ARCHIVO | NBA

La tragedia del olvidado Pete Maravich, el "mejor basquetbolista de la historia" que predijo su muerte

12 enero 2025 | 06:20

Pete Maravich fue un adelantado a su época. Un jugador que revolucionó la liga universitaria de Estados Unidos (NCAA) y que impactó en la NBA de una manera nunca antes vista hasta entonces.

Su desaliñado pelo al viento y sus calcetines arrugados se convirtieron en el sello del jugador de sangre serbia, así como su increíble porcentaje de tiro y sus pases imposibles.

Pero este basquetbolista, quien brilló con luz propia en la década de los 70, ha pasado al olvido y solo se ilumina cuando alguien recuerda la precisa premonición que hizo sobre su propia muerte.

Pete, el mejor de la historia

Decir que Maravich fue “el mejor jugador de baloncesto en la historia” de la NCAA no es una exageración. A lo largo de su carrera, el oriundo de Pensilvania anotó 3.667 puntos, una marca que ningún otro hombre ha alcanzado.

Apodado ‘Pistol Pete’ por su alto porcentaje de tiros, el base firmó por los Tigers de LSU y promedió 43.6 puntos, 6.5 rebotes y 5.1 asistencias en sus cuatro años en la liga.

De acuerdo a Gigantes, el jugador fue elegido dos veces el Más Valioso del Año y la NCAA lo definió como “un anotador incansable” y “un joven que garantizaba espectáculo puro con el balón en sus manos”.

Por lo anterior, no extrañó que Maravich fuese uno de los primeros elegidos en el Draft de la NBA de 1970 y recaló en los Atlanta Hawks, equipo que buscó rejuvenecer su plantel con el fichaje del prometedor base.

Vistiendo el número 44, en honor a su promedio de puntos en la NCAA, ‘Pistol Pete’ rápidamente se hizo un lugar en el equipo de Georgia y respondió al cartel de estrella emergente que buscaban.

Pero como suele pasar con casi todo crack del deporte, Pete tenía luces y sombras. Y en su caso, fue el alcohol el que lo opacó.

Tragedia familiar y cambio de aires

Maravich promedió sobre los 20 puntos en sus primeros cuatro años en la NBA, pero en los Atlanta Hawks había resquemores con su figura.

A Pete le sobraban las anotaciones, pero también las exageraciones con el balón y los pases que sus compañeros no comprendían. También era conocido que, cada vez que los resultados no acompañaban, el jugador de sangre serbia se refugiaba en el trago.

También lo hacía su madre, quien a mediados de 1974 se disparó en la sien consumida por el alcoholismo. La tragedia echó por tierra el nivel del base, quien al final de la temporada terminó cedido a los New Orleans Jazz.

Pese al remezón que significó la tragedia familiar para ‘Pistol Pete’, el cambio de aires le hizo bien en lo deportivo. Con los Jazz, el base tuvo sus mejores números en la NBA, incluyendo un promedio de 31.1 puntos en 1977.

Pero así como aumentaban los registros de Maravich en la mejor liga de baloncesto del mundo, también fueron subiendo la cantidad de partidos que se perdía por dolencias en su rodilla derecha.

El base fue cediendo terreno y, en su último año con los Jazz -ya en Utah- solo jugó la mitad de los partidos de la temporada y acabó marchándose a los Boston Celtics.

La fatal premonición de Pete Maravich

Maravich apenas jugó un año con los Celtics. Sus dolores en la rodilla después de cada partido eran insoportables y, con solo 33 años, dijo basta.

Años antes, según Mundo Deportivo, ‘Pistol Pete’ había advertido que no tendría una carrera larga en el baloncesto. En entrevista con el periodista Andy Nuzzo, en 1974, el base hizo -sin saberlo- una fatal premonición.

“No quiero jugar diez años en la NBA y morir de un ataque cardíaco a los 40 años. Tengo otras cosas que hacer. ¿Quién necesita el básquetbol para siempre?”, fue su fría respuesta cuando le preguntaron cómo se imaginaba en el futuro.

El destino quiso que el jugador de sangre serbia se retirara sin grandes logros en la NBA, salvo cinco nominaciones al All Star. Pudo ser MVP en 1977, pero Kareem Abdul-Jabbar le arrebató el premio. Y al año de su retiro, los Celtics conquistaron su decimocuarto anillo.

Para entonces, el base ya no jugaba de manera profesional y solo volvía a los parqués para un partido con amigos. Y fue en uno de esos encuentros, el 5 de enero de 1988, cuando Pete sufrió un paro cardíaco. Tenía 40 años.

Se acabó así la vida de uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia, cuyo nombre es cada vez menos nombrado pese al legado que dejó con su precisión para el deporte y la fatalidad.