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El primer paseo del Lunar Roving Vehicle (LRV) en la Luna tomó 6 horas y permitió excursiones más largas para los astronautas de la "Era Apolo". Considerado por algunos como el primer SUV 4x4 eléctrico de la historia, fue diseñado para operar en la gravedad lunar y soportar el terreno desafiante, para el que se invirtió un costo de 38 millones de dólares.

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El 31 de julio de 1971, la NASA sumó una hazaña histórica más a su amplia lista de la época, años en los que realizaron los primeros alunizajes. En esa ocasión, se hizo el primer paseo en jeep por la Luna.

Este logro fue protagonizado por los astronautas Dave Scott y Jim Irwin de la misión Apolo 15, quienes hicieron una excursión de 6 horas por la superficie del satélite mientras conducían el Lunar Roving Vehicle (LRV).

De acuerdo con la NASA, este vehículo, que soportó la radiación, temperaturas y el difícil terreno lunar, permitió excursiones más largas durante los alunizajes.

Asimismo, fue un importante aporte para las misiones científicas de la llamada “Era Apolo”. Cabe recordar que, el alunizaje de 1969 no fue el único, a la misión Apolo 11 le sucedieron la 12, 14, 15, 16 y 17.

Inicialmente, el alcance de las misiones lunares en terrenos abarcaba distancias cortas a pie, pero el LRV permitió viajes de más de 20 kilómetros.

El Lunar Roving Vehicle (LRV)

El Lunar Roving Vehicle (LRV) es un vehículo eléctrico diseñado especialmente para funcionar en la gravedad de la Luna y el vacío que implica estar sobre ella, un cuerpo celeste completamente sin atmósfera.

Pesaba unos 210 kilos, mucho más liviano que un automóvil promedio terrestre, que suelen pesar entre 1.000 a 2.000, y podía aguantar una carga de únicamente 490 kilos adicionales.

Tenía dos asientos plegables, uno al lado del otro, que estaban hechos de aluminio tubular, con correas de nailon y paneles de piso de aluminio. Además, se agregó un reposabrazos entre los asientos y cada uno tenía reposapiés ajustables y un cinturón de seguridad con velcro.

En el LRV sobresalía una antena parabólica de malla, montada en la parte delantera del vehículo, pero lo más notable fueron sus ruedas, que levantaban la estructura a 36 centímetros del suelo. Los neumáticos de unos 81 centímetros de diámetro y 23 centímetros de ancho fueron fabricados con hebras de acero recubiertas de zinc unidas a la llanta y discos de aluminio formado.

Primer paseo en jeep en la Luna
Astronauta Devid Scott de la misión Apolo 15 conduciendo el LRV | NASA

Algunos consideran este vehículo incluso como el primer SUV 4×4 eléctrico de la historia. Pero ¿cómo hicieron para llevarlo hasta la Luna? Resulta que además de desarrollar una tecnología que soportara el ambiente inhóspito, también tuvieron que idear como compactarlo.

Esto último se logró creando “un sistema de poleas y carretes con frenos utilizando cuerdas y cintas de tela”, según describe un informe de la NASA que detalla sus características.

Con ese sistema, se guardó compacto en el módulo lunar de aterrizaje y la mayor parte de su despliegue, a excepción de su activación, fue automático.

El primer paseo en jeep por la Luna

Para su construcción, la NASA contrató a la compañía Boeing, hoy una de las más grandes del mundo en fabricación de aeronaves, que continúa colaborando con la agencia espacial.

Los paseos en jeep por la Luna sumaron un costo de 38 millones de dólares, que serían hoy unos 35 mil millones en pesos chilenos, una suma bastante grande que implicó la fabricación de cuatro vehículos como este.

Su desarrollo tomó únicamente 17 meses, y pese a la rapidez, se desempeñó sin ninguna anomalía en terreno lunar. Tres de los LRV se utilizaron en las misiones Apolo 15, 16 y 17, mientras que el restante se ocupó para extraer repuestos.

La primera vez que se probó el LRV en la Luna, los astronautas recorrieron un total de 28 kilómetros. Scott e Irwin pasaron poco más de 18 horas en la superficie lunar y lograron recolectar unos 77 kilos de material del suelo para trasladar a la Tierra y estudiarlo.

Posteriormente, en las misiones venideras con los otros LRV, los recorridos y la recolección de muestras fueron mucho más óptimos.

Demostró ser el vehículo de exploración lunar confiable, seguro y flexible que esperábamos que fuera“, comentó en esa época Harrison Schmitt, astronauta de la misión Apolo 17.

“Sin él, los principales descubrimientos científicos de Apolo 15, 16 y 17 no habrían sido posibles, y nuestra comprensión actual de la evolución lunar no habría sido posible”, concluyó.