El concepto de “los lenguajes del amor”, teorizado por primera vez por un predicador bautista a principios de los años 90, se ha mantenido vigente en la “psicología popular” desde que fue propuesto, pero científicos cuestionan su precisión a la hora de efectivamente abordar las formas en que funcionan las relaciones.
La idea se originó cuando el predicador Gary Chapman publicó en 1992 su exitoso libro “Los 5 Lenguajes del Amor: El Secreto para un Amor Duradero”. Según su visión, para tener relaciones duraderas, se debe descubrir cuál de los cinco “lenguajes del amor” utiliza uno, cuáles utilizan sus parejas y cómo pueden trabajar juntos armoniosamente.
Estos cinco “lenguajes” serían los elogios, el tiempo de calidad, los regalos, los actos de servicio y el contacto físico.
Sin embargo, en un nuevo artículo publicado en la revista Current Directions in Psychological Science, investigadores de la Universidad de Toronto Mississauga abordaron lo que califican como una “obsesión del público con los lenguajes del amor”. Según su exhaustiva lectura de diez estudios científicos sobre relaciones, concluyeron que no hay mucho “respaldo empírico sólido” para la teoría.
Aunque la idea es aparentemente inofensiva, ha habido críticas durante años no solo hacia el material fuente, sino también respecto a la limitación de solo cinco “lenguajes del amor”.
La crítica más reciente, rescatada por Medical Xpress, destaca que es “inconcluso si los cinco lenguajes del amor representan realmente un marco significativo para entender las diversas formas en que las personas expresan y sienten el amor”.
Así, el equipo dirigido por la psicóloga de UTM, Emily Impett, sugiere que la teoría de Chapman tiene limitaciones en cómo se definen y eligen estos lenguajes. “Además, incluso si fuera cierto que los cinco lenguajes del amor propuestos por Chapman representan construcciones algo separables”, agrega el artículo, “es importante considerar que pueden no abarcar todas las formas significativas en que las personas expresan y sienten el amor”.
Impett, quien también dirige el Laboratorio de Relaciones y Bienestar de UTM, explicó que las personas determinan su “lenguaje de amor” principal mediante un cuestionario de Chapman, en el cual seleccionan las expresiones de amor que encuentran más significativas. Sin embargo, argumenta que estas elecciones forzadas no reflejan las compensaciones reales que se hacen en la vida cotidiana. Además, señala que Chapman desarrolló su teoría trabajando principalmente con parejas tradicionales blancas, religiosas y de género mixto.
“Las personas determinan su lenguaje de amor principal tomando el cuestionario de Chapman, que las obliga a seleccionar las expresiones de amor que encuentran más significativas”, cuestionó. “Podría ser elegir entre recibir regalos o tomarse de las manos, por ejemplo. Estos son intercambios que no tenemos que hacer en la vida real. De hecho, las personas informan que encuentran todas las cosas descritas por los lenguajes del amor increíblemente importantes en una relación”.
El artículo propone que el concepto de los “lenguajes del amor” se ha vuelto popular porque transmite “un mensaje fácil de digerir libre de jerga científica”, careciendo también de evidencia que lo fundamente. Como alternativa, Impett y su equipo sugieren otra metáfora simple: “una dieta saludable y equilibrada”.
“Mientras que la metáfora de los lenguajes de Chapman sugiere que las personas solo pueden sentir amor cuando su pareja habla su ‘lenguaje de amor’, la metáfora de la dieta saludable sugiere que las personas necesitan múltiples nutrientes esenciales para mantener relaciones satisfactorias”, indica el artículo.
Así, “aunque las personas ciertamente pueden mantenerse con vida consumiendo solo algunos ingredientes (por ejemplo, carbohidratos), finalmente necesitamos todos los ingredientes nutricionales clave (por ejemplo, carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales) para estar en el mejor estado de salud”.