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Hace aproximadamente 4.500 millones de años se formaron asteroides y cometas en los inicios del sistema solar. Aunque orbitan alrededor del Sol al igual que los planetas, tienen trayectorias y tiempos distintos, siendo los asteroides más comunes que los cometas. Los cometas pueden pasar miles o millones de años en el sistema solar y tienen órbitas impredecibles, mientras que los asteroides están en un "cinturón" entre Marte y Júpiter, tardando entre tres y seis años en completar su órbita. Aunque tanto asteroides como cometas pueden representar una amenaza para la Tierra, la NASA advierte que un meteorito de cierto tamaño podría causar daños significativos o efectos globales. Toutatis, uno de los asteroides peligrosos más conocidos, tiene solo 5,4 kilómetros de diámetro. Los cometas sorprenden con sus colas al acercarse al Sol, mientras que los asteroides, compuestos de rocas y metales, parecen más estables y pesados.

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Hace aproximadamente 4.500 millones de años, en los primeros momentos de nuestro sistema solar, se formaron los asteroides y cometas.

Al igual que los planetas, estos cuerpos celestes orbitan alrededor del Sol, aunque con trayectorias y tiempos diferentes. Puede ser común confundirlos, sin embargo, no son lo mismo.

Mientras la Tierra tarda un año en completar su órbita, los asteroides, ubicados en un “cinturón de asteroides” entre Marte y Júpiter, pueden tardar entre tres y seis años en hacer lo mismo.

Diferencias entre asteroides y cometas

Por otro lado, los cometas pueden pasar miles o incluso millones de años en el sistema solar antes de volver a acercarse al Sol. Algunos cometas ni siquiera tienen órbitas fijas, lo que hace que sus trayectorias sean impredecibles.

La posibilidad de que un asteroide o cometa choque con la Tierra es un tema de interés. Aunque los cometas han impactado nuestro planeta en el pasado, los asteroides no han tenido el mismo destino, sin embargo, representan una amenaza mayor para los satélites en órbita.

Cabe mencionar que cada año, aproximadamente, un asteroide del tamaño de un automóvil entra en la atmósfera terrestre, pero generalmente se quema antes de alcanzar la superficie.

En cambio, los meteoroides, que son pequeñas partículas de cometas o asteroides, logran atravesar la atmósfera y, si sobreviven al impacto, se convierten en meteoritos. La NASA advierte que un meteoroide de unos 25 metros podría causar daños significativos si impacta en la Tierra, y uno de entre uno y dos kilómetros, podría tener efectos globales.

Los cometas, con un diámetro promedio de entre 9 y 40 kilómetros, y los asteroides, que pueden variar desde pequeñas rocas hasta más de 965 kilómetros de diámetro, no tienen que ser gigantes para representar una amenaza.

Toutatis, uno de los asteroides potencialmente peligrosos más conocidos, tiene solo 5,4 kilómetros de diámetro. La percepción pública de estos cuerpos celestes también difiere.

“Los cometas nos sorprenden y los asteroides nos asustan”, opina Zulfikar Abbany, autor en DW. Los cometas, compuestos de hielo, roca e hidrocarburos, producen espectaculares colas cuando se acercan al Sol, volviéndose “activos” al emitir gases y polvo.

En cambio, los asteroides, hechos de rocas y metales “inactivos”, parecen sólidos y estables, y aunque son una fuente potencial de minerales valiosos, no tienen el mismo brillo, sino que lucen pesados y melancólicos.