El teléfono de Joel Embiid no paraba de sonar, pero el entonces novato de la NBA no quería contestar.
Tumbado en un sofá de su casa, agobiado por sus problemas médicos que le impedían debutar con los Philadelphia 76ers, las ganas del camerunés de conversar con alguien eran nulas.
Pero Arn Tellem, agente del pívot de 2,13 metros, insistía con los llamados. “¿Qué quieres?”, contestó finalmente Embiid, sin imaginar que tres palabras lo desmoronarían por completo: “Tu hermano murió”.
El sueño -no- americano de Joel
‘JoJo’ dejó su natal Yaoundé (capital de Camerún) en 2010, cuando fue convencido de viajar a Norteamérica para iniciar una carrera en el básquetbol universitario de Estados Unidos.
Luc Mbah a Moute, entonces alero de los Milwaukee Bucks, descubrió a Joel en un campamento que él organizaba y le ofreció guiarlo a la mejor liga de baloncesto del mundo. “Es el sueño americano”, le dijo.
Embiid, de solo 16 años, no estaba convencido. Él soñaba con irse a Francia y aventurarse en el vóleibol, ser deportista profesional, llevarse a su familia con él.
Pero Luc, además de talento con la anaranjada, tenía el don de la palabra. En cosa de días, Joel tenía todo listo para instalarse en Florida, ir a la escuela preparatoria y, obviamente, jugar baloncesto.
“Los volveré a ver”, le prometió Joel a sus hermanos, antes de abordar el avión rumbo a Estados Unidos.
Ascenso, sacrificio, lesiones
De acuerdo a las estadísticas de la NCAA, las buenas actuaciones de Embiid en sus dos años en la The Rock School de Gainesville le valieron un lugar en la Universidad de Kansas.
En la temporada que alcanzó a jugar el camerunés en la liga universitaria, promedió 11 puntos, 8 rebotes y casi 3 tapones. Lo anterior, le dio un lugar en el Draft 2014 de la NBA.
El 26 de junio, lo 76ers eligieron a ‘JoJo’ en el tercer puesto de la selección de jugadores. Todo iba viento en popa para el pívot, pero su cuerpo quiso lo contrario.
Los 2,13 metros de estatura y más de 120 kilos de peso hicieron añicos el hueso navicular de su pie derecho, obligando al camerunés a pasar por el quirófano para una serie de complejas cirugías: se perdería toda la temporada de NBA.
Joel estaba abatido. Cuatro años de sacrificio, sin su familia, sometido a exigentes entrenamientos. Todo para nada. Para estar en una liga en la que no podría jugar. Y las cosas empeoraron el 16 de octubre.
Arthur “Fénix” Embiid
Yaoundé estaba abatida. Las noticias que despertaban a la capital de Camerún daban cuenta de un grave accidente automovilístico afuera de una escuela.
Según detalla SER, un camionero perdió el control de su transporte y se estrelló contra un colegio, arrollando a su paso a Arthur Embiid, el hermano de 13 años de Joel.
En su casa en Philadelphia, ‘JoJo’ se aburrió de las insistentes llamadas de su agente y decidió descolgar el teléfono. “Joel, tu hermano murió”, le dijo Arn Tellem. No hubo respuesta del otro lado.
El jugador de los 76ers sufrió una crisis nerviosa y colapsó. A su casa llegaron Sam Hinkie, Brett Brown y Luc Mbah a Moute para intentar tranquilizarlo.
Al mismo tiempo, intentaban contactarse con su hermana Laurence, quien ya vivía en Estados Unidos. Ambos, una vez reunidos, se pasaron horas y horas abrazados y llorando en el suelo.
“Aquello me traumatizó para siempre. Desde entonces cada vez que suena mi teléfono varias veces me cuesta soportarlo”, admitió Embiid años después.
Pero la vida da revanchas. Y de eso si que sabe Joel Embiid. Su hijo, nacido en 2020, fue bautizado Arthur en honor de su fallecido hermano quien, tal fénix, “revivió” para seguir a su lado.
“Mi hijo es probablemente la parte más importante de todo esto. Cuando supe que íbamos a tener un hijo, simplemente pensé que tenía que ser un gran modelo a seguir y dar un buen ejemplo”, comentó también ‘JoJo’, hoy MVP de la NBA y medallista de oro olímpico.