Pese a sus invaluables aportes durante la Segunda Guerra Mundial, pese a convertirse en el padre de la informática y adelantarse décadas a su época, llegando incluso a imaginar la existencia de la inteligencia artificial, Alan Turing murió en desgracia tras ser condenado y castrado por su sexualidad. Hace pocos años, recién, fue indultado por su 'crimen', tras décadas en las cuales las ciencias computacionales florecieron sobre los fundamentos dejados por él.
Este viernes 23 de junio se cumplieron 111 años del nacimiento de Alan Turing, un nombre cada vez más relevante desde que ChatGPT catapultara la industria de la inteligencia artificial al ojo público.
Ello, por cuanto este matemático, criptoanalista e informático teórico diseñó lo que llegó a ser conocido como el “Test de Turing” en un estudio publicado en 1950, cuando el diseño de una IA capaz de imitar el comportamiento humano.
Hoy, en un tiempo en que esta tecnología promete sacudir todas las industrias tras la irrupción de las IAs generativas, esta prueba vuelve a la memoria.
¿Qué es el Test de Turing?
El Test de Turing es un método diseñado para determinar si una máquina puede demostrar inteligencia humana al conversar con un humano, sin que éste detecte que en realidad está hablando con una máquina.
Para ello, según lo diseñó el matemático, se introducen un “juez”, una persona y un programa computacional en una sala de interrogatorios el cual no se ven entre sí.
De esta forma, el “juez” debe conversar con sus dos interlocutores, debiendo identificar cual es humano y cual no. Si fracasa en distinguirlos correctamente, se considera que la máquina pasó el Test.
Si bien éste es aún utilizado, también es cuestionado por cuanto se enfocaría demasiado en el lenguaje en desmedro de otros aspectos de la inteligencia, como la percepción, la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Por ello, si bien su superación es un paso clave en el avance de las IA, no sería un momento definitorio en el que podamos realmente decir que una máquina alcanzó la “conciencia”, explicó el divulgador científico Phillip Ball ante la BBC.
¿Alguna máquina ha pasado el Test de Turing?
Sí, y mucho antes de que siquiera saliera al mercado ChatGPT. Al menos cinco “supercomputadoras” lo han conseguido.
El primer caso ocurrió en 2014, cuando un falso niño ucraniano de 13 años llamado Eugene Goostman. Fue considerado un hito.
Según lo reportó en ese entonces la BBC, la hazaña fue conseguida durante un evento en la Universidad de Reading, en el cual “Eugene” engañó al 33% de los ‘jueces’ tras conversar 5 minutos con ellos, por escrito (o sea, ‘chat’). Si superaba el 30%, ya se daba por exitoso.
Desde entonces, los investigadores del área han ido progresivamente abandonando el test, para desarrollar otras formas de medir si una IA pasa por humana o no.
Así, actualmente las IAs generativas, que funcionan a partir de Grandes Modelos de Lenguaje (LLM por su sigla en inglés), son sometidos a otras pruebas como la Evaluación de Comprensión General del Lenguaje (GLUE) y el Conjunto de datos de respuesta a preguntas de Stanford (SQuAD).
Alan Turing, su legado
Sin embargo, el legado de Turing como referente en el área y como el ‘padre’ teórico de las ciencias computacionales y la inteligencia artificial, desarrollando los conceptos fundamentales de los algoritmos cuando ni siquiera existían los computadores con su Máquina de Turing.
Incluso, llegó a postular que el cerebro humano es esencialmente una máquina digital de cómputo, y su prueba es considerada una de las inspiraciones detrás de los “Captcha” que vemos todos los días en internet. Esa breve prueba en la que un usuario debe distinguir letras o imágenes para demostrar que “no es un robot”.
Sin embargo, el científico es más conocido por su papel durante la Segunda Guerra Mundial, cuando trabajó para el gobierno británico decodificando los mensajes encriptados por la máquina nazi Enigma. Dicha ‘leyenda’ ha quedado plasmada ya varias veces en ficción y documentales, siendo objeto por ejemplo de la película El código Enigma, con Benedict Cumberbatch dando vida al matemático.
Pese a todo, los logros y aportes de Alan Turing fueron opacados por su homosexualidad, siendo condenado por ella en 1952 y sometido a castración química. Dos años después, el 7 de junio de 1954, se suicidó.
Debieron pasar décadas, hasta que finalmente en 2014, la Reina Isabel le indultara póstumamente, en un acto simbólico.
“Un indulto de la reina es un tributo acorde a un hombre excepcional”, expresó el entonces secretario de Justicia británico, Chris Grayling. “El Dr. Turing merece ser recordado y reconocido por su fantástica contribución a los esfuerzos bélicos y su legado a la ciencia”.