Los científicos presentaron nuevos detalles de esta falla sísmica, que se encuentra en la pre-cordillera de Valparaíso y presenta similitudes con la Falla de San Ramón.

En Valparaíso existe una fractura sísmica similar a la Falla de San Ramón, que fue detectada hace unos 15 años en la localidad de Cariño Botado, ubicada en la pre-cordillera de la V región.

Muy poco conocida y nombrada, esta “amenaza” sísmica, como le llaman los expertos, se encuentra a 50 kilómetros de Santiago, según indica un comunicado de la Universidad de Chile, y está en la mira de los geólogos.

De hecho, un nuevo estudio desarrollado por un grupo de investigadores de la U. de Chile en colaboración internacional con University of Iceland, University of Toulouse (Francia) y Baylor University (EE.UU), entregó nuevos detalles de esta fractura, revelando que la Falla Cariño Botado y la Falla San Ramón están alineadas.

Para obtener estos resultados, los expertos realizaron mapeos en terreno, datación y revisión de bibliografía. Lo más difícil, comentó José Estay, investigador principal del estudio, fue identificar las últimas veces que se activó la Falla Cariño Botado.

“Los principales desafíos que enfrentamos para llevar a cabo el trabajo se relacionaron con dilucidar con mayor detalle el rango temporal de las últimas activaciones con evidencia de ruptura superficial de la falla, así como la cantidad de deslizamiento asociado”, explicó en un comunicado de la U. de Chile.

“En ese sentido, fue crucial encontrar un sitio con evidencia de su último período de actividad, seleccionar sedimentos adecuados para fechar este episodio e idear un método para estimar el deslizamiento asociado a este último movimiento”, agregó.

Nuevos detalles sobre la Falla Cariño Botado

En concreto, los investigadores pudieron identificar mejor la zona exacta donde se encuentra la fractura, que sería “en la pre-cordillera de la región de Valparaíso en sentido norte-sur”, dice el comunicado.

Por otro lado, recogieron que su extensión alcanza unos 15 kilómetros y que estaría en la categoría de “falla inversa”, es decir, “que monta rocas de millones de años de antigüedad del bloque cordillerano sobre sedimentos recientes de miles de años”.

Asimismo, concluyeron que es una falla activa, porque afecta a capas con sedimentos que tienen 8.700 años de antigüedad. Además, formaría parte del sistema estructural Pocuro, que abarca varias latitudes incluida la Falla de San Ramón.

En cuanto a sus efectos, los expertos estiman que podría producir movimientos sísmicos de magnitudes entre 6 y 7,5, pero superficiales. Además, se encontraron varias similitudes con la fractura sísmica de San Ramón, pero no se determinó el porqué de su conexión.

“Desde un punto de vista morfológico y estructural, la FCB presenta similitudes con la Falla San Ramón, aunque aún debe estudiarse si existe una conexión en profundidad“, puntualizó el Dr. Gabriel Easton Vargas, coautor del estudio e investigador del departamento de Geología U. de Chile.

“Proponemos que hay una potencial correlación temporal entre ambas fallas. Nuestro estudio muestra que la actividad de la FCB está acotada entre los 8.700 y 2.500 años. Nosotros planteamos que estaría más cerca de los 8.000 años, como la Falla San Ramón (…) Ambas comparten una similar ubicación espacial, se desarrollan en el borde occidental de la Cordillera Principal de los Andes, afectan depósitos de abanicos aluviales y se desarrollan terrazas fluviales en el bloque alzado de la cordillera“, añadió la Dra. Luisa Pinto Lincoñir, también coautora.

El estudio fue publicado a mediados de septiembre en la revista científica Geomorphology, y los expertos esperan que con estos resultados se puedan tomar medidas de prevención en el caso de un evento sísmico en la zona producto de la falla.

De hecho, las conclusiones fueron presentadas a la localidad. “Estas reuniones son importantes porque nos permiten generar conciencia en los habitantes de la zona, preparándolos frente a las amenazas de origen geológico como esta“, sugirió Pinto.

Pese a que este fenómeno se sigue estudiando, los expertos aseguran que la Falla Cariño Botado, no es alarmante por ahora. “A diferencia de otras amenazas geológicas, que suelen ser mucho más frecuentes, como inundaciones, erupciones, flujos de barro, etc., los terremotos corticales suelen suceder en contadas ocasiones a lo largo de miles o decenas de miles de años y tienen la capacidad de generar gran destrucción en su zona de ruptura”, concluyó José Estay.