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Arqueólogos en Jerusalén descubrieron un anillo de oro de 2.300 años de antigüedad, posiblemente perteneciente a un niño del periodo helenístico, adornado con una gema roja y en excelente estado de conservación, sin óxido ni desgaste. Hallado en la Ciudad de David por Tehiya Gangate, el anillo fue fabricado con técnicas de la época y datado alrededor del año 300 a.C., reflejando la moda de la era persa y helenística. Este hallazgo indica la apertura de Jerusalén a influencias helenísticas y confirma su importancia en el intercambio de bienes y tradiciones en aquel tiempo.
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Arqueólogos en Jerusalén han descubierto un anillo de oro de 2.300 años de antigüedad, que se cree perteneció a un niño que vivió durante el periodo helenístico de la ciudad. La Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) informó que el anillo, adornado con una gema roja, se encontraba “muy bien conservado”, sin signos de óxido o desgaste.
El hallazgo tuvo lugar en la Ciudad de David y fue realizado por Tehiya Gangate, miembro del equipo de excavación.”Estaba removiendo tierra a través de la criba y de repente vi algo brillante”, relató Gangate. “Se trata de un hallazgo emotivo, de los que no se encuentran todos los días”, añadió.
Los investigadores estiman que el anillo perteneció probablemente a un niño debido a su pequeño tamaño. Según el comunicado de la AAI, la joya fue fabricada “martillando finas hojas de oro precortadas en una base metálica”.
Antiguo anillo de oro en Jerusalén
El anillo ha sido datado en torno al año 300 a.C. y, de acuerdo con la AAI, “refleja la moda común de los periodos persa y helenístico temprano, entre finales del siglo IV y principios del III a.C.”, cuando la preferencia por el oro con piedras engastadas comenzó a imponerse sobre el oro decorado.
En aquella época, la región estaba bajo el dominio del Imperio Macedonio de Alejandro Magno. Las conquistas de Alejandro “ayudaron a difundir y transportar bienes y productos de lujo”, según el comunicado.
Este descubrimiento revela que los habitantes de Jerusalén “estaban abiertos al estilo y las influencias helenísticas”, concluyen los investigadores.
El hallazgo de este anillo ofrece una nueva perspectiva sobre la vida cotidiana y las influencias culturales en Jerusalén durante el periodo helenístico, subrayando la importancia de la región en el intercambio de bienes y tradiciones.