Gracias a la inteligencia artificial finalmente se ha podido descifrar un pergamino dañado sobre las dinastías que sucedieron a Alejandro Magno.
Cuando el Vesubio entró en erupción en el año 79 d.C., no solo dañó y enterró consigo los edificios y estructuras de la célebre ciudad romana de Pompeya, sino también todos los tesoros que albergaba ella. Entre estos, un “libro perdido” de 2.000 años de antigüedad sobre las dinastías que sucedieron a Alejandro Magno, que, hasta la fecha, tras haber quedado parcialmente destruido, era imposible de descifrar.
Ahora, siglos después –entre otras entregado posteriormente a Napoleón Bonaparte–, ha podido finalmente ser entendida gracias a la inteligencia artificial (IA), según informa Live Science.
“Probablemente se trate de una obra perdida”, declaró Richard Janko, profesor universitario de estudios clásicos Gerald F. Else de la Universidad de Michigan, durante una presentación en la reunión anual conjunta del Instituto Arqueológico de América y la Sociedad de Estudios Clásicos, celebrada en Nueva Orleans el mes pasado, informó Live Science.
“Contiene los nombres de varias dinastías macedonias y generales de Alejandro”, agregó Janko, señalando que también incluye “varias menciones del propio Alejandro”.
A pesar de la ayuda de las nuevas tecnologías, de momento, solo pueden leerse algunas partes del texto del dañado rollo de papiro enrollado. Según el medio científico, el texto menciona a los generales macedonios Seleuco, que llegó a gobernar una gran cantidad de territorio en Oriente Próximo, y Casandro, que gobernó Grecia tras la muerte de Alejandro. Esto después de la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C., cuando su imperio se desmoronó.
Origen del misterioso pergamino
El origen del libro perdido se remonta a la Villa dei Papyri de Herculano –destruida junto con Pompeya–, famosa por su vasta colección de rollos de papiro. En 1804, Napoleón Bonaparte obtuvo el papiro y posteriormente lo donó al Instituto de Francia en París, donde permanece hasta nuestros días.
Según Janko, un intento anterior de desenrollar el papiro en 1986 provocó nuevos daños.
Brent Seales, director del Centro de Visualización y Entornos Virtuales de la Universidad de Kentucky, ha ayudado a Janko a estudiar el papiro mediante aprendizaje automático. El equipo ha entrenado un programa informático para detectar tinta en los papiros, tomando miles de radiografías para crear imágenes digitales en 3D.
“Tienen escritura visible, por lo que podemos emparejar las ubicaciones de la tinta con el lugar exacto para buscar esa tinta en la micro-TC”, dijo Seales a Live Science.
Janko también destacó que el trabajo del equipo está haciendo gradualmente más legible el texto “Con cada iteración de su trabajo [de Seales], la capacidad de leer más de estos fragmentos es cada vez mejor”, afirmó Janko.
Live Science también informó de que gran parte del pergamino sigue siendo un misterio. No hay detalles sobre por qué el pergamino estaba dentro de la villa. Tampoco se conoce el autor del texto.