavinga, vista desde el VAR, permitió al Lille encontrar el premio deseado. David no perdonaba y obligaba al Real Madrid a mejorar en el segundo acto para alcanzar al menos un empate que no llegó.
En este nuevo formato de la Champions y tras la segunda jornada, los ‘merengues’ se ubicaron en la 17ª plaza con tres unidades.
Desastre del Atlético en Lisboa
No hay ninguna excusa para el Atlético de Madrid, que cada vez que sale fuera de casa en la Liga de Campeones, salvo contadas excepciones, es un equipo menor, vulnerable, sobrepasado y acomplejado, como también lo fue este miércoles en su visita al Benfica, que lo zarandeó y devoró con el simple hecho de aprovechar los errores contrarios y contra el que ni siquiera exigió una parada de Trubin (4-0).
Ni su inversión millonaria ni el impulso de su convincente triunfo de la primera jornada contra el Leipzig en el estadio Cívitas Metropolitano ni las lecciones que debería haber aprendido ya desde hace tiempo como visitante en la máxima competición europea despertaron la reacción de un equipo cuya supervivencia en este torneo depende de forma indudable de su rendimiento a domicilio. Si no mejora, la clasificación se ve muy lejana.
El conjunto luso jugó a placer en el Estadio da Luz y apabulló a los ‘colchoneros’ con una maciza presentación. Para el dueño de casa marcaron Kerem Aktürkoğlu (13′), Ángel Di María (52′, de penal), Alexander Bah (75′) y Orkun Kökçü (84′, desde los 12 pasos).
Este 4-0 del Benfica sobre el Atlético se convierte en la mayor goleada en la historia de la Champions League de un equipo portugués sobre un cuadro español.
El elenco que dirige Diego Simeone se estacionó con esta dura derrota en el vigésimo tercer lugar de la tabla, con tres puntos.