EuropaPress

Descubren el calendario solar más antiguo del mundo: fue tallado para recordar el impacto de un cometa

Publicado por Sara Jerez
La información es de EuropaPress

06 agosto 2024 | 13:07

Marcas en un pilar de piedra de 12.000 años de antigüedad en Turquía posiblemente representan el calendario solar más antiguo encontrado a la fecha, creado como un monumento para recordar el devastador impacto de un cometa.

Las marcas en Göbekli Tepe, donde están las ruinas de lo que sería el primer templo religioso de la historia, al sur de Turquía, podrían registrar un evento astronómico que desencadenó un cambio clave en la civilización humana.

Una nueva investigación sugiere que los pobladores de aquella cultura podían registrar sus observaciones del Sol, la Luna y las constelaciones en forma de un calendario solar, creado para llevar un registro del tiempo y marcar el cambio de estaciones.

El análisis de los símbolos en forma de “V” tallados en los pilares del sitio ha descubierto que cada V podría representar un solo día. Esta interpretación permitió a los investigadores contar un calendario solar de 365 días en uno de los pilares, que consta de 12 meses lunares más 11 días adicionales.

El solsticio de verano aparece como un día especial y separado, representado por una V que lleva alrededor del cuello una bestia parecida a un pájaro que se cree que representa la constelación del solsticio de verano en ese momento. Se han encontrado otras estatuas cercanas, que posiblemente representan deidades, con marcas en forma de V similares en sus cuellos.

Dado que se representan tanto los ciclos de la Luna como del Sol, las tallas podrían representar el llamado calendario “lunisolar” más antiguo del mundo, basado en las fases de la Luna y la posición del Sol, anterior a otros calendarios conocidos de este tipo por muchos milenios.

El origen tras el calendario solar más antigüo del mundo

Los investigadores dicen que los pueblos antiguos pueden haber creado estas tallas en Göbekli Tepe para registrar la fecha en que un enjambre de fragmentos de cometas impactó la Tierra hace casi 13.000 años, en el 10.850 a. C.

Se sugiere que el impacto del cometa marcó el comienzo de una mini edad de hielo que duró más de 1.200 años, y que acabó con muchas especies de animales grandes. También podría haber desencadenado cambios en el estilo de vida y la agricultura, que se cree que están relacionados con el nacimiento de la civilización poco después en la fértil medialuna de Asia occidental.

Otro pilar del lugar parece representar la corriente de meteoros Táuridas (que se cree que es la fuente de los fragmentos del cometa), que duró 27 días y emanó de las direcciones de Acuario y Piscis.

El hallazgo también parece confirmar que los pueblos antiguos podían registrar fechas utilizando la precesión (el bamboleo del eje de la Tierra que afecta al movimiento de las constelaciones en el cielo) al menos 10.000 años antes de que el fenómeno fuera documentado por Hiparco de la Antigua Grecia en el año 150 a. C.

Las tallas parecen haber seguido siendo importantes para la gente de Göbekli Tepe durante milenios, lo que sugiere que el impacto puede haber desencadenado un nuevo culto o religión que influyó en el desarrollo de la civilización.

Calendario solar más antiguo del mundo

El hallazgo también respalda la teoría de que la Tierra se enfrenta a un aumento de los impactos de cometas a medida que su órbita se cruza con la trayectoria de fragmentos de cometas que giran en torno a ella, que normalmente percibimos como corrientes de meteoritos.

El Dr. Martin Sweatman, de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Edimburgo, quien dirigió la investigación, dijo: “Parece que los habitantes de Göbekli Tepe eran observadores entusiastas del cielo, lo que es de esperar dado que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa”.

“Este evento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para hacer frente al clima frío. Posiblemente, sus intentos de registrar lo que vieron sean los primeros pasos hacia el desarrollo de la escritura milenios después”, concluyó.

La investigación se publica en Time and Mind.