Con un estelar Kevin de Bruyne, el Manchester City derrotó al Newcastle para mantenerse a la caza del líder en la Premier League.

Zarandeado de repente por dos goles en tres minutos del Newcastle sobrepasada la media hora, surgió Kevin de Bruyne al rescate del Manchester City en los últimos 20 minutos, con el gol del 2-2 y la asistencia del 2-3 con el que culminó una remontada crucial en Premier League.

Al filo del final aprovechó una doble oportunidad. Primero superó al Aston Villa en el segundo puesto. Después, sobre todo, se sostuvo a dos puntos del liderato del Liverpool, tras esquivar el tropiezo en Saint James’s Park y consolidar su reacción, con seis triunfos seguidos, tres sucesivos como visitante.

Un golazo de Bernardo Silva. La forma con la que remató el centro desde la derecha de Walker, con un taconazo increíble con la oposición de Fabian Schar fue pura magia.

El City levantó los dos derechazos rotundos y certeros del Newcastle. El primero, en el minuto 34, de Alexander Isak. El pase largo de Bruno Guimaraes fue perfecto. El remate del atacante sueco también. El segundo, el 2-1 en el 36, de Anthony Gordon, que hizo lo propio, incluso en una posición más compleja.

Ahí cambió el partido radicalmente. Hasta el descanso. Las ocasiones fueron del Newcastle, recargado de convicción. Apareció el portero Stefan Ortega para evitar el 3-1. Era el momento de los locales en el tramo final del primer acto. Se habían visto derrotados y eran ganadores al intermedio. Mucho mérito frente al City.

Nervioso, entre las insistentes protestas de Rodri, que reclamó la segunda amarilla a Bruno Guimaraes, el vigente campeón de Europa y de la Premier se sentía inseguro, lejos del nivel con el que había comandado el duelo hasta el empate, sin apenas inquietud hasta entonces en su área, hasta el lapsus que lo relegó en el marcador pasado el primer tercio del choque.

Hasta la igualada, no había habido apenas trabajo para Ortega, el sustituto de Ederson. Lo perdió Guardiola al minuto 8, tras el golpe sufrido con su compañero Kyle Walker, cuando se lanzaron desesperados uno y otro para evitar el remate de Longstaff, en la primera ocasión del partido.

La segunda parte reavivó al City. El marcador lo presionaba. El orgullo lo rebelaba. Sus recursos, su fútbol, su potencial, lo hace un equipo capaz de todo.

Walker puso en ebullición el área local, con una doble intervención defensiva de Bruno Guimaraes, indispensable. Primero, porque arrebató la pelota a Foden cuando se disponía para el gol. Después, porque tocó lo justo el balón para invalidar la llegada de Rodri a toda velocidad hacia el remate.

Pero ya era una ofensiva total. Doku por un lado y Walker por el otro. Foden, Bernardo Silva y Julián Álvarez por dentro. La recuperación de Rodrigo cada vez más arriba. Y el partido trasladado completamente al campo local, pendiente del aguante del Newcastle o del acierto ofensivo del Manchester City.

Ya había entrado al terreno de juego Kevin de Bruyne. Desbordante, imparable, incontestable. Su reaparición en la Premier cinco meses después (ya había vuelto a la competición en la Copa de Inglaterra) lo demostró sin matices.

Cuando recibió entre líneas, cuando condujo el balón, cuando disparó con la derecha lejos del alcance de Dubravka en el minuto 73 para el 2-2. Su segundo remate, el gol que tanto buscó el City, ganador después con un pase suyo y un golazo de Bobb ya en el 91. Otra maravilla. El centro y la definición.