Los científicos descubrieron que los macacos rhesus machos de una pequeña isla de Puerto Rico tienen más sexo entre sí que con las hembras. Según el equipo, este comportamiento puede deberse en parte a la genética.
El equipo de investigadores también encontró que los monos macho que tenían más relaciones sexuales con otros machos tendían a engendrar más descendencia, lo que sugiere que el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo supone un estímulo a la hora de reproducirse.
“Encontramos todo lo contrario de lo que se decía antes, que por lo general, cuanto más sexo homosexual tienen los animales, menos crías tendrán”, declaró Vincent Savolainen, profesor de biología organísmica del Imperial College de Londres (Reino Unido).
En la década de 1930, científicos fundaron una colonia de monos en la pequeña isla de Cayo Santiago, en Puerto Rico, con fines de investigación. Conocida localmente como la Isla de los Monos, en la actualidad viven libremente más de 1.700 macacos rhesus (Macaca mulatta).
Sexo entre machos: una conducta demasiado común entre los macacos rhesus
En un estudio publicado el pasado 10 de julio en la revista Nature Ecology and Evolution, los investigadores analizaron el comportamiento homosexual entre los machos de la isla, y descubrieron que era extremadamente común entre los 236 monos macho que observaron.
El equipo registró la frecuencia con la que los monos macho montaban o eran montados por otros machos y la frecuencia con la que los machos montaban a las hembras durante tres periodos: 2017, 2019 y 2020. Detectaron que el 72 % de los machos tenían relaciones sexuales entre sí, mientras que solo el 46% lo haría con las hembras.
Cabe destacar que ya habían observado conductas sexuales entre miembros del mismo sexo en una gran variedad de animales, como insectos, reptiles, aves y primates, pero en general se consideraba un comportamiento poco frecuente.
Los investigadores pensaban que este comportamiento reduciría la reproductividad de los animales, pero tras el análisis, el equipo descubrió que este comportamiento aumentaba el éxito reproductivo.
“Descubrimos que este comportamiento entre machos les ayuda a formar coaliciones: cuando se unen al mantener relaciones sexuales, luchan juntos contra otros machos (con los que no están manteniendo relaciones)”, explicó Savolainen.
“Como resultado, probablemente obtienen una ventaja en el grupo, acceden a más hembras y acaban teniendo más crías”, indicó.
El rol de la genética
Como todos los macacos recién nacidos son vigilados para determinar su parentesco, el equipo pudo estudiar cómo la genética puede influir en la probabilidad de que un mono macho tenga relaciones sexuales con otros machos.
Los investigadores compararon las secuencias de ADN de las muestras genéticas recogidas de los monos con sus hábitos sexuales y descubrieron que los factores genéticos pueden ayudar a explicar el 6,4% del comportamiento sexual observado, mientras que las diferencias restantes parecen deberse a factores ambientales, como la distribución por edades.
“Es la primera vez que podemos demostrar que el comportamiento homosexual en estos animales tenía en parte una base genética”, afirma Savolainen.
Como el comportamiento es hasta cierto punto heredable, esto sugiere que podría seleccionarse mediante el proceso de selección natural, en el que los genes que aumentan el éxito reproductivo de un animal se extienden más en una población.
El siguiente paso consistirá en determinar exactamente qué genes podrían desempeñar un papel. “Ahora vamos a secuenciar el genoma completo de todos estos animales para averiguarlo”, dijo Savolainen.
Los hallazgos, añadió, podrían afectar a la forma en que vemos la homosexualidad entre los seres humanos.
Savolainen añadió que si los hallazgos pueden ayudar a acabar con la estigmatización que rodea al comportamiento sexual entre personas del mismo sexo, sería un resultado positivo e importante.
Editado por Erick Elola.