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Peces ciegos de cavernas, que perdieron la vista a lo largo de su evolución, desarrollan gran cantidad de papilas gustativas en cabeza y mentón, según estudio de la Universidad de Cincinnati. Estos peces evolucionaron en estanques de cuevas en México y se consideran la misma especie que sus contrapartes plateadas superficiales. Investigación revela que las papilas gustativas comienzan a aparecer desde el nacimiento hasta los 5 meses y se incrementan en número y ubicación en la adultez, relacionado con cambio en dieta hacia fuentes alternativas como guano de murciélago.

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Algunos peces ciegos, que viviendo en cavernas perdieron la visión a lo largo de su evolución, también desarrollaron una cantidad desmesurada de papilas gustativas en la cabeza y el mentón.

En un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Communications Biology, científicos de la Universidad de Cincinnati determinaron cuándo comienzan a aparecer las papilas gustativas en áreas más allá de la cavidad oral.

En primer lugar, explican que los peces ciegos de las cavernas evolucionaron en estanques de cuevas en el noreste de México. Son de color rosa pálido y casi translúcidos en comparación con sus contrapartes plateadas que viven en ríos y arroyos superficiales.

Mientras que los peces de las cavernas tienen el contorno más tenue de las cuencas oculares, los peces de la superficie tienen enormes ojos redondos que les dan una expresión de sorpresa perpetua.

A pesar de las muchas diferencias físicas obvias, los dos peces se consideran la misma especie.

“La regresión, como la pérdida de la vista y la pigmentación, es un fenómeno bien estudiado, pero las bases biológicas de las características constructivas son menos conocidas”, detalla en un comunicado el autor principal del artículo, el profesor y biólogo de la UC Joshua Gross, cuyo laboratorio se dedica al estudio de la evolución y el desarrollo de los vertebrados que habitan en cuevas.

“Saber cuántas puertas abrió esto para futuras investigaciones relacionadas con el desarrollo de las papilas gustativas y el gusto fue un aspecto verdaderamente gratificante de esta investigación; especialmente considerando cuánto tiempo viven estos peces”, comenta por su parte el coautor Daniel Berning, quien obtuvo su maestría en biología en la UC en 2022, mientras trabajaba en el estudio en el laboratorio del Dr. Gross.

Un misterio de décadas

Aunque los científicos en la década de los 60s descubrieron que ciertas poblaciones de peces ciegos de las cavernas tenían papilas gustativas adicionales (en la cabeza y el mentón), no hubo más estudios sobre los procesos genéticos o de desarrollo que explican este rasgo inusual, dice Gross.

Para determinar cuándo aparecen las papilas gustativas adicionales, Gross y su equipo de investigación analizaron la especie Astyanax mexicanus, incluidas dos poblaciones separadas de peces de las cavernas que habitan en las cuevas de Pachón y Tinaja en el noroeste de México, conocidas por tener papilas gustativas adicionales.

El equipo de investigación descubrió que la cantidad de papilas gustativas es similar a la de los peces de la superficie desde el nacimiento hasta los 5 meses de edad. Luego, las papilas gustativas comienzan a aumentar en número y aparecen en la cabeza y el mentón en pequeñas cantidades, hasta bien entrada la edad adulta, aproximadamente a los 18 meses.

Los peces de las cavernas pueden vivir mucho más de 18 meses en la naturaleza y en cautiverio, y los autores sospechan que se acumulan aún más papilas gustativas a medida que los peces envejecen.

El aumento se correlaciona con el momento en que los peces de las cavernas dejan de comer otros alimentos vivos para su sustento y comienzan a buscar otras fuentes de alimento, dice Gross, como el guano de murciélago.

Igualmente fascinante, dice, es que la expansión puede ocurrir en otras ubicaciones de cuevas donde no hay poblaciones de murciélagos. Según Gross, al tener más papilas gustativas, los peces de las cavernas tienen un sentido del gusto más agudo, “lo que probablemente sea un rasgo adaptativo”.

“No está claro cuál es la relevancia funcional y adaptativa precisa de este sistema de gusto aumentado”, afirma Gross, lo que ha llevado al equipo a iniciar nuevos estudios centrados en el gusto, exponiendo a los peces a diferentes sabores, como el ácido, el dulce y el amargo.