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El temible dragón de Komodo, el lagarto vivo más grande del mundo, ha sido objeto de un estudio que revela la presencia de capas protectoras de hierro en sus dientes, lo que le ayuda a matar a sus presas. Este hallazgo, realizado por académicos del King\'s College de Londres, indica que estas características podrían haber existido en dinosaurios carnívoros, como el tiranosaurio.

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La alta concentración de hierro podría ser una herencia de dinosaurios ancestros del famoso y temido lagarto.

El temible dragón de Komodo, originario de Indonesia y el lagarto vivo más grande del mundo, tiene una capa de hierro en sus dientes que le ayuda a matar a sus presas, según un estudio publicado el miércoles.

La investigación, realizada por académicos del King’s College de Londres, reveló la presencia de capas protectoras de hierro en el pigmento naranja que se encuentra en las puntas de los dientes del animal.

Según indicó dicha universidad, el hallazgo “podría proveer pruebas sobre cómo dinosaurios como el tiranosaurio mataban y devoraban a sus presas”.

“Esta característica nunca se había registrado antes en un reptil carnívoro”, señaló el estudio, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution.

Enormes dientes aserrados

Los investigadores, además de hallar este tipo de recubrimiento en los dientes del dragón de Komodo, encontraron características similares en los de otros reptiles vivos, como los lagartos monitor, cocodrilos y caimanes.

El estudio subraya que la concentración de hierro desempeña “un papel clave en el sostén de los dientes aserrados” de los enormes lagartos, que los utilizan para matar a sus presas.

Estos se alimentan de una gran variedad de mamíferos, desde roedores hasta búfalos de agua, y matan con un doble golpe de dientes afilados y mordedura venenosa.

Los científicos creen que el recubrimiento de hierro pudo haber existido en dinosaurios carnívoros, aunque no se han encontrado pruebas de aquello en los dientes fosilizados de reptiles y dinosaurios.

Al respecto, el Dr. Aaron LeBlanc acotó que “desgraciadamente, con la tecnología actual no podemos saber si los dientes fosilizados de los dinosaurios tenían niveles elevados de hierro o no. Creemos que los cambios químicos que se producen durante el proceso de fosilización ocultan la cantidad de hierro que había al principio”.

“Lo que sí descubrimos, sin embargo, fue que los dinosaurios carnívoros más grandes, como los tiranosaurios, sí cambiaron la estructura del propio esmalte en los bordes cortantes de sus dientes. Así, mientras que los dragones de Komodo han alterado la química de sus dientes, algunos dinosaurios alteraron la estructura de su esmalte dental para mantener un filo cortante”, explicó.

Humanos amenazan a los dragones

Los dragones de Komodo viven en el parque nacional del mismo nombre y en la vecina isla de Flores, en Indonesia.

Sólo quedan 3.458 ejemplares adultos y crías en libertad, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, mientras que unos cuantos ejemplares nacieron en cautiverio en España.

Miles de turistas acuden cada año a esas islas del sudeste asiático, el único lugar del mundo donde puede ser visto el dragón de Komodo en su hábitat natural.

Estos reptiles, que pueden alcanzar los tres metros de longitud y pesar hasta 90 kilos, están amenazados por la actividad humana y el cambio climático, que destruye su hábitat.