Científicos de la Universidad Lehigh en Pensilvania, Estados Unidos, han encontrado en la mayonesa un recurso inesperado para avanzar en la investigación de la fusión nuclear.
Dirigido por el ingeniero mecánico Arindam Banerjee, el equipo utilizó este popular condimento para simular el comportamiento del plasma, un estado de la materia clave en la búsqueda de la fusión nuclear.
La fusión nuclear, que ocurre en las estrellas, es un proceso en el que el hidrógeno se fusiona para formar helio, liberando gran cantidad de energía.
Replicar este proceso en la Tierra para generar energía limpia es un desafío científico, ya que requiere alcanzar temperaturas y presiones extremadamente altas. A través del confinamiento inercial, los investigadores calientan pequeñas cápsulas de combustible de hidrógeno con láseres para intentar lograr la fusión.
¿Por qué mayonesa?
El estudio de Banerjee, publicado en la revista Physical Review E consignado por DW, destaca el uso de la mayonesa como modelo experimental.
Según el ingeniero mecánico, la mayonesa “se comporta como un sólido, pero cuando se somete a un gradiente de presión, empieza a fluir”. Esto permite a los científicos estudiar las condiciones extremas de los reactores de fusión nuclear sin recrear las altas temperaturas y presiones de las estrellas.
La inestabilidad Rayleigh-Taylor
El equipo de investigación utilizó mayonesa en una máquina especial para observar su transición entre estados elástico, plástico y fluido. Este enfoque les ha permitido estudiar inestabilidades hidrodinámicas, como la inestabilidad Rayleigh-Taylor, un problema crítico en la fusión nuclear que afecta el rendimiento de los reactores.
Banerjee explica que “hemos adimensionalizado nuestros datos con la esperanza de que el comportamiento que predecimos trascienda estos pocos órdenes de magnitud”.
Aunque existe una gran diferencia entre la mayonesa y el plasma real, los principios descubiertos podrían aplicarse a la escala de la fusión nuclear.
El equipo de Lehigh reconoce que su investigación es solo una parte de un esfuerzo global para hacer la fusión inercial más accesible. Aunque queda por ver cómo se aplicarán estos hallazgos en un reactor real, el estudio muestra cómo la ciencia puede encontrar soluciones en los lugares más inesperados.