El físico teórico especializado en astrofísica y cosmología Abraham Loeb, conocido popularmente como “Avi Loeb”, hace noticia cada cierto tiempo por sus controversiales teorías sobre la vida extraterrestre. Pero pese a que es tan admirado como criticado, tiene una brillante carrera en las ciencias del espacio.
Nacido en Israel en 1962, de acuerdo con su biografía en el sitio oficial de Harvard, Loeb obtuvo a los 24 años un doctorado en física de plasma de la Universidad Hebrea de Jerusalén y dos años después de obtener este título fue parte del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde se mantuvo hasta inicios de los 90’s explorando la astrofísica teórica.
Fue exactamente en 1993 cuando llegó a la Universidad de Harvard, donde ejerció como profesor titular y algunas décadas después escaló al puesto de presidente del Departamento de Astronomía de Harvard donde permaneció hasta el 2020.
Entre otros de sus puestos destacados también es expresidente de la Junta de Física y Astronomía de las Academias Nacionales y actualmente se desempeña como jefe del Proyecto Galileo, con el que se dedica a la búsqueda de vida extraterrestre.
Loeb también ha publicado más de 1.000 artículos de investigación relativos a estudios cosmológicos sobre las primeras estrellas, los agujeros negros, el Big bang y hasta ahora tiene 8 libros bajo su autoría. Entre ellos figuran algunos como Extraterrestres: la humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra o Interestelar: la búsqueda de vida extraterrestre y nuestro futuro en las estrellas.
Sumado a la experiencia que tiene también en otras instituciones científicas del mundo, Avi Loeb no es sólo reconocido en el nicho. De hecho, en 2012, la revista Time lo incluyó en la lista de las personas más influyentes en los estudios espaciales, donde figuran sólo 25 científicos del mundo.
Pero, ¿qué es lo que hace a Loeb tan controversial y renombrado en estos días? Su teoría sobre la vida inteligente fuera del Sistema Solar, que sus pares miran con ojos críticos.
Abraham Loeb y Oumuamua
Esta semana, Loeb apareció en los tabloides a raíz de las recientes declaraciones de David Charles Grusch, exoficial de inteligencia de EE.UU, que a finales de julio juró ante el Congreso que el gobierno tiene en su poder tecnología extraterrestre y restos biológicos “no humanos”.
Si bien, Grusch presentó estas declaraciones sin ninguna prueba, muchos se tomaron sus palabras como la “confirmación” de la existencia de los alienígenas y ante las especulaciones, algunos medios recordaron la teoría más controvertida de Loeb.
Esta se remonta al 2017, cuando un telescopio en Hawái descubrió el primer objeto interestelar que visitó el Sistema Solar, que fue llamado Oumuamua, que en hawaiano significa “explorador”. Varios telescopios lo observaron por 3 noches hasta que finalmente se alejó.
El telescopio divisó al objeto cuando se encontraba a unos 30.000.000 de kilómetros de la Tierra y de él se obtuvieron pocos datos porque al venir desde afuera del Sistema Solar, pasó tan rápido que asimismo se perdió en la lejanía y probablemente, nunca más vuelva.
Sin embargo, los datos recogidos fueron suficientes para que los científicos comenzaran a teorizar, fue entonces que Loeb, siempre fascinado por la posibilidad de encontrar vida inteligente extraterrestre, hizo sus propios estudios.
Y es que Oumuamua, no era un objeto normal, de acuerdo con BBC News, media 400 kilómetros de largo, su ancho era 10 veces menor, su superficie era rojiza, su brillo cambiaba abruptamente y su trayectoria era hiperbólica, es decir, que se movía con más fuerza de la necesaria para escapar de la gravedad de otro objeto.
Las primeras teorías sugerían dos opciones, un cometa o un asteroide. Sin embargo, no se pudo comprobar ni confirmar. En primer lugar, los científicos señalaron que no podía ser un cometa porque no registraron una “cola” de partículas de hielo y polvo que es característica de estos objetos.
Por otro lado, apuntaron a que podía ser un asteroide y que su movimiento hiperbólico tendría que ver con que en algún momento chocó con otro objeto que lo impulsó, pero esta hipótesis tampoco se pudo comprobar.
Por último, Avi Loeb planteó la posibilidad de que fuera un objeto “artificial”, hecho por una civilización inteligente.
Las “locas” ideas de Avi Loeb
“Oumuamua puede ser una sonda totalmente operacional enviada de manera intencional a las proximidades de la Tierra por una civilización alienígena“, redactó Loeb en un paper que escribió a la par con Shmuel Bialy y que se que publicó en 2020 en la revista Astrophysical Journal Letters.
En la misma línea, sugirió que, de no ser una sonda espacial extraterrestre o alguna especie de nave, también podría ser el fragmento de un objeto como este que de alguna forma se destruyó y ahora viaja por el cosmos como chatarra espacial.
Pero la teoría que desarrolló Loeb junto Bialy plantea principalmente que podría tratarse de un dispositivo tecnológico avanzado, como una “vela solar”, que se mueve obteniendo energía de la radiación que proviene del plasma que expulsan las estrellas.
“¿Qué podría causar el exceso de aceleración de Oumuamua? Esa es la pregunta fundamental que intentamos responder. Si no es la cola de un cometa que lo empuja, ¿qué más podría ser? Nosotros proponemos que se trata de la radiación solar”, comentó en ese entonces a BBC.
Este no ha sido el único paper de Avi Loeb respecto a Oumuamua, según su repositorio de Harvard, unos 21 artículos corresponden a teorías sobre este objeto, donde analiza cada una de las variables. Pero lo cierto es que probablemente jamás llegue a confirmar o descartar su teoría, aunque la mantiene hasta hoy pese al rechazo de la comunidad.
Si bien muchos científicos admiran su amplio curriculum y comparten sus perspectivas en cuanto a otros estudios que no tienen que ver con Oumuamua, la mayoría son reacios a creer en estas hipótesis, pero ¿qué piensa él al respecto?
Abraham Loeb defiende sus hipótesis
Las primeras teorías de Oumuamua comenzaron en 2018 y el auge de los papers de Loeb fue en 2020, pero en 2021 continuó reafirmando sus ideas. En una entrevista con la BBC mencionó que sigue pensando igual, pese a que muchos científicos continúan intentando probar que el objeto simplemente es de origen natural, algo que tampoco se ha podido descartar o confirmar.
“Oumuamua fue el primer objeto detectado proveniente de fuera del Sistema Solar, y de hecho lucía muy extraño. Tenía varias anomalías que me convencieron de que podría ser un artefacto de una civilización tecnológica“, comentó al medio.
En la misma línea, argumentó que “en 2020, el mismo telescopio que lo detectó observó otro objeto, conocido como 2020 SO, que se comportaba de manera similar, y resultó ser el propulsor de un cohete construido en 1966. (…) Sabemos entonces que los humanos construimos ese objeto artificial. La pregunta es quién produjo a Oumuamua”.
El científico, incluso apuntó a futuros estudios desde Chile. “La manera de responder esa pregunta es que, si otro objeto se acerca a nosotros, lo podríamos detectar tempranamente, ya sea con el mismo telescopio Pan STARSS, o el Observatorio Vera C. Rubin que se terminará de construir en dos años en Chile, por ejemplo, y podemos lanzar una nave equipada con una cámara que tome una fotografías y nos diga si es un objeto artificial o una roca”, agregó.
Pese a su entusiasmo, admite que no tiene la certeza. “No recopilamos suficiente evidencia. La razón por la que yo digo que quizás es artificial es por su anomalías“, completó.
Sobre otros estudios, recalcó que plantean hipótesis que, igual que las suyas, no se confirman ni descartan. “Después de que yo publicara mi estudio, otros científicos propusieron otras posibles explicaciones para argumentar que Oumuamua tenía un origen natural, pero todas ellas estaban asociadas a un objeto que no habíamos visto nunca antes”, puntualizó.
“Mi punto es que si es algo que nunca hemos visto, también deberíamos contemplar la posibilidad de que sea de origen artificial“, concluyó.
La búsqueda de vida extraterrestre
Avi Loeb también ha criticado en reiteradas ocasiones que, la búsqueda formal de vida extraterrestre que existe hoy, no sería la correcta o la más certera. La NASA por ejemplo, principalmente busca componentes que sugieran indicios de vida en otros planetas, mientras que otros organismos de estudios espaciales buscan señales de radio, pero hay otros métodos que podrían funcionar, propone.
“Podemos hacer arqueología espacial, en busca de reliquias o equipamientos de otras civilizaciones, como si fueran botellas en el mar”, planteó en la misma entrevista.
“Creo que no hemos estado buscando de manera correcta. En los últimos 70 años hemos buscado sobre todo señales de radio. El problema con eso es que es similar a una conversación telefónica, necesitas que tu interlocutor esté vivo, y la mayoría de las civilizaciones que existieron en el pasado puede que ya estén muertas”, agregó.
Pese a no tener pruebas, el científico se mantiene firme ante la idea de la existencia de otras civilizaciones. En la entrevista le preguntaron si creía que los humanos estamos solos en el Universo y allí apeló a la modestia.
“Por pura modestia, creo que no. Además, no hemos buscado lo suficiente para llegar a una conclusión. Creo que no solamente no estamos solos, si no que quizás no somos los chicos más listos de la cuadra”, expresó.
En otra entrevista con el medio ABC, también señaló la importancia de hacer contacto con otros seres.
“Si nos topáramos con otros seres inteligentes, eso cambiaría radicalmente la imagen de lo que somos, de lo que representamos. Además, las inteligencias extraterrestres podrían multiplicar nuestro conocimiento de forma imposible de cuantificar. Sería como si una persona de la Edad Media fuera catapultada al siglo XXI”, teorizó.
“Nuestro horizonte se ha ido ampliando a lo largo de la historia, del individuo a la familia, luego al clan y después al país. Más tarde descubrimos otros continentes en los que también vivían seres humanos. Si ahora encontramos otras criaturas fuera de la Tierra, estaríamos ante la ampliación definitiva de nuestro horizonte“, completó.
Si las teorías de Abraham Loeb sobre Oumuamua fueran ciertas, entonces podríamos decir que los extraterrestres ya visitaron el Sistema Solar o al menos, ya saben donde estamos. Pero como dijo una vez el célebre astrofísico Carl Sagan: “afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias” y hasta ahora, no las tenemos.