MVP de las Finales de Conferencia (Este), pieza fundamental para anular al esloveno Luka Doncic en el primer enfrentamiento de las Finales de la NBA y a un partido de conseguir su primer anillo con Boston Celtics, sin duda, el estadounidense Jaylen Brown ha sido un tema de conversación en postemporada entre los fanáticos del baloncesto.
Un jugador completo que se luce tanto en ataque como en defensa y que es capaz de echarse al equipo a sus hombros si es necesario. Con la serie 3-1 a favor de los Celtics, este lunes, Brown buscará hacer historia en el TD Garden de Boston, y así, agrandar aún más un legado que está marcado por las luchas sociales, la intelectualidad y su autosuperación a nivel personal y deportivo.
“Mi profesora me dijo que me buscaría en la cárcel”
El 24 de octubre de 1996, dos meses después de los Juegos Olímpicos de Atlanta y en el mismo estado (Georgia), nació Jaylen Brown; una zona marcada por su población (mayoritaria) afrodescendiente y la pobreza. Pese a la escasez de recursos y oportunidades, su abuelo y su padre, el exboxeador profesional Quenton M. Brown, lograron entregarle una buena educación al crack de los Celtics, destacando en su instituto como capitán del equipo de ajedrez.
Como miembro de la Junta de la Comisión de Boxeo de Hawái y campeón mundial y peso pesado de la World Boxing Union (WBU), Quenton supo traspasar su pasión por el deporte a Jaylen, quien consiguió una beca que le permitió destacarse como basquetbolista y estudiante en la Universidad de California, aunque sus inicios en la educación superior no los recuerda con gran gusto, sobre todo cuando decidió unirse a un taller de ajedrez.
“Cuando entré en el aula la gente me quedó mirando como si me hubiese equivocado de clase”, recordó el deportista en una de sus charlas en el MIT, dando cuenta de la brecha racial que aún existe en la educación estadounidense.
Un hecho que marcó al basquetbolista, pero que no significó mayor sorpresa, siendo más impactante para él la situación vivida en su etapa escolar, cuando una profesora lo humilló delante de toda la clase: “Mi maestra dijo que me buscaría en la cárcel en cinco años”.
“A veces, el sistema educativo es tan pobre, especialmente en Georgia, que los profesores tienen demasiados chicos y muy poca ayuda. No estoy culpando a ninguno de ellos”, contó Brown en su etapa en California, previo a la selección del Draft de la NBA.
Jaylen era distinto y su llegada a la NBA también lo fue. Desde un principio, en vez de formarse como basquetbolista en una universidad que tuviera mejor desempeño en este deporte, optó por California por su nivel académico (y por ser la ciudad en donde Martin Luther King dio un recordado discurso en plena Guerra de Vietnam), logrando destacar como escolta de su equipo y promediando más de 14 puntos y casi seis rebotes por partido.
Su irrupción en la National Collegiate Athletic Association (NCAA) lo llevaron a colarse entre las primeras opciones del Draft de la NBA 2016. Sin embargo, en un principio, la dudas de los ‘general managers’ de los distintos equipos se hacían notar. ¿El motivo? La inteligencia sobresaliente de Brown.
“Es un chico extremadamente inteligente. Una persona con inquietudes en todo. Es tan inteligente que llegaba a intimidar a algunos equipos. Quiere saber por qué está haciendo algo en lugar de simplemente hacerlo. No creo que esto sea algo malo, pero es una forma de cuestionar la autoridad. Hay ciertos entrenadores de la vieja escuela que no quiere que se les cuestione”, sostuvo uno de los GM en el programa The Undefeated, días previos del Draft, detallando que se hablaba de que el basquetbolista tenía un coeficiente intelectual cercano a los 160.
Finalmente y pese a no tener agente ni nadie que hablar por él (sólo profesores con doctorados que lo aconsejaban), Boston Celtics apostó por Jaylen y se quedó con el alero canjeando su elección n°3 de primera ronda, de esta manera, quedando por debajo de Ben Simmons (1°, Philadelphia 76ers) y Brandon Ingram (2°, Los Angeles Lakers). El resto es historia.
Intelectual de día y estrella de la NBA por las noches
En su primera temporada como novato de la NBA, Brown promedió más de 17 minutos, casi siete puntos y un porcentaje de 45,4% en tiros de campo por partido. Unos números más que aceptables para un jugador que no logró hacerse con la titularidad desde un principio en unos Celtics que, aquel año, llegaron a las finales de la Conferencia Este (perdieron ante los Cavaliers de LeBron James) y que lucía en su equipo a estrellas como Isaiah Thomas, Al Horford y Jae Crowder.
Donde sí destacó el oriundo de Georgia fue en las salas de clases, finalizando sus estudios como uno de los mejores promedios de su generación e ingresando a una maestría. Su gran inteligencia y su destacada presencia en el deporte lo llevó, a principios de 2019, a ser nombrado como miembro del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) Media Lab, siendo clave en la creación del Programa Bridge; un proyecto que acompaña y asesora a jóvenes afroamericanos de Boston interesados en continuar sus estudios en carreras relacionadas a la ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas.
En un periodo de tres años en la NBA, Brown no sólo había conseguido asentarse en el primer equipo dirigido por Brad Stevens, sino que también logró convertirse en la persona más joven en dar una conferencia en la Universidad de Harvard, ser parte del MIT, aprender a tocar piano y hasta recibir una oferta de pasantía en la NASA. Los ‘general managers’ no estaban equivocados…
En un material audiovisual creado por la NBA, un profesor del alero en la universidad recordó cuando en su primer año como estudiante le pidió asistir a una clase dirigida a alumnos que cursaban un magíster en estudios culturales en educación deportiva. Una muestra de su personalidad que impresionó al docente, quien supo que aquel chico tenía un gran hambre por el aprendizaje.
“Consiguió el permiso y nunca se perdió una sola sesión”, recordó el profesor, quien también contó que, tras asistir al magíster, presentó de manera voluntaria un ensayo de 20 páginas que señalaba que la sociedad estadounidense empuja a los niños/as a destacar por cualidades físicas o deportivas, sin importar su desarrollo intelectual y a riesgo de dañarlo. Todo esto, mientras enfrentaba a Stephen Curry, Kevin Durant, LeBron James o Russell Westbrook semana a semana.
Fuerte compromiso social y éxito en Boston Celtics
Con sólo 23 años y luego del asesinato de George Floyd el 25 de mayo de 2020, el basquetbolista estadounidense no dudó ni un segundo en unirse al movimiento ‘Black Lives Matter’ y, desde Boston, manejó durante 15 horas con el fin de liderar una protesta en Georgia, su condado natal, según contó el mismo Brown al ser captado por periodistas en la calle.
“Ser un jugador de la NBA y una celebridad no me excluye de ninguna conversación. Primero, y ante todo, soy un hombre negro y miembro de esta comunidad… Tengo familia y amigos en Georgia que serán los primeros en volver a la sociedad. No quiero que la ciudad sea el conejillo de indias de lo que la economía está tratando de hacer para empezar de nuevo”, señaló el jugador en aquella manifestación pacífica, donde demostró estar a la altura de un activista contra el racismo y la desigualdad social.
En su etapa como estudiante de la Universidad de California, el crack de los Celtics comenzó a reflexionar sobre estas injusticias y, de acuerdo a sus propias palabras, su madurez respecto de esta gran problemática que aqueja a Estados Unidos se debe a su experiencia.
“Cuando estuve en la universidad aprendí sobre un racismo más sutil y cómo se filtra en nuestro sistema educativo por medio de la división en grupos de aprendizaje, planes de estudio ocultos, estratificación social y cosas de las que no tenía idea antes. Eso me sacudió, ya que una de las formas más agresivas de racismo es nuestro sistema educativo”, recordó Brown en una de sus charlas.
Considerado el ‘cerebrito de la NBA’, y gracias a su inteligencia y valentía, también en 2020, el alero agrandó aún más su legado al convertirse en el vicepresidente del sindicato de jugadores (NBPA) más joven de la historia, con 23 años.
“Aún es muy habitual seguir oyendo comentarios del tipo: ‘cállate, solo eres un jugador de baloncesto’, cada vez que un jugador expresa su opinión sobre, por ejemplo, Donald Trump. Quiero ayudar a cambiar esa noción”, enfatizó el deportista al periódico The Guardian, donde también deslizó una crítica contra el entonces presidente estadounidense por su gestión en la pandemia.
Su aporte social fue acompañado con grandes números dentro de la cancha y ya en 2021, Brown demostró que sabía mezclar su vida como deportista y como intelectual a la perfección. En esa temporada, el alero pasó de promediar 20 puntos por partido a casi 25 y su rol en Boston Celtics, junto a su compañero Jayson Tatum, era crucial, como lo sigue siendo a día de hoy.
Su gran desempeño tanto a nivel ofensivo como defensivo y sus increíbles números lo llevaron, ese año y por primera vez, a irrumpir en el All-Star Game de la NBA que se celebró, justamente, en su natal Georgia (Atlanta), siendo nominado en dos ocasiones más hasta la fecha.
Con más de 33 minutos y 23 puntos por partido, Jaylen Brown ha sabido llevar a los Celtics a lo más alto de la liga. Y es que, a pesar de ser un equipo con grandes figuras como Tatum, Al Horford, Derrick White y Kristaps Porziņgis, los fanáticos y expertos de la NBA se percataron que la llave de Joe Mazzulla (entrenador de Boston) tiene número y apellido; 7, Brown.
Tras anotar 40 puntos en las finales de la Conferencia Este en el segundo partido ante Indiana Pacers, lograr llevarse el MVP de dicha definición y anular a la amenaza Luka Doncic en el primer encuentro de las Finales de la NBA frente a Dallas Mavericks, Brown se encuentra ad portas de seguir alimentado una historia marcada por aprendizaje y superación personal.