Gerónimo Villanueva es un ingeniero oriundo de Mendonza, Argentina, que llegó a una de las agencias espaciales más importantes del mundo sin haber esperado algún día convertirse en astrónomo, pero ahora, busca vida extraterrestre bajo el alero de la NASA.
Como astrónomo planetario, lleva casi 20 años trabajando en la NASA y actualmente figura como Doctor planetario del Centro de Vuelos Espaciales Goddard, Director Asociado de Ciencia Estratégica de la División de Exploración del Sistema Solar e Investigador Principal (PI) del Generador de Espectro Planetario (PSG).
El experto estuvo en Chile, para el Congreso Futuro 2024 y allí conversó con BiobioChile sobre su experiencia, su trabajo con el Telescopio Espacial James Webb (JWST), el planeta que lleva su nombre y por qué la vida extraterrestre podría ser más simple de lo que pensamos.
Un argentino en la NASA
Gerónimo Villanueva dice que el salto de Argentina a la NASA “es un desafío”, sobre todo porque viene de Mendoza, una ciudad “pequeña”, que se encuentra en la llanura al este de la Cordillera de los Andes. Pero en realidad, en sus palabras: “fueron las cuestiones de la vida”.
Todo empezó porque mientras terminaba su máster de ingeniería en Argentina, sus profesores estaban estudiando el vapor de agua en la capa de ozono, desde Mendoza, lo que le abrió una conexión en Alemania para hacer estudios similares, pero desde el Hemisferio Norte de la Tierra.
Ese fue su punto de partida. “Cuando llego a Alemania, empiezo a transformar mi investigación ya desde el punto de vista más aeroespacial, empecé a trabajar en agencias espaciales, en las agencias espaciales alemanas, europeas, y ahí hice un vínculo directamente con la NASA”, cuenta.
“Pasar a la NASA fue otro reto, apliqué una beca para ir a Estados Unidos, voy a la NASA, gané esa beca, y bueno, ya fue hace muchos años, después ya me quedé en Estados Unidos”, explica.
—¿Qué ha sido lo más interesante de estar en la NASA?
Bueno, a mí, lo que más me ha gustado de la NASA, ha sido la experiencia puntual de estar allí, porque realmente uno llega y la experiencia es muy dinámica. Es un entorno muy estimulante, y todos los días trabajar es divertido, estamos involucrados en muchas misiones espaciales y desarrollando las misiones a futuro en este momento.
Y de las investigaciones científicas que más me han gustado, las que me tienen ahora entusiasmado, son las misiones con James Webb, este telescopio que es muy poderoso, que mandamos al espacio hace un año y ya está trabajando, tomando imágenes, y cada lugar que apunta James Webb hace nueva ciencia. Para mí, que estudio el Sistema Solar, que es relativamente cerca, ocupar algunos exoplanetas o galaxias o demás, poder conocer, redescubrir el Sistema Solar es fantástico, y James Webb nos está permitiendo eso.
Hemos podido explorar Marte de una forma mucho más sensible, buscando material orgánico, estamos estudiando las lunas heladas de Júpiter y Saturno, que se cree que pueden ser lugares habitables, debajo de la superficie. Y ahora hemos podido ver nubes de agua que se emiten de ellas, o descubrir material orgánico que sale debajo del océano, eso creo que son los grandes descubrimientos que se han hecho con James Webb.
—¿Cómo es trabajar con el James Webb? Porque muchos científicos ocupan sus datos, ¿cómo funciona?
Es muy interesante el acceso a James Webb, primero, en el caso de los proyectos que yo trabajé, son proyectos que han sido pre-asignados antes del lanzamiento, lo venimos hablando desde hace 15 años esos proyectos, pero ahora, en realidad, todas las observaciones que se hacen son competitivas. Uno escribe una propuesta y dice, yo quiero mirar a Europa (la luna de Júpiter) porque quiero descubrir tal cuestión, entonces hay un comité que evalúa eso y a las mejores propuestas les dan tiempo en el James Webb.
O sea, es gratuito y no solamente es gratuito, sino que además le dan dinero a uno para procesar los datos e interpretarlos, entonces si llegan los datos, James Webb se organiza una agenda, hace las mediciones y nos llegan los datos que son bastante complicados de interpretar. Pero con el tiempo muchos grupos de científicos han trabajado en el desarrollo de técnicas y ahora hay distintos métodos y paquetes para interpretar datos que son bastante accesibles, se procesan los datos y se obtiene información. Después ahí viene el proceso de la ciencia, que es interpretar esos datos y llevarlo a un plano de un descubrimiento.
—Y viniste al Congreso Futuro a hablar de la búsqueda de vida fuera de la Tierra. ¿Cómo se trabaja en esto? Hablemos de ello, pero aterricémoslo, porque mucha gente cree que van a encontrar un extraterrestre verde cabezón, pero la realidad es otra.
Bueno, es una buena pregunta, la búsqueda de vida siempre se lleva desde el punto de vista muy andrógeno, ¿cierto? Muy antropocéntrico, es como el ser humano, es como un humanoide. Pero en realidad la búsqueda de la vida siempre se basa en búsqueda microbiótica o vida muy simple, porque es la vida que ha estado en nuestro planeta por la gran mayoría del tiempo, dominó el 99% del tiempo desde que hubo vida en nuestro planeta, fue vida muy muy simple.
Entonces, si hay que buscar a un tipo de vida, nos vamos a la vida que es más probable. Son vidas muy simples, pero producen desequilibrios químicos. Nosotros lo que estamos buscando son desequilibrios químicos, moléculas que están en un lugar que no deberían estar. Eso nos permite saber si hay un proceso pasando en un planeta o en una luna, y descubriendo eso, de ahí podemos apuntar a más con otras herramientas, con otros instrumentos.
Podemos empezar ya a buscar moléculas más complejas, como lípidos o moléculas que son más complejas que hacerlo ya in situ, ese es el proceso lógico. Primero el desequilibrio químico, luego vamos con herramientas más in situ, con robots, tomamos mediciones y ya nos acercamos más al hecho de ver si hay vida o no en ese lugar.
—¿Hasta ahora qué has descubierto respecto a la vida extraterrestre?
Bueno, en realidad no se ha descubierto vida, nada fuera de Tierra. Lo que cada día estamos descubriendo es qué lugares son habitables en el Sistema Solar. Por ejemplo, ya hemos entendido más sobre que ciertas zonas de Venus son muy calientes, pero las nubes pueden ser un poco más habitables.
En el caso de Marte, ya sabemos muchísimo del inventario de agua, dónde está el agua, dónde puede llegar a estar el agua, eso nos ha dado indicadores de lugares posiblemente habitables en Marte. Y también hemos buscado material orgánico que no sabemos cómo se produjo, pero probablemente sean elementos orgánicos que no tengan relación a vida, aunque nos dicen que los componentes para vida pueden llegar a existir en Marte.
También tenemos a las lunas Europa y Encelado (de Júpiter), que cada día las descubrimos más. ¿Qué son? Son lunas grandes que tienen una corteza de hielo y debajo de esa corteza de hielo se cree que hay océanos enormes subterráneos. Entonces, si en ese lugar subterráneo están las condiciones de vida, hay agua, hay material orgánico, y sabemos que hay geología activa, podría estar pasando algo o no debajo de la superficie de esos lugares.
—También un planeta tiene tu nombre, ¿cómo lograste esto?
Sí, es un planeta menor. Es como un asteroide, se podría decir. Es un honor, es un reconocimiento que la Unión Astronómica Internacional (IAU) da a científicos, como una forma de reconocimiento por el trabajo que uno hace. Entonces, a este asteroide, “(9724) Villanueva” , que fue descubierto en el año 78, le dieron ahora el nombre y le dieron mi nombre.
Es muy interesante, bueno, es un reconocimiento, pero también creo que es valioso porque no hay muchos minor planets que son de nombre hispano. Así que para Latinoamérica es importante que tengamos mayor visibilidad en ese tema.
—¿Y cómo es ser un hispano en la NASA? ¿Te has topado con otros hispanos?
Sí, no somos muchos hispanos, podríamos ser más. Es uno de los grandes objetivos que tengo y tenemos varios hispanos en la NASA. Quisiéramos ser más, que nos representemos y podamos mostrar nuevas ideas. Pero desde que llegué, desde el día que llegué a la NASA, me sentí siempre muy incluido, siempre ha sido un lugar de curiosidad, de compartir, creo que por eso me gusta que más gente vea que en ese sentido es una sociedad, una mini sociedad, muy equitativa, muy de desarrollo, muy de promover nuevas ideas. Y creo que eso llama a gente ya de por sí, de diferentes razas, géneros y demás. Mientras más diverso sea el entorno hay más ideas y más creatividad.
Por eso creo que ha sido muy positivo y tratamos de cada más. También es parte de lo que hacemos, por eso hace poco crearon “NASA en Español” y ahí hay mucho, hay un gran push dentro de la NASA para promover NASA en Español. Y eso no solamente beneficia a los hispanohablantes en Estados Unidos, sino en toda Latinoamérica.
Creo que es muy valioso porque es una conexión más estrecha y genera más herramientas para que los chicos se estén estimulados a conocer el espacio y desarrollar, estudiar ciencias técnicas, que con la NASA como exploración es un buen estímulo para estudiar estas carreras.
—¿Qué le dirías tú a los jóvenes que sueñan con estar en la NASA u otras agencias espaciales del mundo?
Si les gusta la astronomía, que, especialmente cuando uno es chiquito, que le gusta el espacio y esas cosas, ser astronauta y demás, bueno, que le den para adelante. Obviamente, cuando uno va madurando quizás se va a una carrera más de otro tipo, pero lo importante es saber que hay caminos, entender que está lejos, pero no es imposible.
En realidad hay muchos más caminos, hay muchos puentes para hacerlo. Es una cuestión de motivación y en cómo te especializas. Tengo muchos colegas que en realidad empezaron en un camino y terminaron en otro y son súper felices con ese camino. Van a encontrar ciertos obstáculos en ese camino, pero no son tantos. Hay que seguir para adelante.
Sí valoro el tema de manejar idiomas. Yo aprendí inglés y me abrió muchas puertas. Los chicos, si quieren hacer una carrera fuera del lugar, de la burbuja donde uno vive, los idiomas te abren no solamente posibilidades, sino culturalmente te permiten explorar y conocer otras culturas que son muy valiosas. Y para las carreras, obviamente las carreras técnicas ayudan, pero la NASA en realidad está compuesta de todas las áreas.
Por ejemplo, NASA tiene un gran elemento de comunicación para la ciencia, hacerla accesible. Ellos nos ayudan con los gráficos. Ahí tenemos diseñadores gráficos, visualizers, animadores 3D. Hay de todo tipo de especialistas que acompañan la ciencia para hacerla más accesible. Así que no todos tienen que ser físicos. Hay muchas carreras que uno puede hacer, ingeniero, técnico, mecánico, para trabajar dentro de NASA.