El Paris Saint-Germain (PSG), eliminado de la Copa de Francia en octavos de final por el Olympique de Marsella (2-1), cedió su primer título de la temporada, perdió la opción de añadir un póker de trofeos a sus vitrinas y se tendrá que centrar en ganar la Ligue 1 y la Champions League para optar al triplete (ganó la Supercopa de Francia en verano).
Un golazo espectacular de Ruslan Marinovsky acabó con la superioridad del conjunto parisino en todas las competiciones. Hasta ahora marchaba con paso firme, con alguna fisura pero sin fugas de aguas reseñables. Casi nadie era capaz de toser al todopoderoso PSG, que, finalmente, hincó la rodilla en un clásico en el que defraudó.
Con el Stade Vélodrome lleno hasta la bandera, tanto el equipo de Igor Tudor como el de Christophe Galtier ofrecieron un espectáculo extrapolable a una final anticipada y en el que hubo un equipo, el Olympique de Marsella, que de antemano tenía más necesidades que su rival.
Eliminado de la Champions League, sin presencia en la Europa League y a ocho puntos de distancia del Paris Saint-Germain en la Ligue 1, la Copa era el clavo ardiendo al que tenía que agarrarse el Marsella.
Enfrente, el PSG aún no conocía el sabor de una eliminación. Ganó la Supercopa de Francia en verano al Nantes (4-0), se clasificó para los octavos de final de la Liga de Campeones (se enfrentará al Bayern Múnich) y lidera con puño de hierro la Ligue 1. Y, aunque en algunas ocasiones, a lo largo del curso ha ofrecido alguna duda, hasta este miércoles no había sufrido ningún sobresalto de nivel.
Sin Kylian Mbappé -lesionado-, tuvo que afrontar uno de los duelos más complicados de toda la temporada. Visitar el Vélodrome no siempre es plato de buen gusto para el PSG, que saltó al césped sobrepasado por el ambiente y durante media hora estuvo a merced de su rival, que no exprimió todo el jugo a su dominio.
Salvo un tempranero intento de Nuno Mendes al que respondió Pau López, el primer tramo fue prácticamente un monólogo del Marsella.
La ristra de ocasiones fue intensa: lo intentó Jordan Veretout con un remate claro que se marchó por encima del larguero; después, Malinovsky obligó a Gianluigi Donnarumma a emplearse a fondo; también rozó el gol Sead Kolasinac con un disparo que rozó un palo; y, finalmente, Matteo Guendouzi, dos veces, se encontró con Donnarumma.
Y cuando parecía que llegaba la calma, que la tempestad amainaba, apareció Sergio Ramos para complicar la existencia al Paris Saint-Germain. Pendiente de su renovación con el club galo, no estuvo fino en una carrera con Cengiz Ünder, que le ganó en velocidad para después caer dentro del área trabado claramente por el central español.
Alexis Sánchez, de espléndido partido, no falló la pena máxima y confirmó la buena primera parte del Olympique Marsella, que, sin embargo, se echó atrás en el último tramo, jugó con fuego y se quemó.
Tras un aviso de Neymar, que estrelló una pelota contra el poste, fue Sergio Ramos quien empató para enmendar su error. Con un cabezazo marca de la casa, casi en el tercer minuto del tiempo de descuento y tras un córner lanzado por Messi, igualó un duelo que se decidiría en el segundo acto.
Los siguientes 45 minutos, a cara de perro, más desordenados y sin un dominador claro, pronto tuvo otro protagonista: Malinovsky. El ucraniano volvió a poner por delante al Olympique Marsella con un misil tierra-aire espectacular, imparable para Donnarumma, espectador de lujo del golazo de la jornada de Copa en Francia.
Su tanto, en el minuto 56, dejó K.O. al Paris Saint-Germain, que tenía algo más de media hora para evitar el tropezón. Sin embargo, sólo Messi, con un disparo desviado, se acercó al gol y el del argentino fue el único chispazo de un equipo que acabó rendido al gran partido del Marsella, primer verdugo de la temporada para el conjunto parisino.