Sega -dueña de sagas como Sonic, Shin Megami Tensei, Bayonetta, Total War y Yakuza-, Ubisoft -Assassin’s Creed, Far Cry, Just Dance, Rayman y las franquicias basadas en obras de Tom Clancy-, y Tencent -League of Legends, Ring of Elysium, y Valorant- también anunciaron que no participarán de la E3.
Así, se suman a Nintendo, Sony -propietaria de PlayStation- y Microsoft -dueña de XBox-, haciendo tambalear el masivo evento de videojuegos agendado para celebrarse entre el 13 y el 16 de junio en el Centro de Convenciones de Los Angeles, California.
En tanto, aún hay dudas sobre si participarán otros gigantes como EA, Square Enix, Embracer Group, Activision Blizzard, Epic Games, Take-Two y Warner Bros. Games, recalca el medio especializado IGN.
Esta tendencia va en línea con la reciente decadencia del evento durante los últimos años, recuerda IGN. Pese a ser conocido como el gran encuentro mundial y anual de la industria, durante su edición del 2019 fue foco de controversia luego que se filtrara información personal de más de 2.000 asistentes al evento mediante el sitio web oficial de la Entertainment Software Association (ESA), organizadora del evento.
Asimismo, el 2020 y 2022 debió ser cancelado debido a la pandemia de covid-19, mientras que el 2021 fue celebrado de manera telemática.
“Nuestra visión es reunir a la industria reestableciendo la tradicional semana E3, traer de regreso esa chispa y restaurar el rol de la E3 como un evento de muestra verdaderamente mágico y global para creadores de juegos y consumidores”, había adelantado en septiembre de 2022 el vicepresidente de videojuegos en ReedPop, Kyle Marsden-Kish, co-organizadora del evento.
Sin embargo, esa misma compañía es objeto de dudas, luego que informara al personal que su presidente durante los últimos 14 años, Lance Fensterman, renunciará pronto.
Según fuentes de IGN, “no hay forma posible de que este evento suceda”. Envuelto en un halo de confusión y mala comunicación, el regreso presencial de la E3 ocurre cuando muchas productoras de videojuegos aún sufren los estragos de la pandemia en sus billeteras.
Los bloqueos ocurridos los últimos años causaron que las empresas deban recortar significativamente sus gastos, incluyendo sus presupuestos para este tipo de megaeventos despidiendo a los equipos que dedicaban a ello. Invertir millones en stands, empleados y en preparar demostraciones funcionales de sus videojuegos para dentro de tan pocos meses no parece muy atractivo, de forma que incluso cuando tienen intenciones de participar de este tipo de encuentros, están apostando por otros con proyecciones menos difusas como la PAX o Gamescom, o Play Days.