En la Intercontinental de 192, ante el Benfica de Portugal, Pelé convenció a Europa de que era el mejor. Su Santos ganó 5-2 en la revancha y con un mágico triplete de 'O Rei'

Uno de los mejores recuerdos en cancha del recién fallecido, Edson Arantes do Nascimento, Pelé. El crack llegaba al año 1962 con el firme objetivo de ser la figura del Mundial de Chile y timbrar el bicampeonato planetario para Brasil, tras brillar en Suecia 1958 con tan solo 17 años.

Sin embargo, el ‘10’ de la Verdemarela se lesionó en el segundo partido de la Copa del Mundo, ante Checoslovaquia, con un desgarro en la ingle. Pese a su ausencia, el ‘Scratch’ no defraudó de la mano de Garrincha, Didí, Vavá, Amarildo y Zagallo.

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Brasil volvía a ser el mejor equipo del orbe, esta vez en suelo chileno, y ‘O Rei’ terminó con el sinsabor de no poder despuntar en su segunda Copa del Mundo, cuando todos los ojos estaban puestos en él.

Sin embargo, el oriundo de Minas Gerais tendría su revancha meses después y con el club que lo catapultó a la fama: el Santos FC. La cita clave fue la Copa Intercontinental ante el Benfica, equipo que tenía a otro jugador de color que llamaba poderosamente la atención: el portugués Eusebio.

En el duelo de ida, el 19 de septiembre de 1962, Pelé fue protagonista y figura del ‘Peixe’ con un doblete a los 85 y 87 minutos. Tantos que le permitieron a los paulistas dar vuelta un 1-2 ante los lusos y quedarse con el triunfo por 3-2 en casa.

En la revancha, en tanto, el mundo del fútbol fue testigo de una de las mejores presentaciones del astro brasileño, ganándose desde allí el respeto de toda Europa.

El 11 de octubre en Lisboa, ante más de 70 mil personas, Benfica llegaba con el claro favoritismo al ganar las copas de Europa en 1961 y 1962, dejando atrás el dominio del Real Madrid. Sin embargo, Pelé ganó la Intercontinental casi él solo.

En la vuelta, la ‘perla brasileña’ se matriculó nada menos que con un triplete, demostrando su habilidad, la gran potencia física y la claridad tanto para habilitar como para anotar a la hora de pisar el área rival. Una gran exhibición.

Pelé asombró en Portugal, le ganó el gallito a la ‘Pantera Negra’ de Eusebio y ya era monarca mundial a nivel de selecciones y de clubes.