La publicación del libro MANIAC, de Benjamin Labatut, renovó la atención sobre uno de los padres de la computación moderna, John Von Neumann. A lo largo del texto, el lector percibe el relato como una herramienta cuyo destino es el verdadero tema de la obra: la influencia mutua que tienen la inteligencia artificial y la mente humana.
Para ello, como no podía ser menos, dedica un buen número de páginas a la computadora MANIAC.
De esta forma, Labatut presenta MANIAC (Mathematical Analyzer, Numerical Integrator, and Computer) como una máquina capaz de hacer cualquier cálculo inimaginable para humanos. Es más, la presenta como una herramienta significativamente más poderosa que la mente humana y un artilugio al alcance de sólo unos pocos.
Sin embargo, vista desde 2024, MANIAC no es más que un simple juguete computacional, un mero prototipo de lo que el futuro (nuestro presente) iba a deparar en materia de computación.
¿Qué tenía MANIAC de especial?
¿Qué hace de MANIAC una computadora tan singular como para situarla en el mismo eje del origen de la inteligencia artificial? No se trata de la computadora más potente, tampoco de la primera computadora. Es algo más.
El crédito de la creación de MANIAC hay que atribuírselo a Nicholas Constantine Metropolis, pero en el diseño hay una contribución muy importante por parte de Von Neumann.
MANIAC fue construida en 1952, pero sus bases de funcionamiento se crearon años antes, en 1945. Se trata de la arquitectura Princeton, también llamada arquitectura Von Neumann en reconocimiento a su creador.
Esta arquitectura aportaba una novedad muy importante sobre sus predecesoras, como puede ser la famosa ENIAC. Se trata de la posibilidad de almacenar programas en memoria, que serían leídos a partir de tarjetas perforadas.
Hasta entonces, los computadores (los pocos que había) requerían de cambios manuales para recibir nuevas instrucciones. Es decir, para cambiar las instrucciones los programadores debían cambiar cables y clavijas de sitio. Para poder dar instrucciones de funcionamiento a MANIAC, el programador las escribía en forma de tarjetas perforadas, que posteriormente introducía en la computadora.
Puede parecer un mero formalismo técnico, pero tiene implicaciones muy importantes. Con los cambios manuales de cables y clavijas, pasar de un programa a otro podía suponer semanas. Sin embargo, con los programas almacenados en memoria, en tarjetas, el proceso era mucho más ágil. Se podían ejecutar programas diferentes incluso el mismo día.
A pesar de su relevancia, MANIAC no fue la primera máquina en basarse en esta arquitectura. Von Neumann realizó el diseño en los trabajos de creación de EDVAC, que fue presentada en 1949. Incluso en 1948 se presentó SSEM, que se basaba en el mismo concepto.
Primera victoria en el ajedrez para una máquina
Hay que atribuirle a MANIAC un récord notable: en 1956 fue la primera computadora capaz de ganar una partida de ajedrez a una persona.
Los científicos de Los Álamos organizaron tres partidas de ajedrez para ponerla a prueba. La primera fue MANIAC contra MANIAC. La segunda fue MANIAC contra Martin Kruskal, que era matemático y físico de la Universidad de Princeton, además de un hábil jugador de ajedrez. La tercera fue MANIAC contra un anónimo que recibió un curso intensivo sobre conceptos básicos de ajedrez durante el lapso de una semana.
Es cierto que se trataba de una versión simplificada del juego (sin alfiles) y que MANIAC tardaba 20 minutos en emitir cada movimiento. También es cierto que la persona que jugó dicha partida apenas había aprendido a jugar una semana antes. Sin embargo, así se inició una batalla máquina-humano que, finalmente, concluyó con la victoria de Deep Blue sobre Kasparov 41 años después, en 1997. Esta vez, sin limitaciones.
Objetivo: la bomba H
La computadora no se construyó, ni mucho menos, para un propósito tan lúdico como el ajedrez. El propósito principal de la máquina fue la realización de los cálculos requeridos para la construcción de la bomba H, la bomba de fusión nuclear, 600 veces más potente que la lanzada sobre Hirosima y que requería de procesos mucho más complejos.
Sin embargo, la facilidad con la que MANIAC podía ser reprogramada permitía que se utilizara para otras tareas mientras no había nuevos cálculos por hacer. Por ejemplo, con MANIAC se consiguió la primera predicción meteorológica que tardaba menos de 24 horas en generarse, así como la primera ecuación de estado calculada con métodos de simulación de Monte Carlo.
MANIAC no sólo destacó por ser reprogramable. También presentó un innovador esquema de memoria en forma de matriz bidimensional. Esa forma de disponer las celdas de memoria conseguía una notable mejora de rendimiento, gracias a la cual se consiguieron los récord ya mencionados.
Setenta años después de la aparición de MANIAC, la computación ha evolucionado de forma asombrosa. Los supercomputadores actuales, como el español MareNostrum, dejan a MANIAC a la altura de un simple juguete de niños. En nuestros bolsillos llevamos dispositivos que sobradamente multiplican la capacidad de aquellas máquinas primigenias. Sin embargo, buena parte de los computadores actuales siguen utilizando la misma arquitectura o versiones con ligeras modificaciones. No es desencaminado, por tanto, hablar de John Von Neumann como uno de los padres de la computación, y con ello de la inteligencia artificial.
El juego (o la batalla) humano-máquina continuará…
Luis de la Fuente Valentín
Profesor del Máster Universitario en Análisis y Visualización de Datos Masivos, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja