Buenas noticias: un usuario de Spotify en Bulgaria parece haber encontrado la fórmula para vivir de la música. Malas noticias: se trata de una estafa a la famosa plataforma de streaming musical. Aunque no rompió ninguna ley, lo cierto es que el búlgaro se las arregló para manipular el sistema y asegurarse un pago por parte de Spotify de aproximadamente 1 millón de dólares.
¿Cómo lo hizo? En términos simples, creando listas con canciones originales y pagando 1200 cuentas premium para reproducir una y otra vez esas canciones. Y dado que se trata de cuentas correctamente creadas y al día, el pago de los royalties por reproducción es totalmente legal.
La manipulación queda clara al momento de revisar las listas, llamadas “Soulful Music” y “Music from the Heart”. La primera contenía 467 canciones, de las cuales solo las primeras tenían una duración de tres o cuatro minutos; el resto apenas superaba los 30 segundos, el mínimo para que Spotify pague por la reproducción. La segunda compartía estas características. Los autores de los temas eran desconocidos y con poca o ninguna información en internet. Los ISRC, el código de identificación del streaming, las localizaba en Bulgaria.
El número de seguidores también era sospechoso: apenas 1800, de los que solo 1200 escuchaban las canciones, una cifra muy baja para una de las listas más escuchadas en el mundo.
La plataforma paga 0.004 dólares por reproducción. Puede parecer bajo, pero una investigación del sitio Musicbusinessworldwide.com, especializado en la industria musical, ayudó a poner las cosas en perspectiva. Si se multiplica por la cantidad de veces que una canción puede reproducirse en un día, durante todo un mes, la tarifa se vuelve interesante.
En el caso de la lista “Soulful Music”, el número de reproducciones podría llegar a 60 mil por parte de un solo usuario. Pero recordemos que estamos hablando de 1.200 usuarios premium. Así la cifra de reproducciones aumenta vertiginosamente y alcanza los 72 millones, lo que multiplicado por los 0.004 dólares se convierte en 288 mil dólares al mes.
Nada mal, dado que el costo mensual de cada cuenta premium es de 9,99 dólares, con lo que la inversión inicial de este particular emprendimiento es de 12 mil dólares. Aunque hay que considerar el trabajo que hay detrás del esquema: componer y grabar más de 400 canciones, aunque duren menos de 40 segundos; administrarlas en Spotify para crear las listas, y comprar y mantener al día 1.200 cuentas. Y preocuparse de conservar esas cuentas reproduciendo permanentemente las listas, lo que se sospecha que se hizo por medio de bots o software especializados.
El detalle es que al momento de descubrirse esta situación, las listas ya llevaban cuatro meses en funcionamiento, por lo que “Soulful Music” ya había generado más de un millón de dólares en ganancias. Y no hay que olvidar que había otra lista de características similares.
Parecía el esquema perfecto para ganar dinero a través de Spotify y sin quebrar ley alguna. Pero a las listas les iba tan “bien” que no tardaron en generar sospechas entre quienes siempre están atentos a lo que sube y baja en los rankings: los sellos discográficos.
PILLADO
Fue en la última semana de septiembre de 2017 que un ejecutivo de un importante sello musical notó que “Soulful Music” estaba en el puesto 35° a nivel mundial y 11° en Estados Unidos, una ubicación inusualmente alta para una playlist no creada por una compañía discográfica.
Una vez notificada, Spotify verificó las irregularidades y bajó las canciones de la plataforma. En una declaración al respecto, la empresa explicó que “tomamos muy en serio la manipulación de la actividad del streaming. Contamos con múltiples medidas de detección que monitorean el consumo en el servicio para detectar, investigar y manejar dicha actividad”.
Aunque Spotify no usa el término Estafa ni otro similar para describir lo ocurrido, es obvio que el esquema fue desarrollado para aprovechar un vacío o un loop en el sistema de pagos a los artistas. Que no se haya vulnerado ninguna ley no valida lo sucedido. En el análisis de Musicbusinessworldwide.com se incluyen dos reflexiones que vale la pena tener cuenta: que no se puede culpar del todo a Spotify, porque todas las cuentas usadas estaban en regla, y que lamentablemente los enormes pagos realizados a quien o quienes están detrás de esta estafa legal pudieron haber ido a artistas reales.
EL VALOR DEL SILENCIO
Una situación similar se dio en mayo de 2014, aunque el protagonista fue una banda real y no se trató de una estafa. Ese año, el grupo norteamericano Vulfpeck subió un álbum llamado Sleepify. Según consignó The Verge, el disco consistía en 10 tracks de 30 segundos cada uno. Pero 30 segundos de silencio.
Vulfpeck pidió a sus seguidores que dejaran reproduciendo el álbum toda la noche, mientras dormían. Con las ganancias obtenidas, la banda pretendía financiar una gira de conciertos gratuitos para el público.
En esos días, el pago promedio por reproducción ascendía a 0.007 dólares. Según el sitio Vice, Vulfpeck obtuvo 20.000 dólares antes de que Spotify reaccionara y bajara el disco. De acuerdo a Jack Stratton, el tecladista de la banda, un personero de la compañía les envió un correo electrónico admitiendo que lo que habían hecho les parecía ingenioso y divertido, pero que había violado sus términos de contenido.
Esta historia, al menos, tuvo una conclusión feliz. La noticia recorrió el mundo y la banda aumentó su popularidad. Además recibió las ganancias por Sleepify un par de meses después, con las que concretó la gira que había prometido.