Bélgica inició la construcción del novedoso proyecto Myrrha, que consiste en un reactor nuclear alimentado por un acelerador de partículas que producirá la energía que consume una familia completa en un año, tan solo en un segundo.
Además, este nuevo punto energético, generará 100 veces menos residuos que los reactores tradicionales y “ofrece oportunidades de investigación incomparables en combustible nuclear gastado, medicina nuclear y física fundamental y aplicada”, señala la web oficial del proyecto.
Por las siglas de Reactor de Investigación Híbrido Polivalente para Aplicaciones de Alta Tecnología (Myrrha), es el primero impulsado por un acelerador a gran escala.
Ahora, el proyecto inició su primera etapa, que consiste en construirlo y probar los materiales y dinámicas que se ejecutarán y se espera finalice en 2026. Mientras que la segunda, que será la armazón de su extensión, terminará en 2033, y la tercera, que acomodará todos los sistemas primarios para su funcionamiento, estaría lista en 2036.
El nuevo reactor nuclear de Bélgica
La estructura final tendrá 300 metros de largo con una potencia de 2,4 megavatios y será más segura que los reactores clásicos, pues tendrá la capacidad de apagarse y encenderse en cuestión de milésimas, lo que reduce la posibilidad de un accidente por fisión descontrolada.
“Es el acelerador el que controla el reactor. Si detenemos el acelerador, en un microsegundo, el reactor se detiene“, explicó en declaraciones que recoge la radiotelevisión pública RTBF el director del proyecto, Hamid Aït Abderrahim.
Al acabar la primera fase, el acelerador de partículas lineal tendrá una potencia máxima de 100 megaelectronvoltios (MeV), que irá aumentando hasta los 600 MeV, suficiente para alimentar el reactor que se construirá en una tercera fase del proyecto.
El novedoso proyecto se empezó a concebir en 1998 y en su primera fase está financiado con 558 millones de euros por el Gobierno belga y por fondos europeos, sobre un presupuesto total de 1.600 millones para concluir su desarrollo completo a finales de la próxima década, para lo que será necesario atraer inversión privada.
Otra de las ventajas que promete Myrrha es que servirá para realizar investigaciones sobre “transmutación” para disminuir el volumen y la vida útil de los residuos nucleares, cuya radiotoxicidad se reducirá de 300.000 a 300 años.
La idea es recuperar material fisible utilizado por centrales nucleares y reprocesar parte de este para reutilizarlo, al tiempo que se reduce la vida útil de los residuos de un reactor que no se enfriará con agua, sino con una mezcla de plomo y bismuto, que promete también convertirse en una opción de futuro para la industria nuclear.
Según Aït Abderrahim, si el proyecto experimental Myrrha funcionase como se espera y se construyeran 15 reactores de ese tipo, pero a escala industrial se podría tratar todo el combustible utilizado por las centrales nucleares europeas a un costo inferior al actual.
Un estudio realizado por la consultora PwC estima que el impacto económico del proyecto, en el que actualmente trabajan 230 personas de 25 países diferentes, será de 6.400 millones de euros.
“Con este proyecto, nuestro país sigue siendo pionero en investigación nuclear, con un énfasis en las aplicaciones médicas”, declaró la ministra federal de Energía, la ecologista Tinne Van der Straeten.