La Administración Nacional Atmosférica y Oceánica (NOAA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos anunció el pasado 9 de marzo el fin del Fenómeno de la Niña en el planeta, tras analizar los datos recibidos del Centro de Predicción del Clima (NWSCPC).
El fenómeno de La Niña se caracteriza por un enfriamiento de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial. Se produce cada dos o siete años y alterna con el episodio inverso y momentos neutros. Estas variaciones de temperaturas pueden provocar fluctuaciones importantes del clima en el mundo.
En palabras del Dr. Martín Jacques, del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, “la Niña es la ‘fase fría’ del fenómeno llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), que modula las condiciones climáticas a nivel global, y particularmente la variabilidad año a año del clima en Chile”.
El actual episodio empezó en septiembre de 2020 y logró mitigar en parte el calentamiento global, pero tanto 2021 como 2022 fueron los años más cálidos registrados desde 2015, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su actualización trimestral.
Según explica la climatóloga Emily Becker en el sitio web de la NOAA, esta ‘fase fría’ termina tras tres años de presencia en el Pacífico ecuatorial y en las costas de Sudamérica, uno y medio de ellos ininterrumpidos, esperándose que sus patrones disminuyan durante las próximas semanas.
Respecto de un potencial paso hacia el Fenómeno de El niño, el geofísico explica que “muchos de nuestros modelos climáticos están prediciendo una transición más tarde durante este año. Sin embargo, ahora mismo es un momento muy engorroso del año para los modelos”. Esto último, debido a la “barrera de previsibilidad” de la primavera boreal, que marca un punto en que un elevado número de eventos climáticos asociados a El Niño complican los pronósticos.
Efectos en Chile
Los últimos tres años, los efectos de La Niña estuvieron presentes en el clima chileno: “Una consecuencia relevante es la disminución de la precipitación de invierno en Chile centro-sur. Sin embargo, en veranos con señal La Niña, hay una tendencia a registrar mayor precipitación en el Altiplano y en la zona austral de Chile, y mayores temperaturas máximas en el Valle Central”, detalla Jacques.
“Todo eso ha sido parte de lo que hemos observado recientemente en términos meteorológicos. Eventos de La Niña se alternan cada pocos años con eventos de El Niño, cuyas características son esencialmente opuestas. Sorprendentemente, el evento que ahora finaliza fue catalogado como ‘La Niña triple’, pues comenzó en septiembre de 2020″.
Ahora que llega a su fin, el ciclo se mantiene en condiciones neutras. “Esto significa que se debilitan el forzamiento del clima asociado a este fenómeno; es decir, se espera que se atenúen las anomalías de la temperatura superficial del mar y se debilite la intensidad del Anticiclón del Pacífico Suroriental. En otras palabras, se ‘apaga’ momentáneamente un factor modulador del clima, hasta que vuelva a reactivarse (presumiblemente en la fase cálida de El Niño)”.
“Es una buena noticia, en el sentido que desaparece un ingrediente de la sequía prolongada en Chile centro-sur. Sin embargo, hay que considerar que existen otros factores que determinan las condiciones del clima, que operan además en otras escalas de tiempo”, advirtió el especialista. “Por ejemplo, más allá de ENOS (de escala interanual), actualmente observamos un forzamiento decadal que es principalmente responsable de la “Megasequía” en Chile central (presente desde 2010)”.
Además, acota, existen factores que operan en escalas semanales, “superponiéndose” todos estos factores para generar las condiciones climáticas y atmosféricas.
¿Qué se viene ahora?
“El Niño se asocia con condiciones que propician precipitaciones de invierno en Chile centro-sur y, en general, con temperaturas más altas a lo largo de la costa del país. Hay centros que realizan pronósticos para los próximos meses usando varios modelos computacionales internacionales”, indica el científico climático.
Por ejemplo, “el Instituto Internacional de Investigación del Clima y la Sociedad predice que las condiciones neutras se mantendrán durante el otoño y luego vendrá un evento de El Niño en el invierno. Sin embargo, algunos expertos señalan que que El Niño podría retrasar su llegada”.
“Hay que indicar que justamente estamos ahora en el periodo del año que ha mostrado ser más complejo para proyectar condiciones futuras de ENOS, lo que se denomina una ‘barrera de predictibilidad’. De todas maneras, si El Niño se estableciera en invierno o primavera, podríamos esperar condiciones algo más favorables para las precipitaciones en Chile centro-sur”, explica.
Respecto de la megasequía que afecta al país, Jacques indica que aún existe “incertidumbre” respecto de su futuro: “Hay que destacar nuevamente que hay más factores o ingredientes relevantes en la modulación del clima, como la Oscilación de Madden-Julian, que es un fenómeno esencialmente tropical y que opera en la escala de algunas semanas. Por lo pronto, en consecuencia con esta última señal, la Dirección Meteorológica de Chile ha pronosticado un marzo más lluvioso que lo normal desde Ñuble hacia el sur. Aunque ha llovido más al sur este mes, los sistemas frontales no han alcanzado significativamente al Ñuble y Bío Bío”.
Efecto en el Calentamiento Global
Previamente, a principios de marzo la agencia meteorológica de Naciones Unidas advirtió tras que un excepcionalmente largo fenómeno climático de La Niña, que intensificó la sequía y las precipitaciones, una posible vuelta del episodio cálido de El Niño amenaza con batir récords de temperaturas mundiales.
“El enfriamiento provocado por el largo episodio de La Niña contuvo temporalmente el aumento de las temperaturas mundiales, a pesar de que el período de los últimos ocho años fue el más cálido jamás registrado”, declaró el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
La agencia de la ONU advirtió sin embargo que aunque La Niña llega a su fin, existen altas probabilidades que se produzca el fenómeno cálido inverso, llamado El Niño.
“Si ahora entramos en una fase de El Niño, es probable que se produzca otro repunte de las temperaturas mundiales”, añadió.
“El seguimiento de la oscilación entre las dos fases ayuda a los países a prepararse para posibles impactos, como inundaciones, sequías o calor extremo”, declaró a Agence France-Presse.
Aunque El Niño y La Niña son fenómenos naturales, se producen en un “contexto de cambio climático provocado por la actividad humana que aumenta las temperaturas globales, afecta a los patrones estacionales de lluvias y provoca temperaturas más extremas”, subraya la OMM.