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Un reciente estudio del Conicet de Argentina reveló que las altas temperaturas pueden perjudicar la fertilidad masculina al afectar la calidad de los espermatozoides. La investigación encontró que durante olas de calor, el semen presentaba un 10% menos de espermatozoides móviles, afectando también su forma, especialmente en hombres mayores de 40 años. Se destacó que la exposición prolongada al calor es más perjudicial que la exposición aguda. Expertos indican que el clima podría convertirse en un factor a considerar en la planificación de la paternidad.

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Un reciente estudio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina descubrió que las temperaturas extremas pueden afectar a la fertilidad masculina, generando una baja en la calidad de los espermatozoides.

El resultado de la investigación preocupa en el contexto de que las olas de calor son un fenómeno cada vez más frecuente en todo el planeta, con consecuencias negativas en la salud de los seres vivos, como la fertilidad.

El estudio, que fue publicado en la revista Science of the Total Environment, demostró que en el semen que había sido obtenido durante eventos de calor había un 10% menos de espermatozoides mótiles (los que tienen capacidad de moverse rápido, en línea recta, y fecundar), que en el de hombres que no estuvieron expuestos a ese clima.

Además, se señaló que las altas temperaturas también afectaron la forma de los espermatozoides, teniendo en cuenta la variable de la edad. Los varones de menos de 40 años expuestos al calor tuvieron un menor volumen de semen pero su morfología era normal, mientras que los mayores de 40 tuvieron una menor proporción de espermatozoides vivos y vieron afectada la forma de los mismos.

Por lo tanto, se detalló que es peor una exposición prolongada al calor para la calidad del esperma, que una exposición aguda pero corta. Este detrimento en la calidad de las muestras fue notablemente más alto (diferencias entre 4 y 5 veces mayores) en épocas en que se registraron los mayores alzas de temperatura.

Nuestro medio asociado en Argentina, Perfil, conversó al respecto con la Dra. Mónica Vázquez-Levin, directora del laboratorio de Estudios de Interacción Celular en Reproducción y Cáncer, quien señaló sobre este estudio que “el clima eventualmente será una variable para planificar la paternidad. Eso de que el hombre siempre tiene espermatozoides y siempre son buenos es un mito”.

Por su parte, la licenciada Ania Manjon, que fue una de las científicas detrás del hallazgo señaló que la infertilidad “tiene un componente genético y uno ambiental” y que este trabajo destacó el impacto de un factor ambiental, como son las olas de calor.

“Consideramos relevante evaluar el componente genético, donde utilizamos abordajes globales que nos permiten estudiar proteínas espermáticas, sus genes y alteraciones que podrían impactar en la infertilidad masculina y nos permitirían identificar nuevos biomarcadores de esta enfermedad”, agregó.

La investigación se realizó analizando el semen de unos 55 mil hombres, de entre 18 y 60 años durante casi 20 años, entre 2005 y 2023. Durante ese transcurso se identificó un promedio de 6,5 olas de calor anuales y un aumento de medio grado por década.

El análisis dividió los casos de estudio en dos grupos, tomando como parámetro si el paciente había sufrido una ola de calor durante los 90 días previos a la toma de la muestra, periodo en el cual se produce el desarrollo de los espermatozoides (espermatogénesis, maduración y almacenamiento).

Los resultados fueron que las muestras pertenecientes a pacientes que habían sufrido altas temperaturas durante ese periodo mostraban una calidad espermática menor, no sólo por contar con un menor número de espermatozoides, sino porque además aumentaba el porcentaje de espermatozoides con formas anormales, lo que baja su capacidad para fecundar y afecta la fertilidad.