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Científicos de Colossal Biosciences, la compañía de biotecnología e ingeniería genética que está intentando “desextinguir” al mamut lanudo, anunció que trajo de vuelta a la vida al lobo gigante (Aenocyon dirus), también conocido como lobo “terrible”.

O lo intentaron. Básicamente, se trata de lobos grises modificados genéticamente con características del Aenocyon dirus, también recordado como el “lobo huargo”, la criatura fantástica de la popular serie Game of Thrones.

¿Cómo lo hicieron? Resulta que en 2021 se logró recuperar ADN de fósiles de esta especie, que habitó gran parte de América, incluyendo Chile, hace unos 13.000 años aproximadamente.

Los expertos de Colossal, editaron 20 genes de lobos grises para añadir características del logo gigante y a partir de allí crearon embriones que implantaron en perros grandes, que usaron como madres sustitutas, y así renació el supuesto Aenocyon dirus.

De acuerdo con el New York Times, tras este experimento nacieron 3 lobos sanos, a los que llamaron Rómulo, Remo y Khaleesi, dos machos de 6 meses y una hembra de 2 meses.

Rómulo y Remo nacieron el año pasado, pero no fue hasta ahora que la empresa compartió la noticia con un curioso video donde se puede ver a los cachorros aullando.

“Estos dos lobos fueron traídos de vuelta de la extinción mediante ediciones genéticas derivadas de un genoma completo de lobo terrible, reconstruido meticulosamente por Colossal a partir de ADN antiguo encontrado en fósiles que datan de 11,500 y 72,000 años atrás”, señalaron.

“Este momento marca no solo un hito para nosotros como empresa, sino también un salto adelante para la ciencia, la conservación y la humanidad”, agregan.

¿Revivió el lobo gigante?

Según el medio, Colossal mantiene a los lobos en una instalación privada, de un lugar no revelado en el norte de Estados Unidos, y permanecerán en cautiverio vigilados por especialistas.

Pero más que lobos gigantes auténticos, se trata de modificación genética. Se puede decir que los lobos grises pasaron de sus formas ya conocidas a tener pelaje blanco, mayor tamaño, hombros más fuertes, cabeza más ancha, patas más musculosas, dientes y mandíbulas más grandes y aullidos característicos.

“Vivirán toda su vida en esta reserva ecológica protegida, donde tienen muchísimo espacio”, explicó al Times Beth Shapiro, directora científica de Colossal.

“Estos animales fueron criados a mano. No son capaces de vivir en la naturaleza, y queremos estudiarlos durante toda su vida y comprender cómo estas modificaciones podrían haber modificado aspectos impredecibles. No podrán clavarse una astilla sin que nos enteremos”, continuó.

El diléma ético

Experimentos como este generan opiniones divididas. Si bien esta tecnología puede permitir eventualmente evitar la extinción de especies que hoy peligran, los científicos también ahondan en los límites de la bioética.

“Es una línea muy fina. Se busca resucitar estos fenotipos, pero no se quiere hacer algo que sea perjudicial para el animal”, dijo Shapiro al NYT.

Pero de todos los embriones del experimento la mayoría no se desarrollaron, solo nacieron 4 y un cachorro murió por una ruptura intestinal a 10 días de la cesárea, aunque Colossal dice que no se trató de alguna mutación dañina.

“Existe riesgo de muerte. Existe riesgo de efectos secundarios graves”, comentó por su parte, Robert Klitzman, profesor de psiquiatría y director del programa de maestría en bioética de la Universidad de Columbia, que no es parte de Colossal. “Eso conlleva mucho sufrimiento. Habrá abortos espontáneos”.

Por esta razón Colossal mantiene a los animales aislados de otras especies. De hecho, ninguno de sus animales modificados genéticamente ha sido reintroducido a la naturaleza, porque aun se desconocen los efectos de regresar a especies como estas.

Por ahora, queda esperar más resultados y que la compañía finalmente publique los estudios correspondientes sobre el experimento del lobo gigante, para conocer más detalles.