A lo largo de su existencia, la NBA ha regalado un sinfín de inolvidables historias, algunas más épicas que otras y también algunas llenas de drama, tal como la que protagonizó la exestrella estadounidense Rudy Tomjanovich, quien vio su carrera truncada por una cobarde agresión.
Un puñetazo que marcó un antes y un después en la industria del baloncesto, cambiando la manera de jugar este deporte a como lo conocemos hoy en día. Por su parte, y como clásica historia norteamericana, el protagonista pudo tener su revancha y llenarse de gloria, después de unos angustiante recuperación que lo obligó a retirarse a los 31 años.
El puñetazo que hizo que una estrella dejara de brillar
Seleccionado en el puesto n°2 del Draft de 1970, el talentoso alero pasó toda su carrera deportiva en Houston Rockets. Un ícono de la franquicia texana como jugador y como entrenador, pero que es recordado por ser parte de uno de los episodios más oscuros de la NBA.
Los fanáticos que asistieron al Great Western Forum, ese 9 de diciembre de 1977, para presenciar el encuentro entre los Rockets y Los Ángeles Lakers, nunca se imaginaron lo que iban a presenciar; el ‘fin’ de la carrera de Tomjanovich como All-Star.
Y es que durante el partido, en medio de una confusa riña en mitad del terreno de juego originada por los pívots de ambos equipos -Kevin Kunnert y el legendario Kareem Abdul-Jabbar-, Rudy se acercó al tumulto para ver lo que estaba sucediendo y apaciguar los ánimos. Craso error…
Sin previo aviso y de manera totalmente desproporcionada, el ala pívot angelino Kermit Washington esperó que el crack de Houston que intentaba poner paz se acercara para, cobardemente, propinarle un brutal golpe de puño en su rostro. Sin haber podido reaccionar a tiempo, Tomjanovich pierde el conocimiento después de intentar pararse y reponerse de la agresión.
Una impactante imagen del alero sangrando excesivamente en la cancha comienza a preocupar a los presentes, quienes totalmente congelados por lo que acababan de presenciar, comienzan a temer por la vida del referente de los Rockets, quien tuvo que ser trasladado al centro asistencial más cercano donde logró sobrevivir, pero con un alarmante diagnóstico; fractura de cráneo, fractura y dislocación de mandíbula, conmoción cerebral severa, pérdida de fluido espinal y fractura del tabique nasal.
La desmedida agresión trajo consigo una suspensión de 60 días para Washington, perdiéndose 26 partidos, y una multa de 10.000 dólares, hasta ese entonces, el castigo más severo que podía tener un jugador de la NBA. Pero obviamente, la peor parte se la llevó Rudy Tomjanovich, quien con su cara destrozada, le costó cinco meses recuperarse del todo y en su regreso a las pistas (teniendo que usar máscara protectora), nunca pudo volver a ser el mismo y nunca más volvió a disputar un partido All-Star, quedándose estancado con cinco presencias y teniendo que retirarse a los 31 años.
Al recordar este repudiable momento, Abdul-Jabbar reconoció que el puñetazo de su compañero también lo dejó helado y que el sonido del impacto en el rostro de Tomjanovich fue como si un melón se hubiese estrellado con toda la fuerza contra el suelo. Por su parte, en la crónica del Houston Post, el periodista que estuvo en cancha aquel día aseguró que, pese a nunca escuchar el disparo de una bala contra un cráneo, sabía “que tenía que sonar de esa manera”.
La angustia de Tomjanovich vs. una nueva oportunidad para la NBA
En innumerables entrevistas a medios de comunicación, la exestrella ha confesado que, tras la salvaje agresión, “estuve sin dormir tres días porque pensaba que no me volvería a despertar”. Tomjanovich tuvo que luchar por su vida y aunque salió victorioso, su vida nunca volvió a ser la misma.
La preocupación de los hinchas del baloncesto por este tipo de peleas en la pintura creció tras el incidente en el Lakers-Rockets y la NBA vio una buena oportunidad para tomar cartas en el asunto y cambiar el rumbo de este deporte para siempre.
El puñetazo a Tomjanovich fue la gota que rebalsó el vaso en la industria, que ya venía estudiando una solución para la aglomeración de jugadores debajo del aro y extender las zonas de juego. Un año y medio después, la NBA implementaría la línea de tres puntos… Sí, antes no existía.
Una nueva regla que traería grandes frutos para la liga y que la haría más espectacular aún. A día de hoy, no podríamos entender el baloncesto sin los tres puntos, sin Stephen Curry o sin James Harden lanzando triples a lo bestia, aunque registrando un 35% de acierto.
Mentor de Hakeem Olajuwon y bicampeón con Houston Rockets en la era de los Bulls
La historia de Houston Rockets parece casi imposible de entender sin la existencia de sus dos máximos referentes; Hakeem Olajuwon y Rudy Tomjanovich. Uno como la principal estrella del equipo y el otro como entrenador, las vidas de ambas figuras se cruzaron a principios de los 90′ y, con unos Chicago Bulls dominando la NBA, lograron abrirse paso para ganar dos veces el anillo, en 1994 y 1995.
Y es que, tras su retiro como basquetbolista en 1981, once años le tomó a Tomjanovich debutar como director técnico en la industria y como no podía ser de otra manera, lo hizo en el elenco de Texas (donde también colgó los shorts) en 1992, haciéndose cargo del equipo en un interinato que pasó a permanente.
De la mano de estrellas de la talla de Clyde Drexler, Otis Thorpe y Robert Horry, consiguió impactar de manera inmediata en la competición, logrando quedarse con el título de división en su primer año en temporada regular. Sin embargo, tras una temporada en la franquicia, el DT estadounidense sabía dónde apuntar para dar el salto de calidad; al pívot Hakeem Olajuwon, ‘The Dream’.
La llegada del nigeriano de 2,13 metros a la liga en el n°1 del Draft de 1984 (por encima de un tal Michael Jordan) generó un impacto de inmediato. No obstante, fue en la campaña 1992-1993 cuando el pívot comenzó a promediar 26 puntos y 13 rebotes, convirtiéndose en una amenaza en ambos tableros con la total libertad que Tomjanovich le daba. ¿Qué sucedió en la temporada siguiente? Primer anillo de los Rockets y premio al ‘Mejor Defensor del Año’ para Olajuwon.
En la antesala a la temporada 1994-1995 y con Jordan aún incursionando en el béisbol, las dudas de los expertos azotaban las huestes del cuadro de Houston. ¿Podrían repetir la franquicia este impensado éxito? La historia habla por sí sola.
“Nunca subestimes el corazón de un campeón”, fue la frase del entrenador para alentar a sus jugadores y acallar a los periodistas en la previa del inicio de la competición. Una recordada frase que quedó escrita en los libros de historia de la NBA y que cobró sentido tras el segundo anillo de los ‘Cohetes’.
La carrera como técnico de Tomjanovich no terminó ahí y es que, tras su éxito en Houston, el exbasquetbolista pasó por Los Ángeles Lakers antes de recalar a la Selección de Estados Unidos en 1998, donde llevó al combinado nacional al tercer lugar en la Copa del Mundo y a una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Discriminación, perdón, acciones benéficas y cárcel: el después de Washington
Volviendo a fines de los 70′, la vida de Kermit Washington tras el pusilánime puñetazo también sufrió un giro radical. Aunque no era extraño que recurriera a la violencia al ser conocido popularmente como un jugador que sacaba ventaja por su agresiva manera de jugar baloncesto, sus años como deportista no volvieron a ser los mismos.
Luego de que la víctima de la destemplada agresión tuviera que luchar por su vida, Washington dejó de ser conocido como un jugador de Los Ángeles Lakers y pasó, inmediatamente, a ser ‘el hombre que casi mató a Rudy Tomjanovich’; una mochila que tuvo que cargar por el resto de su carrera.
Por recomendación de la liga y su propio club, el ala pívot debió pasar varios meses aislado en su casa, donde recibió un sinfín de amenazas e insultos racistas por parte de aficionados de la NBA. Un odio generalizado que se traspasó a la sociedad estadounidense (con innumerables casos de racismo en aquella época). Años más tarde, la estrella de los Lakers reveló que le costó pillar un hospital que atendiera a su esposa embarazada de ocho meses, por el simple hecho de ser su cónyuge.
Tras su retiro definitivo como basquetbolista en 1988 (temporada donde apenas disputó seis partidos con Golden State Warriors), después de estar alejado seis años de las canchas por una rebelde lesión, Washington también decidió continuar vinculado a este deporte como entrenador, aunque sin ningún tipo de éxito.
Ya a fines de los 90′, y con un título de campeonato de una liga de segunda categoría de la NBA con los Asheville Altitude, el exbasquetbolista creó distintas fundaciones de caridad en ayuda a África y en una de sus charlas, confesó: “Escribí a todos los equipos de liga diciéndoles que trabajaría gratis para demostrarles lo que sabía como entrenador, que si no me querían al final de la temporada que no me pagasen, que me despidiesen simplemente. No quería hacerlo por dinero… Nadie me contestó”.
Aunque sin duda, uno de los momentos más anhelados en la vida de Washington sucedió en el aniversario n°25 del incidente, cuando volvió a reencontrarse cara a cara con Tomjanovich en una reunión concertada por USA Today. Obviamente, las palabras de respeto y perdón del agresor no se hicieron esperar.
“Cometió un error y todo el mundo merece otra oportunidad. Dijo que lo sentía y, en lo que a mí respecta, tiene mi perdón”, señaló en ese entonces el bicampeón con los Rockets. Por su parte, Washington se mostró agradecido por dicho perdón: “Siempre que él necesite algo, allí estaré. Estoy encantado de que él me perdonase. No lo digo para que la gente tenga otra opinión de mí, sino porque de verdad es lo que siento”.
En 2018, un nuevo escándalo sacudiría la vida del exdeportista para siempre, luego de ser condenado a seis años de cárcel por apropiarse de miles de dólares destinados a una organización benéfica africana, desviando los fondos a su propia cuenta para gastos personales, como compras, vacaciones y cirugías plásticas para su novia. Ya en prisión, en 2020, pidió salir del encierro por miedo a morir por el COVID-19.
Todo hubiera cambiado si, aquel 9 de diciembre de 1977, Tomjanovich hubiera decidido no intervenir en una pelea en la que no tenía nada que ver o si Washington hubiera podido controlar sus violentos instintos.
Lo cierto es que la vida de ambos exbasquetbolistas y de este deporte cambió para siempre, aunque tuvieron su redención; Rudy como un exitoso entrenador, Kermit recibiendo su anhelado perdón y la NBA tras implementar los tres puntos, una regla que ha llevado a la gloria a estrellas como Stephen Curry, Reggie Miller y Ray Allen.