Un escándalo azota al prestigioso Instituto Oncológico Dana-Farber, vinculado a la Facultad de Medicina de Harvard, luego de que se revelara que planea retractarse de seis estudios y corregir otros 31, todos ellos firmados por destacados investigadores de la institución, incluido su director general.
La revisión interna del instituto ha identificado 38 estudios con posibles manipulaciones, solicitando la retractación de seis y contactando con editoriales científicas para corregir otros 31, sumando un total de 37 estudios; el restante aún está siendo evaluado.
Las acusaciones de manipulación de datos, realizadas principalmente mediante prácticas rudimentarias como el copiar y pegar en programas de edición de imágenes como Adobe Photoshop, provienen del detective de datos Sholto David y sus colegas de PubPeer, un foro online que ha sido utilizado para exponer investigaciones dudosas.
El 2 de enero, David detalló en su blog “For Better Science”, dedicado a la integridad de la investigación, una extensa lista de posibles manipulaciones de datos por parte de los investigadores del Dana-Farber Cancer Institute (DFCI).
El foco de las acusaciones recae en imágenes que aparentemente presentan duplicaciones píxel a píxel, específicamente en datos como electrotransferencias, utilizados para visualizar proteínas en mezclas complejas.
Según Barrett Rollins, responsable de integridad de la investigación en el DFCI, David contactó al instituto con denuncias sobre 57 estudios dirigidos por ellos. Rollins aseguró a The Harvard Crimson que el DFCI está “comprometido con la responsabilidad e integridad”, y que “cada investigación relacionada con la integridad está siendo exhaustivamente examinada”.
Las acusaciones no solo alcanzan a investigadores de renombre, como la Presidenta y Directora General del DFCI, Laurie Glimcher, sino también al Vicepresidente Ejecutivo y Director de Operaciones, William Hahn, la Vicepresidenta Senior de Medicina Experimental, Irene Ghobrial, y el profesor de la Facultad de Medicina de Harvard Kenneth Anderson, constató Ars Technica.
Aunque Rollins es coautor de dos de los estudios bajo revisión, aseguró no estar involucrado en las decisiones relacionadas con ellos.
A pesar de la detección de datos falsos e imágenes manipuladas, Rollins insiste en que esto no implica necesariamente que se haya cometido un fraude científico intencionado, y destaca que la determinación final aún no se ha tomado. No obstante, los métodos utilizados para manipular datos en el DFCI, como el copiar y pegar, son comunes en estudios científicos fraudulentos.
Recientemente, todas las revistas de la editorial Science han implementado herramientas de inteligencia artificial para detectar este tipo de reciclaje de imágenes debido a su frecuencia.