Un “attosegundo” es tan corto que hay tantos en un segundo como segundos ha habido desde el nacimiento del universo. Hoy, los científicos pioneros en observar fenómenos subatómicos en esa escala de tiempo, Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L’Huillier, han ganado el Premio Nobel de Física 2023.
El galardón reconoce el trabajo y los métodos experimentales que estos tres científicos han llevado a cabo para generar pulsos de luz de una duración de attosegundos para investigar la dinámica de los electrones en la materia de los átomos.
Anne L”Huillier (París, Francia, 1958), de nacionalidad francesa y sueca, obtuvo en 1979 un doble máster en Física y Matemáticas y se doctoró en Ciencias Físicas en la Universidad Pierre y Marie Curie de París en 1986.
Catedrática de Física Atómica en la Universidad de Lund (Suecia) desde 1997, ha sido beneficiaria de ocho proyectos financiados por la Unión Europea desde 1993 a la actualidad y fue Miembro del Comité Nobel de Física entre 2010 y 2015.
Por su parte, Ferenc Krausz, de nacionalidad húngara y austríaca, es desde 2004 catedrático de Física Experimental en la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich (Alemania).
Desde 2003, es uno de los cinco directores del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica, además de director científico del Centro de Investigación en Huella Digital Molecular de Budapest y director del Centro de Aplicaciones Avanzadas del Láser (Múnich) y del Laboratorio de Fotónica Extrema de la misma ciudad.
El físico Pierre Agostini, también francés (1968), es graduado en la Universidad Aix-Marseille (Francia) y profesor de la Universidad del Estado de Ohio, en EEUU.
Los tres galardonados han desarrollado las técnicas pioneras que permiten a los físicos observar los movimientos de los electrones de un átomo en la escala del “attosegundo”, equivalente a la trillonésima parte de un segundo.
Los métodos de estudio basados en el “attosegundo” costaron un Nobel de Física
Las herramientas de luz láser desarrolladas por los premiados han abierto un nuevo campo de investigación que puede impulsar múltiples aplicaciones en áreas diversas como la electrónica, el diagnóstico de enfermedades, el desarrollo de nuevos materiales y la búsqueda de fuentes limpias de energía.
En 1987, L’Huillier descubrió que al transmitir luz láser infrarroja a través de un gas noble surgían muchos sobretonos de luz diferentes.
Cada sobretono es una onda luminosa con un número determinado de ciclos por cada ciclo de la luz láser. Se deben a la interacción de la luz láser con los átomos del gas, que proporciona a algunos electrones una energía extra que se emite en forma de luz.
L’Huillier siguió explorando este fenómeno, sentando las bases para posteriores avances.
En 2001, Pierre Agostini consiguió producir e investigar una serie de pulsos de luz consecutivos, en los que cada pulso duraba sólo 250 attosegundos. Al mismo tiempo, Ferenc Krausz trabajaba con otro tipo de experimento, uno que permitía aislar un único pulso de luz que duraba 650 attosegundos.