Investigadores del Departamento de Física (DFI) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, estuvieron estudiando el comportamiento de las bacterias, que son los organismos más abundantes del planeta. Allí, descubrieron un peculiar rasgo de la bacteria humana Escherichia coli, que si bien no es peligrosa, es conocida por producir molestas infecciones urinarias.
Los científicos identificaron un comportamiento que influye en la acumulación de estas bacterias, ubicadas en el intestino, y que podría ser un gran aporte en la medicina, según explican en un comunicado de la casa de estudios.
Para ello, se basaron en que estas bacterias, al acumularse en superficies, pueden ser un foco de infecciones y formar biopelículas que terminan protegiéndolas de los antibióticos y otros métodos para eliminarlas.
Los experimentos para determinar el comportamiento de la Escherichia coli consistieron en probar bacterias fluorescentes que emitían luz verde al iluminarlas con luz azul, usando dispositivos microfluídicos con diferentes texturas, planas y curvas.
“Los resultados muestran que la curvatura de una pared puede influir en la acumulación de bacterias, y que una curvatura pequeña puede reducir la cantidad de bacterias en contacto con la superficie”, indica María Luisa Cordero, académica del DFI e investigadora del Núcleo Milenio de Materia Activa.
“Logramos demostrar que se puede disminuir la cantidad de bacterias -en contacto con una pared- simplemente haciéndola rugosa, siempre y cuando su curvatura sea pequeña“, explica.
De acuerdo con Cordero, este hallazgo sería “útil para fabricar insumos médicos e industriales resistentes a la formación de biopelículas, sin necesidad de tratamientos químicos, solo manejando la topología de la superficie”.
Esto último tiene que ver con el potencial infeccioso de la Escherichia coli, que además de las comunes infecciones urinarias, sus variantes también pueden generar enfermedades como colitis, afecciones respiratorias o incluso infecciones al torrente sanguíneo.
Cordero señala que continuarán realizando pruebas con diferentes tipos de bacterias para avanzar en esta tesis. “Ahora planeamos hacer más experimentos que confirmen las predicciones del modelo, en particular para bacterias más largas y cortas que las que usamos inicialmente”, concluye. El estudio se publicó la semana pasada en la revista Physical Review E.