De ocurrir un gran sismo o terremoto en Lima, la capital del Perú, los fallecidos se contarían por decenas de miles y los heridos por millones, según recientes estimaciones del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) de ese país.
“La verdad que uno puede estar atento, pero preparado, no”, dijo —a BioBioChile— Erick Maldonado, uno de los sobrevivientes de uno de los peores terremotos ocurridos en el Perú en las últimas décadas: el de Pisco, en Ica, la tarde del 15 de agosto de 2007.
A casi 20 años de ese devastador sismo, de magnitud 7,9, que desoló la zona sur del territorio peruano, Erick, iqueño de nacimiento, aún tiene en su memoria las imágenes del fatídico día. “Fue un caos, toda una catástrofe. Todo se vino abajo”, recordó.
En medio de la tragedia, Chile fue uno de los primeros países que se solidarizó con el Perú, con envíos de productos básicos para los damnificados y personal de rescate. Hasta ese momento, sin saber que apenas tres años después, en febrero de 2010, sufriría al igual que el vecino país, un terremoto incluso mayor, de 8,8, que destruiría parte de su zona costera.
El Perú es un país de terremotos, pero Chile también. La historia así lo demuestra y es porque ambos se encuentran en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, que concentra el 90% de los sismos más fuertes registrados a nivel mundial. No solo eso, sino que comparten una placa oceánica responsable de la mayoría movimientos telúricos registrados sobre sus suelos: la de Nazca.
¿Cuándo llega el megaterremoto?
BioBioChile conversó con el ingeniero geofísico Hernando Tavera, presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), para conocer más sobre la advertencia de un posible gran sismo frente a las costas peruanas o “megaterremoto”, como algunos expertos suelen llamarlo, y el impacto que también tendría en Chile.
“Una de las grandes preguntas que se hace la población y las autoridades está dirigida a lograr saber cuándo es que puede ocurrir, por ejemplo, el próximo gran sismo en las costas peruanas o chilenas. El tema es que, evidentemente, en el campo científico no se puede hablar de predicción. Pero hoy en día, la ciencia ya permite hablar de pronósticos”, señaló Tavera, quien se ha dedicado por más de 30 años al estudio y la investigación sismológica en el Perú y Latinoamérica.
De acuerdo al experto, en la actualidad existen técnicas de monitoreo mucho más sofisticadas, como la satelital con estaciones de GPS, que van indicando cuál es la velocidad de desplazamiento de las placas tectónicas.
“Entonces, uno puede saber con claridad, y de manera muy cuantitativa, qué zonas o qué regiones de las placas tectónicas se están movilizando y cuáles no se están movilizando. Y donde no se están movilizando, se entiende que están acumulando esfuerzos para poder desplazarse”, agregó.
En ese sentido, el ingeniero Tavera mencionó que, en el borde occidental de América del Sur, específicamente frente a la costa central del Perú, hay un área bastante grande, de 400 kilómetros, que viene acumulando esfuerzo y deformación.
“Dadas esas dimensiones, es muy probable que el sismo que se produzca sobrepase el valor de 8,5. Igual forma, en el sur del Perú, en la frontera con Chile, entre Moquegua y Tacna, también hay un área acumulada, aunque de menor tamaño, que probablemente dé origen a un sismo de 8 grados. En los resultados que hemos obtenido, además, aparece la región norte de Chile, en la que no ocurre un sismo grande desde el año 1877, y que probablemente sobrepase el valor de 8,5”, advirtió.
“Ese tipo de movimientos generarían niveles altos del sacudimiento del suelo. Creo en el caso de Chile, el sismo del 2010 es un claro ejemplo de las características de estos grandes sismos”, acotó.
Sin embargo, el jefe del IGP aclaró que, de llegar a ocurrir un terremoto en la costa del Perú, el impacto en suelo chileno sería menor.
“Por la distancia, el sacudimiento probablemente llegue a la región norte de Chile, pero muy levemente. Los mayores sacudimientos estarían en la región central del Perú. Y al contrario sería lo mismo, como fue con el sismo del 2010 en Chile, que solo sacudió levemente Moquegua y Tacna”, remarcó.
La subducción de la placa de Nazca
Justamente, en la posible ocurrencia de un gran sismo, ya sea en Chile o Perú, jugaría como un elemento determinante la tan mencionada placa oceánica de Nazca.
“La placa de Nasca es una placa oceánica que colisiona con la costa de Colombia, Ecuador, Perú y Chile, casi toda la región sur chilena. Estamos hablando de una colisión a lo largo de cerca de 7 mil kilómetros. Por eso, es que toda esa región es muy sísmica”, explicó Tavera.
Para entender mejor, el experto refirió que es preciso hablar de un término en específico: la subducción, que es cuando la placa de Nazca (más flexible) choca con la Sudamericana (más rígida), dando paso a la liberación de energía, lo que se traduce en fuertes sismos.
“Se puede decir simplemente que la convergencia de la placa de Nazca con la Sudamericana permite que la primera, al ser más frágil, se introduzca por debajo del continente. Eso se conoce como subducción”, detalló.
No obstante, descartó que pueda ocurrir un gran sismo al unísono en suelo peruano y chileno. “No es que un sismo activa a otro, por lo tanto, no pueden ocurrir grandes sismos a la vez, por ejemplo, en Perú y Chile. Eso no es posible”, puntualizó.
Tavera y otros especialistas coinciden que la posibilidad de desatarse un fuerte sismo está latente, por lo que su pronóstico es reiterado públicamente cada vez que pueden para concientizar no solo a la sociedad en general, sino principalmente a las autoridades. La prevención es una variable importante de cara a un desastre de tal magnitud, pero —según informes oficiales— aún esto es tarea pendiente de las autoridades peruanas.
Mientras tanto, como un ejemplo tangible de esto último, en Pisco, donde aún vive Erick Maldonado, aún se pueden ver notoriamente los daños en algunas estructuras del violento sismo de 2007, dos décadas después. De ocurrir un nuevo remezón, se repetiría lo del pasado: muertes, heridos y destrucción. Ya lo dijo: “no estamos preparados”.