Se trata de un elemento de los sitios web que confunde y preocupa a varios usuarios que no tienen conocimiento de lo que son, sus funciones y qué pasa al momento de aceptarlas. Y es que es normal levantar alertas cuando se presentan avisos desconocidos en internet y así también, surge la duda: ¿Son peligrosas las cookies?
Hoy en día es normal ver una notificación de cookies al momento de entrar a un sitio web por primera vez, puesto que son parte de los servidores y necesarias para el funcionamiento de las páginas digitales y el reconocimiento de usuarios.
De hecho, la primera cookie de la historia fue inventada en 1994 y tenía el objetivo de hacer funcionar el conocido “carrito de compras” de los sitios de comercio online. Así fue como se logró por primera vez recolectar virtualmente los productos que solicitaban los usuarios en una compra en línea.
Desde ese momento, se crearon en mayor medida y perduraron hasta hoy, pero ¿qué son exactamente?. José Gago, experto en ciberdefensa de la agencia chilena de ciberseguridad, CronUp, las define como “conjuntos de datos”.
“Las cookies son archivos pequeños con un conjunto de datos que un servidor web almacena, de forma automática, en nuestro equipo a través de un navegador como Chrome o Firefox, cuando visitamos el sitio web”, explica.
Así mismo, señala que al momento existen varias clasificaciones de cookies, pero las más comunes serían 2: las cookies de sesión y las cookies “persistentes”.
Las de sesión en particular “solo obtienen datos mientras el usuario permanece en el sitio web. Después se eliminan”, señala Gago. Mientras que las cookies persistentes, “obtienen datos que pueden permanecer almacenados por un determinado tiempo”, esto último a criterio del administrador del sitio web.
¿Para qué las cookies necesitan tus datos?
Según detalla José Gago, las cookies tienen 2 objetivos principales y el primero tiene que ver con los hábitos de los usuarios. Al momento de aceptarlas, los sitios web que frecuenta una persona podrán “recordar” sus preferencias y así dar una mejor experiencia de navegación.
Así mismo permiten que el sitio web pueda recordar accesos si así el usuario lo desea, como nombres y contraseñas. “Cuando los usuarios vuelvan a ingresar al sitio web, este reutilizará las cookies para el inicio de sesión o para recordar sus preferencias, o productos previamente seleccionados, en el caso de un e-commerce”, explica.
Por otro lado, también existen las llamadas “cookies de terceros”, un tanto más invasivas, pero no así peligrosas. “Son utilizadas por organizaciones para rastrear el comportamiento del usuario en internet”.
Este tipo de cookies entra en la caracterización de “cookies persistentes” y se consideran más invasivas, puesto que las empresas las usan para “generar un perfil de aquella persona”, dice Gago. Y así pueden mostrar anuncios o contenido de interés.
Por eso es importante leer el mensaje de cookies al momento de entrar a un sitio web nuevo. Así, antes de aceptarlas, los usuarios pueden decidir si sus datos permanecerán en el sitio únicamente mientras navegan en él o si estas persistirán.
¿Son peligrosas las cookies?
El experto señala que la práctica de aceptar o rechazar cookies “dependerá del juicio del usuario”. Conociendo el concepto y su finalidad, los internautas tendrían un mejor criterio a la hora de aceptar o rechazar las cookies de un sitio web.
“Por lo general, los navegadores las aceptan por defecto y los sitios web las almacenan de forma automática en nuestros equipos, a menos que estén regulados por alguna normativa que proteja la privacidad del usuario”, señala.
“Recomendaría configurar el navegador para que acepte las cookies propias de los sitios, pero descartando las cookies de terceros. Ya que estas realizan seguimiento del usuario y podrían recoger datos personales, poniendo en riesgo la privacidad o cuentas del usuario”, agrega.
Así mismo, puntualiza que también se puede “habilitar la opción de eliminar cookies y datos de los sitios cuando el navegador sea cerrado”, como medida de precaución, aunque las cookies en sí no son peligrosas.
Gago enfatiza en que, para que un elemento ponga en riesgo un equipo, ya sea computador o smartphone, tendría que ser un malware, característica que no aplica en las cookies.
“Las cookies como tal no son software, por lo tanto, no podrían ser malware (software malicioso). Tampoco son fragmentos de código, por ende, no se pueden ejecutar instrucciones maliciosas en el equipo”, asegura.
Esto último no permite a las cookies generar virus o archivos infecciosos por lo que no son dañinas para los dispositivos. “Son simplemente datos. Por consiguiente, las cookies no pueden transmitir, ejecutar e instalar malware”, concluye.
Aunque sí al almacenarse constantemente pueden ocupar espacio y ralentizar el funcionamiento de los navegadores. Es por ello que además se recomienda limpiarlas de vez en cuando, borrando el caché del navegador, práctica que es posible tanto en smartphones, como en computadores.