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Estudio revela que el famoso pájaro dodo era en realidad veloz y fuerte, desmintiendo su imagen de ave débil y torpe, según investigación publicada en el Zoological Journal de la Sociedad Lineanna. Científicos examinaron antiguos registros y descripciones para determinar que algunas especies de dodo nunca existieron, mientras que otras como el solitario sí vivieron en la isla mauriciana de Rodrigues. El autor del estudio, Mark Young, señala que los dodos eran animales rápidos que disfrutaban del bosque, y se identificó que pertenecían a la misma familia que las palomas.

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Los siempre caricaturizados pájaros dodos habrían sido en realidad veloces y fuertes, y no débiles ni torpes como se les suele caracterizar.

Así fue concluido por un estudio publicado en el Zoological Journal de la Sociedad Lineanna, para el cual científicos estudiaron los registros más antiguos existentes de esta ave, así como relatos y descripciones de quienes pudieron verle aún con vida.

Una tarea titánica, por cuanto muchos de estos registros resultaban contradictorios. Así, se llegó a la conclusión de que muchas supuestas especies de dodo, como el nazareno, realmente nunca existieron, mientras que otras como el solitario -emparentada con el dodo y que se creía mitológica- sí vivió en la isla mauriciana de Rodrigues.

“Los pocos relatos escritos sobre Dodos vivos dicen que era un animal rápido al que le encantaba el bosque”, explicó en un comunicado Mark Young, autor del estudio e investigador y profesor de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido

Asimismo, lograron finalmente identificar un espécimen de referencia para el dodo, preservado hasta hoy, determinando que tanto éste como el solitario pertenecieron a la misma familia que las palomas.

Por su parte Neil Gostling, coautor del estudio y biólogo evolutivo de la Universidad de Southampton, acotó al respecto que “las evidencias de los especímenes óseos sugieren que el tendón del Dodo que cerraba los dedos de sus pies era excepcionalmente potente, análogo a los de las aves trepadoras y corredoras que viven en la actualidad”.

“Estas criaturas estaban perfectamente adaptadas a su entorno, pero las islas en las que vivían carecían de depredadores mamíferos. Por eso, cuando llegaron los humanos, trayendo ratas, gatos y cerdos, el Dodo y el Solitario no tuvieron ninguna oportunidad”, agregó.

Así, a 400 años de su extinción, siendo la primera causada por los humanos y vista en “tiempo real” por nuestra civilización, la historia del dodo es utilizada habitualmente como ejemplo de lo que la intervención indiscriminada en ecosistemas puede causar a las especies nativas.