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Marie Curie, la única mujer galardonada con dos Premios Nobel, realizó una extensa visita a Sudamérica en la década de los 20. Durante su estadía en Brasil, Curie fue tratada como una estrella, realizando 12 charlas y cobrando 75.000 francos por su recorrido. La prensa local cubrió su visita y asistió a un baile en su honor. Además, visitó lugares turísticos.

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Hoy se cumplen 90 años desde que murió Marie Curie, y pocos saben que la única mujer del mundo ganadora de dos premios Nobel (Física en 1902 y Química en 1911), hizo una prolongada visita a Sudamérica por allá en los años 20. La científica arribó en Brasil y se quedó durante 44 días.

De acuerdo con BBC News Mundo, los desconocidos detalles de este viaje salieron a la luz en 2017, cuando se publicó el libro: La visita de Marie Curie a Brasil, que narra el paso a paso de la “gira” de esta pionera de la radiactividad.

Según los testimonios, Curie fue toda una celebridad: “Madame Curie llegó a Brasil como una estrella. Siempre había un carruaje de lujo reservado para ella y su hija. Fue tratada como un ser divino”, cuenta João Pedro Braga, posdoctorado en Química de la Universidad de Princeton y coautor del libro, junto a Cássius Klay Nascimento.

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El libro recoge cartas, documentos y testimonios de personas que presenciaron su visita, entre ellos Guimarães Rosa, Juscelino Kubitschek y Pedro Nava, estudiantes que asistieron a una de las charlas de Curie en la Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en Belo Horizonte.

“En los lugares que visitó, la gente vestía la ropa más elegante, la última moda en París. Marie Curie vestía, como observó Pedro Nava, ‘un traje grasiento’. Siempre fue una mujer sencilla”, agrega Braga.

Marie Curie y su visita a Sudamérica

La científica llegó a Sudamérica acompañada de su hija mayor, Irène Joliot-Curie, el 15 de julio de 1926 y viajó en el ‘Pincio’, un lujoso barco a vapor de la época que partió desde Marsella, en Francia, hasta Río de Janeiro.

Estuvo en el país hasta el 28 de agosto y realizó un total de 12 charlas en diferentes lugares. Por este recorrido, cobró un total de 75.000 francos, que sería el equivalente a 85.000 dólares en la actualidad, casi 80 millones de pesos chilenos.

El gobierno francés le pagó una mitad y Brasil le entregó el resto cuando llegaron a Río. De acuerdo con el libro, el viaje en barco duró unos 13 días y tras su llegada, madre e hija se hospedaron en el Hotel dos Estrangeiros, en el área residencial de Flamengo.

Ese día, Curie se dedicó a descansar, mientras que su hija decidió ir a la playa. Dos días después, le escribió una carta a su hija menor Ève, que estaba en París, allí le dijo que la habitación del hotel era “muy bonita”, pero le molestaba ruido de los tranvías.

La prensa local cubrió su visita e incluso dio una entrevista al diario O Paiz, aun cuando solía rechazar a la prensa desde que los tabloides en Francia expusieron que mantuvo una relación amorosa con un hombre casado.

La primera charla de su agenda fue el 20 de julio en la Escuela Politécnica, y su importancia fue tal, que se transmitió en vivo en la primera emisora de Brasil, fundada solo 3 años antes, la Rádio Sociedade do Rio de Janeiro.

Asistió tanta gente, que muchos estudiantes quedaron fuera y hubo desorden en la multitud, por lo que las siguientes charlas tuvieron que hacerse en una sala más grande.

Conoció Brasil y asistió a un baile en su honor

Marie Curie también visitó lugares turísticos de Río como Pan de Azúcar, Corcovado, el Jardín Botánico, además de Petrópolis, Vassouras y Barra do Pira, en municipios vecinos.

Cuando se trasladó a São Paulo, para continuar con su itinerario, se hizo un baile en su honor al que sí asistió e igualmente fue a visitar Butantan y viajó a Águas de Lindóia.

Tras su paso por Río y São Paulo, Curie finalmente llegó al estado de Belo Horizonte, donde se quedó en Minas Gerais, la capital, en el Grande Hotel Internacional.

Allí fue donde Pedro Nava, después médico y escritor, la vio. Su testimonio fue recogido de sus memorias escritas, donde habló de su apariencia: “Era pequeña de estatura. Llevaba un vestido negro y una falda que arrastraba. Siempre aparecía con la misma ropa, el pelo mal peinado, las manos rojas muy maltratadas y vi sus botas de tacón bajo con sólo el botón superior abotonado”.

“Pero cuando enseñaba, se transformaba, y con sus palabras la estancia se iluminaba aún más, como si unos rayos de uranio, chispas radiactivas y ferromagnéticas atravesaran sus paredes”, añadió.

A 90 años de su muerte: así fue el día en que Marie Curie llegó a Sudamérica como toda una celebridad
Marie Curie en el Instituto de Radio de Belo Horizonte | Museo Nacional de Brasil

En Minas Gerais, Curie y su hija fueron Sabará y Lagoa Santa, y también hicieron una visita ilustre al Instituto de Radio de Belo Horizonte, que se había fundado 4 años antes para combatir el cáncer con la radioactividad. Fue el primer hospital que utilizó este método en el país.

De hecho, Marie Curie hizo un especial regalo al instituto, donando dos agujas de radio que llevaba en su maleta, las que se usaban para la irradiación de tumores en esa época.

Finalmente, regresó a Río el 18 de agosto, donde se quedó 10 días más antes de partir de vuelta a Marsella.

“Todos los homenajes que se le hacen son verdaderamente merecidos y tanto más espontáneos en cuanto que la envuelve una suave aura de simpatía debido a la conmovedora sencillez que la caracteriza”, decía la prensa en ese momento.