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En un avance disruptivo en biología sintética, la ciencia ha descubierto organismos llamados "biobots" o robots biológicos, que desafían las nociones tradicionales sobre la vida y la muerte al habitar un enigmático "tercer estado". Investigadores como Peter Noble y Alex Pozhitkov exploran este concepto que desafía la comprensión convencional del comportamiento celular. Destacan los xenobots, creados con células de embriones de ranas, y los antrobots, construidos con células pulmonares humanas, capaces de comportamientos inéditos como reparar células neuronales dañadas. Este nuevo estado sugiere que la muerte no es el final absoluto, sino una oportunidad para la evolución de la vida. Los biobots podrían tener aplicaciones médicas futuras, como la reparación de tejidos y la lucha contra tumores, utilizando células del propio paciente para reducir riesgos de rechazo inmunológico.

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En años recientes, la ciencia parece haber roto las barreras convencionales entre la vida y la muerte con el descubrimiento de organismos creados en laboratorio que habitan un enigmático “tercer estado”.

Estos organismos, conocidos como “biobots” o robots biológicos, formados a partir de células de diferentes organismos, no se consideran ni vivos ni muertos, marcando un avance disruptivo en la biología sintética y desafiando las nociones tradicionales sobre la existencia.

Los biólogos Peter Noble y Alex Pozhitkov investigan este concepto en una revisión reciente publicada en la revista Physiology.

“El tercer estado desafía la forma en que los científicos suelen entender el comportamiento celular”, escriben en un artículo para The Conversation.

“La vida y la muerte se consideran tradicionalmente como opuestas. Pero el surgimiento de nuevas formas de vida multicelulares a partir de las células de un organismo muerto introduce un ‘tercer estado’ que se encuentra más allá de los límites tradicionales de la vida y la muerte”, señala el artículo.

Xenobots y antrobots

Un ejemplo sorprendente son los xenobots, organismos creados a partir de células de embriones de ranas fallecidas.

Estas células se reorganizan espontáneamente en estructuras multicelulares que exhiben comportamientos inéditos.

Utilizan cilios—pequeñas proyecciones similares a pelos—para moverse por su entorno, una función distinta a la original, ya que en las ranas vivas los cilios sirven para mover mucosidad, no para el desplazamiento celular.

Otro caso fascinante es el de los antrobots, construidos a partir de células pulmonares humanas.

Estas células se autoensamblan en diminutos organismos capaces de desplazarse por sí mismos utilizando cilios y, sorprendentemente, pueden reparar células neuronales dañadas cercanas sin haber sido programados para ello.

Biobots “aprenden” nuevas habilidades postmortem

Este “tercer estado” sugiere que la muerte de un organismo no implica el final absoluto, sino que puede abrir nuevas puertas para la evolución de la vida.

Los biobots no siguen una ruta biológica predeterminada, como ocurre con las mariposas o los renacuajos, que atraviesan transformaciones radicales pero previstas.

En cambio, los biobots parecen “aprender” nuevas habilidades postmortem, lo que cuestiona la comprensión tradicional de la evolución celular.

“En conjunto, estos hallazgos demuestran la plasticidad inherente de los sistemas celulares y desafían la idea de que las células y los organismos solo pueden evolucionar de formas predeterminadas”, escribieron Noble y Pozhitkov.

“El tercer estado sugiere que la muerte del organismo puede desempeñar un papel importante en cómo se transforma la vida a lo largo del tiempo”, agregaron.

En ese sentido, aunque los tumores, organoides y líneas celulares, como las células HeLa, tienen la capacidad de dividirse indefinidamente en una placa de Petri, no se consideran parte del “tercer estado”, ya que no generan funciones nuevas, sino que mantienen sus características biológicas originales.

Las células HeLa, aunque pueden dividirse indefinidamente, no forman parte del “tercer estado” biológico porque no desarrollan nuevas funciones.Las células HeLa, aunque pueden dividirse indefinidamente, no forman parte del “tercer estado” biológico porque no desarrollan nuevas funciones.

Implicaciones para el futuro de la medicina

Más allá de lo sorprendente que pueda parecer, estos avances presentan un gran potencial, especialmente en el campo médico.

Los científicos sugieren que los biobots podrían ser usados para reparar tejidos dañados, administrar medicamentos o incluso combatir tumores en el futuro, todo ello empleando células del propio paciente, lo que reduciría los riesgos de rechazo inmunológico.

“Comprender mejor cómo algunas células siguen funcionando y se metamorfosean en entidades multicelulares tiempo después de la desaparición de un organismo es prometedor para avanzar en la medicina personalizada y preventiva”, concluyen los investigadores.